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Más allá de las noticias de los medios y el baile de cifras, lo que toca la fibra son las pequeñas historias.
Como ya he comentado, la Empta Wordas trabaja en el ámbito sanitario, está haciendo turnos de 12 horas seguidas, y del jueves al viernes llegó a trabajar 24 sin descanso. No es porque haya mucha gente que viene por el coronaddon, es más que eso. El personal sanitario va cayendo, uno tras otro, y no queda otra. Es como en la guerra el que porta la bandera.
Una compañera pilló el bicho, su madre se lo contagió, una mujer mayor con problemas de todo tipo. La compañera está confinada en casa y su madre ha fallecido. Mañana será enterrada y ella no podrá ni despedirse de su madre.
Ahora los políticos vendrán con sus mierdas y su unidad. Pero lo que hace grande a este país o lo que sea esto, no son precisamente sus políticos. Más allá de destacar la minoría de personas que se han ido a la costa, o los tweets vomitivos de supremacistas de la mierda como la Punsatí, o de los ciclistas disfrazados de payasos, hay gente ahí fuera partiéndose el lomo.
Por otro lado, las cifras de infectados es una chufla, más que nada porque ya no se hacen pruebas para ver si se tiene o no se tiene.
Como ya he comentado, la Empta Wordas trabaja en el ámbito sanitario, está haciendo turnos de 12 horas seguidas, y del jueves al viernes llegó a trabajar 24 sin descanso. No es porque haya mucha gente que viene por el coronaddon, es más que eso. El personal sanitario va cayendo, uno tras otro, y no queda otra. Es como en la guerra el que porta la bandera.
Una compañera pilló el bicho, su madre se lo contagió, una mujer mayor con problemas de todo tipo. La compañera está confinada en casa y su madre ha fallecido. Mañana será enterrada y ella no podrá ni despedirse de su madre.
Ahora los políticos vendrán con sus mierdas y su unidad. Pero lo que hace grande a este país o lo que sea esto, no son precisamente sus políticos. Más allá de destacar la minoría de personas que se han ido a la costa, o los tweets vomitivos de supremacistas de la mierda como la Punsatí, o de los ciclistas disfrazados de payasos, hay gente ahí fuera partiéndose el lomo.
Por otro lado, las cifras de infectados es una chufla, más que nada porque ya no se hacen pruebas para ver si se tiene o no se tiene.
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