Sin duda uno de los burdeles más bizarros de toda España, el Pub Suecas se encuentra en la localidad de Palmeira, provincia de A Coruña.
Allí nos dirigimos mi colega el Loco y mi menda después de una inmensa borrachera en Santiago de Compostela, en la que, tras muchos e infructuosos intentos para pillar perico, nos vimos obligados a volver al hotel.
En la vuelta hacia el hotel vemos que el Pub Suecas, en el que nos habíamos fijado a la ida, pero que pensamos se encontraba abandonado, dado el decadente estado de la fachada a plena luz del día; pero no, estaba abierto y con toda la maquinaria de iluminación exterior (3 bombillas rojas y un cartel luminoso) a pleno rendimiento, por lo que, dado lo sugerente de su nombre, nos decidimos a entrar a probar a una hembra nórdica de pechos generosos y cálido seno.
El espectáculo en el interior era si cabe aún más desesperanzador que en el exterior, lo más parecido a una sueca que había allí era una dominicana de más de 50 años. Para que os hagáis a la idea, la más joven tendría unos 40 años y la más delgada no bajaba de 90 kilos.
Nos acercamos a la barra con media sonrisa en la cara y sin mirar a ningún sitio para no empezar a descojonarnos de todo Cristo, pero al llegar a la barra nos atendió el que doblaba a Cañita Brava en las escenas peligrosas y empezamos a rompernos la caja en su cara y a gritar:
- Me debe seimil peseta de güiski
- Y como me gustan a mí las guarrillas
El cuadro estaba montado. Como si fuesemos torrente y chiquito de la calzada empezamos a hacer frikadas por todo el garito, les pellizcamos el bebe a las lumis, a un tipo bajito que habia le dimos un par de collejas y le dijomos que volviese al futbolin que ibamos a echar unas partidas... en fin, el gorila de la puerta tardo como 10 minutos en llegar, pero seguro que fueron los 10 minutos mas largos de la historia del barman.
Se nos cayeron al suelo varios pares de copas, a una gorda que se nos acerco le pedimos un biomanan (queria champán la jodía) a llegar el gorila y ante la perspectiva de irnos con la boca rota decidimos volver al hotel. ni que decir tiene que no nos dejaron ni pagar con tal de que nos fuésemos de allí.
La llegada al hotel, apoteósica por otro lado, ya la relataré otro día.
¿Tenéis alguna experiencia similar?
Allí nos dirigimos mi colega el Loco y mi menda después de una inmensa borrachera en Santiago de Compostela, en la que, tras muchos e infructuosos intentos para pillar perico, nos vimos obligados a volver al hotel.
En la vuelta hacia el hotel vemos que el Pub Suecas, en el que nos habíamos fijado a la ida, pero que pensamos se encontraba abandonado, dado el decadente estado de la fachada a plena luz del día; pero no, estaba abierto y con toda la maquinaria de iluminación exterior (3 bombillas rojas y un cartel luminoso) a pleno rendimiento, por lo que, dado lo sugerente de su nombre, nos decidimos a entrar a probar a una hembra nórdica de pechos generosos y cálido seno.
El espectáculo en el interior era si cabe aún más desesperanzador que en el exterior, lo más parecido a una sueca que había allí era una dominicana de más de 50 años. Para que os hagáis a la idea, la más joven tendría unos 40 años y la más delgada no bajaba de 90 kilos.
Nos acercamos a la barra con media sonrisa en la cara y sin mirar a ningún sitio para no empezar a descojonarnos de todo Cristo, pero al llegar a la barra nos atendió el que doblaba a Cañita Brava en las escenas peligrosas y empezamos a rompernos la caja en su cara y a gritar:
- Me debe seimil peseta de güiski
- Y como me gustan a mí las guarrillas
El cuadro estaba montado. Como si fuesemos torrente y chiquito de la calzada empezamos a hacer frikadas por todo el garito, les pellizcamos el bebe a las lumis, a un tipo bajito que habia le dimos un par de collejas y le dijomos que volviese al futbolin que ibamos a echar unas partidas... en fin, el gorila de la puerta tardo como 10 minutos en llegar, pero seguro que fueron los 10 minutos mas largos de la historia del barman.
Se nos cayeron al suelo varios pares de copas, a una gorda que se nos acerco le pedimos un biomanan (queria champán la jodía) a llegar el gorila y ante la perspectiva de irnos con la boca rota decidimos volver al hotel. ni que decir tiene que no nos dejaron ni pagar con tal de que nos fuésemos de allí.
La llegada al hotel, apoteósica por otro lado, ya la relataré otro día.
¿Tenéis alguna experiencia similar?