saca-al-tarado
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- 22 Mar 2006
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Estimados foreros. Me rondaba a lo largo de la mañana una cuestión que acaso pudiera ser merecedora de abrir hilo en este foro. El planteamiento es sencillo, pues me gustaría que algunos de los más experimentados foreros nos faciliten algunas de las claves que su razón o su instinto detectan como propias de las más prometedoras hembras de catre a la hora de señalar un objetivo de entre el ramillete de presuntas golfillas con el que uno topa a lo largo del día en los más variados contextos.
Así como Cela señalaba la existencia de una serie de señales inequívocas que caracterizaban al hijo puta, ¿podemos aventurar que un auténtico rompebragas es capaz de detectar sin asomo de duda a la lúbrica felatriz, a la folladora compulsiva, a la coleccionista de vergas, a la puerquecilla sumisa?¿Existen señales, más o menos sutiles que indiquen a nuestras pollas erectas cuál es el objetivo más apetecible?
Personalmente opino que esas señales existen y están ahí para quien pueda o quiera verlas. Un buen depredador reconocerá con relativa facilidad dónde cabe mojar placenteramente y descartará las piezas menos apetecibles y jugosas. En cuanto a la naturaleza de tales signos creo que podríamos comenzar una recopilación que sirva de guía y báculo a todos y pueden manifestarse de modos tan diversos como miradas, gestos, andares, voz, expresiones, vestimenta, aplomo, etc.
A título de aportación diré que para mí uno de los resortes de cerdería femenina más eficaces deriva del contexto familiar. La averiguación, deliberada o casual, sobre la existencia de un padre con tendencia dominante siempre ha producido en mí un reflejo pauloviano, haciendo que me relama anticipadamente. Una nenita criada a la sombra de su papi enérgico y asertivo da carta de naturaleza, no sé por qué oscuros motivos,
a monstruitos claramente dispuestos a ser objeto de las mayores procacidades y han venido constituyendo por tanto para mí gemas en bruto que, adecuadamente talladas y pulidas, ofrecen amplias posibilidades. Sí, es bien cierto que este tipo de taradas le someten a uno a una evaluación constante, a fin de compararlo con su idolatrado progenitor, pero se trata de follárselas, no de casarse con ellas o ni siquiera de hacerlas felices. En cuanto a las tácticas de aproximación hacia sus indecentes almas considero que la adecuada administración de la mágica palabra "no", empleada en tono y contexto oportunos, es una eficacísima operación de comando.
Sí, sé que habrá quien se atreva con pruebas del nueve más osadas, tal como sacarse el rabo y ver si se arrojan sobre él a succionarlo con avidez pero como soy de natural discreto considero que ese tipo de acciones son propias de individuos más osados y yo no alcanzo a serlo tanto.
Así como Cela señalaba la existencia de una serie de señales inequívocas que caracterizaban al hijo puta, ¿podemos aventurar que un auténtico rompebragas es capaz de detectar sin asomo de duda a la lúbrica felatriz, a la folladora compulsiva, a la coleccionista de vergas, a la puerquecilla sumisa?¿Existen señales, más o menos sutiles que indiquen a nuestras pollas erectas cuál es el objetivo más apetecible?
Personalmente opino que esas señales existen y están ahí para quien pueda o quiera verlas. Un buen depredador reconocerá con relativa facilidad dónde cabe mojar placenteramente y descartará las piezas menos apetecibles y jugosas. En cuanto a la naturaleza de tales signos creo que podríamos comenzar una recopilación que sirva de guía y báculo a todos y pueden manifestarse de modos tan diversos como miradas, gestos, andares, voz, expresiones, vestimenta, aplomo, etc.
A título de aportación diré que para mí uno de los resortes de cerdería femenina más eficaces deriva del contexto familiar. La averiguación, deliberada o casual, sobre la existencia de un padre con tendencia dominante siempre ha producido en mí un reflejo pauloviano, haciendo que me relama anticipadamente. Una nenita criada a la sombra de su papi enérgico y asertivo da carta de naturaleza, no sé por qué oscuros motivos,
a monstruitos claramente dispuestos a ser objeto de las mayores procacidades y han venido constituyendo por tanto para mí gemas en bruto que, adecuadamente talladas y pulidas, ofrecen amplias posibilidades. Sí, es bien cierto que este tipo de taradas le someten a uno a una evaluación constante, a fin de compararlo con su idolatrado progenitor, pero se trata de follárselas, no de casarse con ellas o ni siquiera de hacerlas felices. En cuanto a las tácticas de aproximación hacia sus indecentes almas considero que la adecuada administración de la mágica palabra "no", empleada en tono y contexto oportunos, es una eficacísima operación de comando.
Sí, sé que habrá quien se atreva con pruebas del nueve más osadas, tal como sacarse el rabo y ver si se arrojan sobre él a succionarlo con avidez pero como soy de natural discreto considero que ese tipo de acciones son propias de individuos más osados y yo no alcanzo a serlo tanto.