Luc Notaras
Forero del todo a cien
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- 1 Jun 2010
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Como buen amante de las novelas proféticas que soy, hoy me gustaría hablar sobre esta excelente obra del autor francés Jean Raspail, que desgraciadamente es muy poco conocida en nuestro país:
Sinopsis:
Pero esta novela no es una mera crítica a la inmigración (como muchos pensarán tras una lectura superficial), sino una denuncia de la debilidad de una civilización en franca descomposición, incapaz de asimilar esa “mundialización” más que como una crisis fatal de su propia identidad, fiel a unos valores corrompidos que ya no la sustentan. La novela es una constante crítica de la decadencia de Occidente, decadencia encarnada en la izquierda acompejada y burguesa, presa de las ideas buenistas y multiculturalistas, y en una Iglesia Católica que ha adoptado las ideas de la Teología de la Liberación como dogma. Una decadencia irreversible que ya ha calado demasiado hondo en nuestra sociedad como para poder ser extirpada. Una denuncia de ese Occidente que se ha dejado llevar por un Humanismo llevado hasta el extremo de la locura, corroïdo por un complejo de culpabilidad promovido por las castas políticas y mediaticas que lo guían hacia la autodestrucción.
Una crítica hacia esa juventud nihilista que ha aprendido a odiar a Occidente porque la nueva conciencia global impuesta así lo exige, tal como expresa un joven al principio de la obra, y que no duda en aplaudir e incluso en unirse a las ordas de "nuevos barbaros" que desenbarcan en nuestro continente con la intención de apropiarselo, y que serán los primeros en caer ante una muchedumbre hambrienta que no tiene en cuenta los "meritos" llevados a cabo por sus quintacolumnistas. Critica también a una sociedad cobarde que ignora el problema hasta que lo tiene en frente de sus casas, y entonces no hace otra cosa que huïr.
Pero en medio de tanta desolación, unos pocos se resisten a dejarse arrastrar por la marea humana y plantan cara a la Bestia, haciendo refulgir sus pequeñas victorias pírricas en la negritud de la miseria moral que prosigue su inevitable avance. En un último esfuerzo tratan de revivir glorias pasadas, antes de sucumbir a manos de sus propios compatriotas.
Raspail usa metáforas y símbolos para expresar sus ideas. Los personajes simbólicos se suceden, todos ellos representando una parte de la decadencia de occidente. El lenguaje de Raspail es bastante directo, y tan solo utiliza eufemismos cuando pretende ser irónico. El humor es una constante en todo el libro, un humor que lima bastante las aristas de sus andanadas de odio hacia la decadencia de occidente. Unas andanadas muy concentradas y que muchas veces se suceden frase tras frase sin dar apenas respiro al lector.
La lectura de esta novela resulta muy dura en algunos de sus pasajes, no debido a que el lenguaje empleado o las imágenes descritas puedan herir sensibilidades más que otras que diariamente nos invaden a través del televisor, sino porque el propio lector puede sentirse abofeteado al verse identificado con esa sociedad burguesa de espíritu decadente que critica.
Una lectura que no deja indiferente a nadie, sea de la ideología que sea, y que puede convertirse en una excelente herramienta para despertarnos del letargo en el que nos ha sumido el buenrollismo imperante y las políticas de "integración".
Raspail sostuvo en su momento que se trataba de una mera parábola, negando el carácter profético de su novela. Y, desde luego, razón tiene el autor en los detalles, en la misma medida en que las amenazas sociales descritas por Orwell o Bradbury difieren de la realidad que hoy estamos viviendo. Mas, desafortunadamente, como en estos otros casos, a realidad parece irse acercando cada vez más a la ficción.
Este libro, recientemente reeditado, conserva un público de culto entre quienes indagan en los problemas planteados por la globalización y, en especial, entre los expertos en cuestiones de migración.Sus 51 capítulos suelen revivir en el debate cuando algún episodio de mucha visibilidad (como los disturbios de los ghettos parisinos de 2005) nos recuerda que el futuro que la novela intentaba anticipar puede estar ya entre nosotros.
Ell libro fue editado por primera vez en España a finales de los 70 por Plaza y janes , cosa que hoy seria impensable, por los motivos anteriormente mencionados.
En definitiva un libro divertido, muy sano y que según palabras de un crítico de la época "podía convertir a un hippie sucio y con sandalias en una persona decente con una sola lectura".
