Tendría yo 12 años, verano, era feliz, tenía energía y la gastaba prácticamente dándole a la zambomba.
Pero amigo, el acojone llegó. Me encontraba con mi familia en la playa jugando a la pelota cuando me dió el flato, yo pensaba que sería por algún mal gesto cayéndome en la arena que hizo que me doliera el pecho, como una falta de aire cuando te llevas un balonazo en la boca del estómago.
Me acojoné un poco porque me parecía un dolor desproporcionado al golpe sufrido, pero bueno, habría pillado alguna piedra bajo la arena o el paquete y medio de galletas que me pimplé para desayunar estaba pidiendo salida.
El caso es que no se me pasó el dolor cuando a la noche fui a la cama. Me dormí enseguida y al despertar no me dolía nada pero sí que tenía una fatiga de la hostia, como una mala resaca.
Voy a la cocina a desayunar y mi madre, con la cara muy blanca me pregunta si recuerdo algo de esta noche. Flipando con la pregunta me explica que a eso de las 2 de la madrugada me levanté de la cama y me puse a apretar los dientes y los puños como si quisiera convertirme en supersayan, mis padres intentando agarrarme y yo haciendo tanta fuerza que no sé cómo no me cagué encima.
Y esa historia se repitió noche tras noche, sin respirar, chillando con la boca cerrada, todas las venas de los brazos como troncos de lechuga.
Acudimos al médico y el hijo de puta no se lo creía. Es más, se reía, igual se pensaba que no teníamos otra cosa que hacer que ir allí a echar la mañana por aburrimiento. Mi madre se puso tan tensa que dio un puñetazo en la mesa y se puso de pie como para arrancarle la cabeza, ahí el tipo reculó y dijo que vale, que no durmiera por la noche y que fuera al día siguiente al hospital para que me vieran dormir.
Esa noche estuve aguantando todo lo que pude, pajas con el programa "el puente" de Telecinco (ay hamijos la era preinternet que tenía esos regalitos), gameboy, paseos por el pasillo, lo que sea para aguantar. A la mañana siguiente voy al hospital y me meten en una sala. Me quedo sopa al momento y horas después me despierta una enfermera alucinando con lo que había vivido.
Entra el médico y lo primero que hace es pedir perdón a mi madre, que no había visto antes nada igual. 2 médicos y 3 enfermeras agarrándome durante el ataque y no podían con el niño de 50 kilos.
Resonancias, mil pruebas, me sentía Rick Moranis cuando se convierte en el maestro de las llaves y Egon le escanea el cerebro.
Conclusión: parasomnia, terrores nocturnos, ni exorcismos ni nada, todo muy flojo, sin loles, sin remedio, sin cura y sin una explicación que nos convenciera. Y como vino se fue, y hasta hoy. Y quién sabe si algún día volverá.
De ser así por mis muertos que me grabo y lo subo al foro.
Alguien ha tenido una experiencia similar?
Pero amigo, el acojone llegó. Me encontraba con mi familia en la playa jugando a la pelota cuando me dió el flato, yo pensaba que sería por algún mal gesto cayéndome en la arena que hizo que me doliera el pecho, como una falta de aire cuando te llevas un balonazo en la boca del estómago.
Me acojoné un poco porque me parecía un dolor desproporcionado al golpe sufrido, pero bueno, habría pillado alguna piedra bajo la arena o el paquete y medio de galletas que me pimplé para desayunar estaba pidiendo salida.
El caso es que no se me pasó el dolor cuando a la noche fui a la cama. Me dormí enseguida y al despertar no me dolía nada pero sí que tenía una fatiga de la hostia, como una mala resaca.
Voy a la cocina a desayunar y mi madre, con la cara muy blanca me pregunta si recuerdo algo de esta noche. Flipando con la pregunta me explica que a eso de las 2 de la madrugada me levanté de la cama y me puse a apretar los dientes y los puños como si quisiera convertirme en supersayan, mis padres intentando agarrarme y yo haciendo tanta fuerza que no sé cómo no me cagué encima.
Y esa historia se repitió noche tras noche, sin respirar, chillando con la boca cerrada, todas las venas de los brazos como troncos de lechuga.
Acudimos al médico y el hijo de puta no se lo creía. Es más, se reía, igual se pensaba que no teníamos otra cosa que hacer que ir allí a echar la mañana por aburrimiento. Mi madre se puso tan tensa que dio un puñetazo en la mesa y se puso de pie como para arrancarle la cabeza, ahí el tipo reculó y dijo que vale, que no durmiera por la noche y que fuera al día siguiente al hospital para que me vieran dormir.
Esa noche estuve aguantando todo lo que pude, pajas con el programa "el puente" de Telecinco (ay hamijos la era preinternet que tenía esos regalitos), gameboy, paseos por el pasillo, lo que sea para aguantar. A la mañana siguiente voy al hospital y me meten en una sala. Me quedo sopa al momento y horas después me despierta una enfermera alucinando con lo que había vivido.
Entra el médico y lo primero que hace es pedir perdón a mi madre, que no había visto antes nada igual. 2 médicos y 3 enfermeras agarrándome durante el ataque y no podían con el niño de 50 kilos.
Resonancias, mil pruebas, me sentía Rick Moranis cuando se convierte en el maestro de las llaves y Egon le escanea el cerebro.
Conclusión: parasomnia, terrores nocturnos, ni exorcismos ni nada, todo muy flojo, sin loles, sin remedio, sin cura y sin una explicación que nos convenciera. Y como vino se fue, y hasta hoy. Y quién sabe si algún día volverá.
De ser así por mis muertos que me grabo y lo subo al foro.
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