El fuego griego

Laerthes

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10 Nov 2003
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El Imperio Bizantino tenía varias provincias a orillas del Mediterráneo,
a las que pronto llegamos, incontenibles como siroccos, atravesando los
dominios de los Ghassanidas, pueblo vasallo del tirano de Constantinopla.

Los árabes nos adueñamos rápidamente de la Palestina, y marchamos
hacia las inmediatas provincias de Fenicia y Siria, mientras otras
tribus predicarían la Fe Verdadera a las indómitas tierras de Iraq.

Llevamos la Media Luna a Siria en el año 634. Sitiamos la ciudad
de Alepo, que se rinde, al contrario de la guarnición de su ciudadela, que
nos resiste durante 5 angustiosos meses, infringiéndonos graves pérdidas,
aunque al final logramos tomar la fortaleza por la gloría de Al lâh.

Al año siguiente reanudamos la campaña contra el Imperio Bizantino,
sitiando la antigua fortaleza grecorromana de Damasco. La guarnición
confundió un repliegue de nuestra caballería con una desbandada, y se lanzó
a perseguirnos, hasta que nos reagrupamos y nos volvimos contra ellos,
masacrándoles. Desguarnecida la fortaleza, el estandarte de la Media Luna se
alzó sobre ella dos meses después; a El sean dadas todas las bendiciones.

En Damasco derribamos la iglesia idólatra de Juan el Bautista y alzamos
con sus piedras la primera gran mezquita dâr al-Islâm. ¡ Al·lâh àkbar !

El Emperador Heraclio envía contra nosotros en el 636 una fuerza
que nos dobla en número, pero cuyo orden cerrado no puede detener
el ímpetu de nuestras valerosas cargas de caballería, y les derrotamos
en Yarmük. Los cristianos comienzan a creer que al-Islâm es invencible;
nada se opone a Su voluntad.

En el 637 hicimos nuestra la muy sagrada Jerusalem: la sitiamos durante
cuatro meses, y el patriarca del dios muerto, Sofrinio, decidió entregarnos
la ciudad desde la que El Profeta partió a los cielos; loado sea su nombre.

Siria, Fenicia y Palestina pertenecen al Islam hacia el 640; entonces Al lâh
guió los pasos de los emires a Egipto, que también era dominio de los
errados adoradores de Jesucristo; yerran porque no hay más dios que El.

Alejandría cae en el 642, tras once meses de resistencia de los imperiales;
otra vez un engañoso sumo sacerdote, el patriarca Ciro, rinde la ciudad, así
es como El doblega a los idólatras. Al año siguiente la Media Luna asoma
encima de los muros de Trípoli, nuestra era ya la Cirenaica.

En el 655, abordo de rápidos Dromons, nuestros marinos toman Chipre y
Rodas. El tirano Heraclio mandó galeras a detener nuestra Guerra Santa, sin
embargo los grecorromanos cayeron bajo la espada de Al lâh, a la altura de
Lycia, y resultaron sus navíos hundidos o apresados.

Sin embargo, El quiso castigarnos por nuestra soberbia, y sembró la cizaña
entre nosotros, para regocijo de los bizantinos. Surgieron disputas
entre nuestros Califas, y llegamos a derramar nuestra sangre en Siffin y en
Basora, en el 656. La porfía termina en el 661, cuando el Califa Alí fue
asesinado, y los Omeya pasarían a defender la Fe en el trono de Damasco.

Luego siguieron muchos años de paz, durante los cuales los paganos de los
nuevos territorios fueron respetados y muchos otros abrazaron la verdad;
así lo dicta el Corán: el cambio de Fe no debe imponerse por la fuerza,
pero también es nuestro deber iluminar a quienes moran en la oscuridad.

El Califa Mauwiyah I retoma el mandato coránico de la Yihad contra los
infieles grecolatinos, y se jura así mismo rezar a Al lâh en el suelo de la
basílica de Constantinopla, prometiéndonos todo el botín que pudiésemos
cargar a lomos de un camello; mas nos mueve la piedad y no la codicia.

Los bizantinos tenían su línea defensiva al norte de Antioquía; habían
perdido sus provincias meridionales a favor dâr al-Islâm en unos 9 años,
y jamás nos habían vencido en batalla. ¿Que esperanza podían albergar?

Un nuevo emperador se vistió de púrpura en Constantinopla, el joven
Constantino IV. Hacia el año 670 le fue presentado un hombre llamado
Kalnico, con motivo de que escuchase una propuesta de carácter militar que
quería plantearle. Kalnico venía de Siria, huyendo del imparable avance
de los predilectos de Mahoma.

El hombre habló al emperador de viejos tratados que yacían, polvorientos y
carcomidos, en un rincón olvidado de la decadente biblioteca pagana de
Alejandría. Albergaban conocimientos que ya eran viejos cuando Valusia
se alzaba sobre las aguas; eran restos de sabiduría de la Antigua Tradición
heredada de los míticos Hombres Serpiente en los tiempos de ensueño.

Los sabios de la corte desaconsejaron al emperador escuchar el veneno de
ese misterioso charlatán, pues aquellos manuscritos arcanos de los que
habla fueron prohibidos por la Iglesia hace tiempo. Sus extraños símbolos
ilustraban abominables cultos erradicados por la Cruz de Cristo, y sus
escritos solo decían falaces necedades supersticiosas, carentes de razón.