Sinopsis:
Nos encontramos ante una extraña novela de alto valor profético, muy en la linea del 1984 de Orwell o del Brave New World de Huxley, solo que, a diferencia de estas, El Campamento de los Santos es apenas conocido debido al silencio que le ha sido impuesto por los sectores bienpensantes de la sociedad, ya que el autor se atreve a tratar un tema tabú como es a amenaza de la inmigración desde un punto de vista "politicamente incorrecto".¿Cuál sería la reacción de Occidente ante una repentina invasión pacífica de millones de personas necesitadas?¿Cómo se comportarían los gobiernos y los pueblos occidentales si, en vez del actual goteo de pequeñas embarcaciones, se presentasen un día ante las fronteras europeas millones de refugiados de los países más pobres del Planeta?Tal situación, que cambiaría para siempre la faz de Europa y del Mundo, ¿habría de ser recibida como una bendición para un envejecido Continente, o, por el contrario, significaría el fin de toda una Civilización?Europa, y con ella todo el mundo occidental, ¿se adaptará, sobrevivirá o desaparecerá?Estos son los interrogantes planteados por Jean Raspail en esta inquietante novela, escrita en 1973 con visión profética, que se ve confirmada en nuestros días. Un libro trágico, de palpitante actualidad y de apasionante lectura.Escrito de forma magistral y atrayente, el autor nos anuncia con ironía y realismo el fin de la cultura europea, sólo evitable si tomamos conciencia El fin del hombre blanco ante la invasión del mundo subdesarrollado.
Pero esta novela no es una mera crítica a la inmigración (como muchos pensarán tras una lectura superficial), sino una denuncia de la debilidad de una civilización en franca descomposición, incapaz de asimilar esa “mundialización” más que como una crisis fatal de su propia identidad, fiel a unos valores corrompidos que ya no la sustentan. La novela es una constante crítica de la decadencia de Occidente, decadencia encarnada en la izquierda acompejada y burguesa, presa de las ideas buenistas y multiculturalistas, y en una Iglesia Católica que ha adoptado las ideas de la Teología de la Liberación como dogma. Una decadencia irreversible que ya ha calado demasiado hondo en nuestra sociedad como para poder ser extirpada. Una denuncia de ese Occidente que se ha dejado llevar por un Humanismo llevado hasta el extremo de la locura, corroïdo por un complejo de culpabilidad promovido por las castas políticas y mediaticas que lo guían hacia la autodestrucción.
Una crítica hacia esa juventud nihilista que ha aprendido a odiar a Occidente porque la nueva conciencia global impuesta así lo exige, tal como expresa un joven al principio de la obra, y que no duda en aplaudir e incluso en unirse a las ordas de "nuevos barbaros" que desenbarcan en nuestro continente con la intención de apropiarselo, y que serán los primeros en caer ante una muchedumbre hambrienta que no tiene en cuenta los "meritos" llevados a cabo por sus quintacolumnistas. Critica también a una sociedad cobarde que ignora el problema hasta que lo tiene en frente de sus casas, y entonces no hace otra cosa que huïr.
Pero en medio de tanta desolación, unos pocos se resisten a dejarse arrastrar por la marea humana y plantan cara a la Bestia, haciendo refulgir sus pequeñas victorias pírricas en la negritud de la miseria moral que prosigue su inevitable avance. En un último esfuerzo tratan de revivir glorias pasadas, antes de sucumbir a manos de sus propios compatriotas.
Raspail usa metáforas y símbolos para expresar sus ideas. Los personajes simbólicos se suceden, todos ellos representando una parte de la decadencia de occidente. El lenguaje de Raspail es bastante directo, y tan solo utiliza eufemismos cuando pretende ser irónico. El humor es una constante en todo el libro, un humor que lima bastante las aristas de sus andanadas de odio hacia la decadencia de occidente. Unas andanadas muy concentradas y que muchas veces se suceden frase tras frase sin dar apenas respiro al lector.
La lectura de esta novela resulta muy dura en algunos de sus pasajes, no debido a que el lenguaje empleado o las imágenes descritas puedan herir sensibilidades más que otras que diariamente nos invaden a través del televisor, sino porque el propio lector puede sentirse abofeteado al verse identificado con esa sociedad burguesa de espíritu decadente que critica.
Una lectura que no deja indiferente a nadie, sea de la ideología que sea, y que puede convertirse en una excelente herramienta para despertarnos del letargo en el que nos ha sumido el buenrollismo imperante y las políticas de "integración".
Raspail sostuvo en su momento que se trataba de una mera parábola, negando el carácter profético de su novela. Y, desde luego, razón tiene el autor en los detalles, en la misma medida en que las amenazas sociales descritas por Orwell o Bradbury difieren de la realidad que hoy estamos viviendo. Mas, desafortunadamente, como en estos otros casos, a realidad parece irse acercando cada vez más a la ficción.
Este libro, recientemente reeditado, conserva un público de culto entre quienes indagan en los problemas planteados por la globalización y, en especial, entre los expertos en cuestiones de migración.Sus 51 capítulos suelen revivir en el debate cuando algún episodio de mucha visibilidad (como los disturbios de los ghettos parisinos de 2005) nos recuerda que el futuro que la novela intentaba anticipar puede estar ya entre nosotros.
Ell libro fue editado por primera vez en España a finales de los 70 por Plaza y janes , cosa que hoy seria impensable, por los motivos anteriormente mencionados.
En definitiva un libro divertido, muy sano y que según palabras de un crítico de la época "podía convertir a un hippie sucio y con sandalias en una persona decente con una sola lectura".