No creáis que lo del muñones o Pepetrolas son solo ganas de trolear. En la vida cotidiana pocos se atreven a gritar "plandemia" o "follabozales", así que se explayan aquí. Eso no significa que los negacionistas no existan; están alrededor de vosotros, por todos los sitios: el conserje que grita "¡hombre, tampoco hay que ser exagerados con lo de abrir ventanas!"; el subnormal calvo del gimnasio que va con la mascarilla de babero y te sostiene la mirada; la compañera que apunta tímidamente que está hasta las narices de las mascarillas; el jefe que tiene siempre, casualmente, su despacho sin ventilar, calentito y a tope de aliento a ajos. Todos esos -y más- son negacionistas.