Gideon Rachman, jefe de política internacional del FT, es probablemente el analista más influyente del mundo. En esta entrevista, advierte del posible reordenamiento del mundo tras el coronavirus
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Gideon Rachman, jefe de política internacional del FT, es probablemente el analista más influyente del mundo. En esta entrevista, advierte del posible reordenamiento del mundo tras el coronavirus
En una entrevista con El Confidencial, Rachman reconoce que Pekín ha sido capaz de darle a la vuelta a la crisis del coronavirus. Sin embargo, pide no dar por muerto a EEUU demasiado pronto y estar alerta ante un posible movimiento militar de Rusia o China por la debilidad de Occidente. Además, aprovecha para mandar un mensaje al Gobierno de España: si no gestiona bien la crisis, el país puede salir más euroescéptico y radicalizado que nunca.
P. ¿Y estamos ante el fin de la globalización tal y como la conocemos o son exageraciones?
R. Quizá, puede ser. Depende de la proyección. Si milagrosamente encontramos la forma de parar al virus y conseguimos volver al estado normal en otoño, no. Pero si esto continúa un año y hay tantos muertos como estima el Imperial College en los peores escenarios —1,2 millones solo en EEUU—, es inconcebible pensar que la globalización volverá a ser lo que era antes.
P. En su última columna, asegura que cada vez está más claro que China está en auge y Occidente en caída libre. O al menos ese es el pensamiento común.
R. Lo he valorado mucho desde que lo escribí. Pasará eso si EEUU sufre económicamente, el virus golpea a sus ciudadanos y aumenta la polarización. Todo eso es probable que ocurra. Si es así, en un par de años la gente dirá que, a partir de este momento, se le empezó a perder el respeto a EEUU en favor de China. En cambio, China emergerá como el país en el que surgió el virus pero fue capaz de solucionarlo a nivel interno y ayudar de forma generosa al resto del mundo para que lo superaran. Así se gana la legitimidad.
Pero eso es solo una posibilidad. Todavía es muy pronto. También es posible que China se equivoque, se enfrente a América y aumente el odio hacia los chinos. Imagínate que, de repente, Trump eleva los aranceles a China al 50% o 60%. China sigue siendo la fábrica del mundo, su economía está basada en las exportaciones. Si ocurre eso, las cosas tampoco volverán a ser como antes. Todas las proyecciones chinas quedarán desbaratadas: desempleo masivo, muchísima gente sin sanidad universal gratuita, protestas en las calles...
P. En cierto modo, lo primero que le interesa a China es que Europa y EEUU se recuperen cuanto antes. Necesita sus mercados.
R. Pekín no se puede permitir antagonizar ni con EEUU ni la UE. Incluso en el mejor escenario que te imagines para China después de esta crisis, ellos seguirán dependiendo de EEUU y Europa y necesitarán su legitimidad. China teme que corten lazos comerciales en cualquier momento.
P. Su envío de materiales médicos podría ir en esta línea: un truco de magia para que el mundo se olvide de que ellos fueron los culpables iniciales del brote. Y está funcionando.
R. Ha empezado muy bien, con el envío de materiales médicos a Italia y España. Pero es una situación muy peligrosa. La gente no se va a olvidar de que esto empezó en China. Y los chinos, aunque son muy buenos en las relaciones bilaterales entre gobiernos, emiten mensajes muy extremos desde el Ministerio de Exteriores. El lenguaje que usan cuando se enfadan es muy agresivo. La propaganda china se puede convertir en un bumerán.
P. ¿Cómo ve la situación en Estados Unidos? ¿El coronavirus puede ser la puntilla de Trump para que no logre su reelección?
R. Los republicanos están alabando a Trump por su gestión. América está tan polarizada que Trump puede decir que disparará a alguien en la Quinta Avenida y no pasaría nada. Aunque Trump negó y gestionó muy mal el coronavirus durante el primer mes, quizá de forma catastrófica, ahora va a apoyarse en el mensaje que le funciona: encontrar un enemigo ('China virus') y repetir el eslogan una y otra vez. Una respuesta racional tras la crisis del coronavirus sería no elegir a Donald Trump, pero no estoy muy convencido de que eso vaya a suceder. Sí hay peligro de que use la excusa del coronavirus para cancelar las elecciones y posponerlas.