Conozco el país y tengo algún amigo allí y no precisamente han sido de los que se han tirado a la calle en Varsovia para lamentar la muerte del cara-brioche, sin embargo, os puedo asegurar que hasta entre los jóvenes había ciertas reticencias a criticar a su líder, lo que me da que pensar que existe cierta represión -aunque ellos lo nieguen por el orgullo del que casi acaba de estrenar una democracia-.
No obstante, a mí Polonia me encanta. Mezcla lo más rancio de Europa del Este con cada vez más elementos del mundo occidental, la gente es más decidida ante la vida (hay polacos a cascoporro en países anglosajones) y tienen un pragmatismo que yo envidio. No hablemos de la fiesta, sempiterna, ni de las polacas, que son diosas del este a la caza de italianos, griegos, portugueses y españoles (en este grupo no entran los foreros, por supuesto), que nada tienen que envidiar en lo físico y en el saber a esas rusas que se anuncian en las páginas de casamientos online.
Desde luego, si supiera esa mierda de idioma imposible de pronunciar y escribir (se habla inglés, pero más en el ámbito empresarial que en el de la calle, donde sólo te entiende la gente menor de 30 años en ese idioma), plantaba una pica allí casi sin pensarlo, aunque fuera cobrando lo justo en una de las multinacionales que se han establecido allí en los últimos tiempos.