pai-mei
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- 18 Mar 2006
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Sí amigos, defectos maravillosos, de toma jeroma y pastillas de goma.
En mi caso, el defecto físico que más valoro en una mujer, hasta el punto de hacerme perder la cabeza por ella, es el acné. No os encantan esas pequeñas protuberancias oleaginosas de humildad? esas salpicaduras de todas las formas, tamaños y colores de vejación, sufrimiento y resignación que algunas afortunadas portan en la frente?
Corría el año 1.991 y en el instituto al que iba, un amigo mío de toda la vida sufrió, con increíble rigor cronológico, los efectos de la pubertad y el acné.
Era una persona con una deliciosa puntualidad inglesa en cuanto al tema del sufrimiento, pues su primer grano de acné le sobrevino el primer año de instituto: en el colegio jamás había presentado síntomas en absoluto.
Yo me sentaba a su lado en el autobús todos los días, ya que, al final de la jornada, presentaba uno o dos volcanes completamente nuevos de erupción eternamente pospuesta que por la mañana no tenía.
Era una jodida máquina de exudar grasa y sebo altamente acomplejantes.
Era deliciosa la manera en que su incipiente barba, batallaba sin descanso contra los granos, por los preciosos y escasos centímetros cuadrados libres y sin mácula de su rostro. No bromeo al decir que por las tardes, y a solas en mi casa, me imaginaba las increíbles luchas sin cuartel que en su demacrado rostro los implacables ejércitos de el vello y el acné llevaban a cabo.
Los tratados de paz, armisticios y acuerdos territoriales que su vello facial y sus granos se traían entre manos, eran tema recurrente de mis fantasías. El tratado de paz de PUSinni y la batalla frente al puente de foliculis pilonia, fueron algunos de los episodios más emocionantes vividos en mi imaginación. Todo ello gracias a la ayuda de un muñeco de spiderman y otro de la masa, que hacían las veces de ambos ejércitos.
Pues si gozaba de ese modo con un colega, el regocijo espiritual que sufre mi alma al contemplar un rostro hermoso y femenino salpicado de deliciosos bultitos de humillación folicular, no tiene parangón: es completamente inefable...
Los aparatos de los dientes y demás parafernalia, también sirven de solaz y alegría para mi espíritu. Supongo que el siguiente paso, será ir a una sala de la unidad de quemados con un ramo de flores a ver si pillo cacho o salir con una coja.
Y a vosotros, qué defectos os ponen?
En mi caso, el defecto físico que más valoro en una mujer, hasta el punto de hacerme perder la cabeza por ella, es el acné. No os encantan esas pequeñas protuberancias oleaginosas de humildad? esas salpicaduras de todas las formas, tamaños y colores de vejación, sufrimiento y resignación que algunas afortunadas portan en la frente?
Corría el año 1.991 y en el instituto al que iba, un amigo mío de toda la vida sufrió, con increíble rigor cronológico, los efectos de la pubertad y el acné.
Era una persona con una deliciosa puntualidad inglesa en cuanto al tema del sufrimiento, pues su primer grano de acné le sobrevino el primer año de instituto: en el colegio jamás había presentado síntomas en absoluto.
Yo me sentaba a su lado en el autobús todos los días, ya que, al final de la jornada, presentaba uno o dos volcanes completamente nuevos de erupción eternamente pospuesta que por la mañana no tenía.
Era una jodida máquina de exudar grasa y sebo altamente acomplejantes.
Era deliciosa la manera en que su incipiente barba, batallaba sin descanso contra los granos, por los preciosos y escasos centímetros cuadrados libres y sin mácula de su rostro. No bromeo al decir que por las tardes, y a solas en mi casa, me imaginaba las increíbles luchas sin cuartel que en su demacrado rostro los implacables ejércitos de el vello y el acné llevaban a cabo.
Los tratados de paz, armisticios y acuerdos territoriales que su vello facial y sus granos se traían entre manos, eran tema recurrente de mis fantasías. El tratado de paz de PUSinni y la batalla frente al puente de foliculis pilonia, fueron algunos de los episodios más emocionantes vividos en mi imaginación. Todo ello gracias a la ayuda de un muñeco de spiderman y otro de la masa, que hacían las veces de ambos ejércitos.
Pues si gozaba de ese modo con un colega, el regocijo espiritual que sufre mi alma al contemplar un rostro hermoso y femenino salpicado de deliciosos bultitos de humillación folicular, no tiene parangón: es completamente inefable...
Los aparatos de los dientes y demás parafernalia, también sirven de solaz y alegría para mi espíritu. Supongo que el siguiente paso, será ir a una sala de la unidad de quemados con un ramo de flores a ver si pillo cacho o salir con una coja.
Y a vosotros, qué defectos os ponen?