I
imported_Jimenez_del_Oso
Guest
(ghhhh fhhhh -bronquitis-) En la casa estaba la dueña, sola. Me ofrecio un cafe mientras yo preparaba mi cassete tuneado mediante una suerte de sortilegios, una serie de hechizos que Quique Supermix habia realizado para el efecto. Las psicofonias quedarian recogidas en forma de audio, para mis posteriores reuniones con los parapsicologos mas afamados de la costa este.
Los rostros aun no tenian apenas forma, no eran sino preformas a modo de derrapes de braga, nada hacia intuir lo que posteriormente seria uno de los fenomenos con mayor repercusion en el entorno en nuestro pais. Prendi un buen trujas y mire las enaguas que sobresalian por debajo de la falda de la mujer que estaba explicando sentada lo que alli habia venido ocurriendo dias atras. Poltergeins, todo muy extraño, no obstante, a mi me parecia producto de los pedos que manaban del portaaviones que tenia la señora por culo.
(aaaaaaaaaatjorrghh -tos-)
La jodido olia mal, una mezcla entre almizcle y esmegma clitoridiano de yegua se dejaba notar en el cargado ambiente, con la mezcla del humo del trujas y de mi natural aliento a tinto, me puso mas caliente que la superficie de la Gran Piramide en plena estacion seca.
La mujer miraba mi entrepierna, estaba cachonda. Logico dado el aspecto atractivo que tenia por aquel entonces, cuando todos ustedes, ectoplasmas incultos, aun no habian mamado el calostro de sus madres. Cuando los cielos se veian surcados por escuadrones de ovnis cargados de alienigenas. Cuando España era, por que no decirlo, mia. Por supuesto una pequeña parcela pertenecia al Ilustrisimo Don Chicho Ibalez Serrador, pero el que ponia todo el filete en la parrilla era el que suscribe.
Aquella mujer estaba con la mano en mi descomunal aparato y se disponia a menearmela con insistencia de puta ramera, su destreza y fuerza denotaban un manejo del rodillo cotidiano, petada de ojete y mi ufo estaba ya a punto de soltar toda la simiente por aquel suelo sucio de la casa. Al contacto con la materia oscura del dilatado culo de la perra y caer al pavimento se producia el fenomeno.
Rostros como de aberrantes acolitos del Psoe con gesto partido por la agonia de recibir tal chorro de semen del que habian nacido aparecian como por ensalmo en aquella pestilente estancia.
Esta es toda la historia, afloje cuarenta duros a la puta señora, pille el cassete que contenia la fuente de posteriores ingresos en bares de carretera y me marche con un trujas en la comisura de mis labios. Todo lo demas es mera especulacion.
Los rostros aun no tenian apenas forma, no eran sino preformas a modo de derrapes de braga, nada hacia intuir lo que posteriormente seria uno de los fenomenos con mayor repercusion en el entorno en nuestro pais. Prendi un buen trujas y mire las enaguas que sobresalian por debajo de la falda de la mujer que estaba explicando sentada lo que alli habia venido ocurriendo dias atras. Poltergeins, todo muy extraño, no obstante, a mi me parecia producto de los pedos que manaban del portaaviones que tenia la señora por culo.


(aaaaaaaaaatjorrghh -tos-)
La jodido olia mal, una mezcla entre almizcle y esmegma clitoridiano de yegua se dejaba notar en el cargado ambiente, con la mezcla del humo del trujas y de mi natural aliento a tinto, me puso mas caliente que la superficie de la Gran Piramide en plena estacion seca.
La mujer miraba mi entrepierna, estaba cachonda. Logico dado el aspecto atractivo que tenia por aquel entonces, cuando todos ustedes, ectoplasmas incultos, aun no habian mamado el calostro de sus madres. Cuando los cielos se veian surcados por escuadrones de ovnis cargados de alienigenas. Cuando España era, por que no decirlo, mia. Por supuesto una pequeña parcela pertenecia al Ilustrisimo Don Chicho Ibalez Serrador, pero el que ponia todo el filete en la parrilla era el que suscribe.
Aquella mujer estaba con la mano en mi descomunal aparato y se disponia a menearmela con insistencia de puta ramera, su destreza y fuerza denotaban un manejo del rodillo cotidiano, petada de ojete y mi ufo estaba ya a punto de soltar toda la simiente por aquel suelo sucio de la casa. Al contacto con la materia oscura del dilatado culo de la perra y caer al pavimento se producia el fenomeno.
Rostros como de aberrantes acolitos del Psoe con gesto partido por la agonia de recibir tal chorro de semen del que habian nacido aparecian como por ensalmo en aquella pestilente estancia.
Esta es toda la historia, afloje cuarenta duros a la puta señora, pille el cassete que contenia la fuente de posteriores ingresos en bares de carretera y me marche con un trujas en la comisura de mis labios. Todo lo demas es mera especulacion.