El Emperador resultó intrigado por las palabras de Kalnico, y desoyendo
los prudentes consejos de sus sabios, fue a visitar el laboratorio del
enigmático erudito. Lo que ve allí debió asombrarle, pues dio orden de
preparar una habitación en palacio para él solo, y proporcionarle cuanto
pidiese, por raro que fuera, a condición de que se guardase en absoluto
secreto.

Dos años más tarde, en el Mar de Mármara, se enfrentaron una vez
más las galeras de la armada bizantina y nuestros veloces navíos árabes,
a la altura de Cízico.

Algunos barcos bizantinos iban equipados con unos artefactos extraños:
grandes tubos metálicos labrados como bocas de leones, que vomitaban
fuego como si fuera amargo néctar. Estas llamaradas prendían maderas,
ropas y se pegaban a la carne. El pánico se apoderó de nuestros guerreros,
al percatarse de que las llamas no podía extinguirse con agua, y que
continuaban ardiendo con vigor incluso por encima del oleaje, despidiendo
una asfixiante humareda. ¿Que clase de hechicería idólatra es esta?

La escuadra mahometana fue prácticamente destruida en Cízico.
Es la primera victoria de los bizantinos y del joven Constantino IV, y por
lo tanto también la primera derrota dâr al-Islâm; pero nuestro Califa no se
amedrentó, y planifica el asalto de la capital del Bósforo por tierra y
mar.

En Abril del 673, los barcos musulmanes llegan a la vista de los ciclópeos
muros de la formidable Constantinopla. Frente a ellos nos aguardaba una
escuadra de buques grecorromanos, en las bordas de algunos se adivinan las
temibles tuberías cinceladas que vimos el año anterior.

Los ingenios de los bizantinos volvieron a expeler llamaradas que hacían
arder violentamente cuanto tocaban; en breve nuestros barcos se retiraban
o se abrasaban envueltos en llamas. En tierra, la infantería bizantina
resistía cobardemente tras las murallas, valiéndose de iguales brujerías
que abrasaban vivos a los nobles guerreros divinos.

El Califa Mauwiyah I ordena atacar una y otra vez la flota, y los muros,
durante cinco meses. Nada se consiguió y hubimos de cercar la ciudad,
intentado cortar sus rutas de suministros, rendirla por hambre, o abrir
alguna brecha en sus gruesos muros arrojando piedras de sol a sol.

Pasa un año, y con la llegada del verano, el Califa nos ordena otro ataque
combinado. Otra vez los barcos árabes se calcinan o se repliegan entre los
aullidos de los marineros y la impotencia de sus compañeros por mitigar su
sufrimiento. Volvimos a nuestras posiciones para mantener el cerco de la
maldita ciudad, preguntándonos si El nos había abandonado.

Cinco largos años duró el cruento pulso. Cada verano, el Islam intentaba
doblegar el último baluarte de la cristiandad en Asia. Si caía, la Media
Luna creciente atravesaría el Bósforo, y los europeos tendrían que postrarse
hacia la Meca tantas veces cada día de su vida en agradecimiento. El Califa
sabía que nuestro sacrificio merecía la pena; dulce es la muerte cuando las
huríes del Paraíso aguardan a los paladines de Al lâh.

En el 677, frente a Syllaeum, nuestra flota vuelve a medirse con la armada
bizantina. Los buques imperiales escupen de nuevo ese fuego que despide una
negra humareda cuando sus llamas devoran las cubiertas; con nada se puede
sofocar. El mar se llena de maderos calcinados y cuerpos ennegrecidos. La
flota árabe fue completamente destruida. Al año siguiente, levantamos el
sitio de Constantinopla, dejando atrás 30.000 mártires, tal era el destino
que el Único nos señaló; aún no sé por qué, como tampoco soy quien para
juzgar Su voluntad. Quizá no seamos lo suficientemente puros de corazón.

El triunfo de Constantino IV será temporal. El Califa debe pagar un tributo
anual al Imperio Romano de Oriente de tres mil monedas de oro, cincuenta
esclavos y cincuenta de nuestros magníficos caballos árabes. Mas estoy
convencido que mis hermanos en la Fe continuarán la lucha sagrada contra
la tiranía idólatra del reino de los brujos demoníacos, así lo manda el
Corán.

Cumplí la Yihad toda mi vida. Alá es grande, y Mahoma, su único profeta;
pronto moraré en el Jardín de las Delicias para toda la eternidad




El Fuego Griego fue la primera arma decisiva de la historia.

Gracias al ingenio atribuido a Kalnico ó Callinicus, el Imperio Bizantino
perduró nueve siglos más, conteniendo el imparable avance musulmán.

Su composición exacta se desconoce, aunque con el tiempo se difundieron
varias recetas, y este asunto no es tan enigmático como pueda parecer.

Como ejemplo de una de las muchas fórmula divulgadas, la princesa bizantina
Ana Conmena, en su libro dedicado a su padre el emperador Alejo, dice que el
Fuego Griego es mezcla de colofonia, azufre y salitre, disueltos en aceite
de linaza; pero al parecer omitió ingredientes con el fin de mantener el
secreto. Uno de ellos sería alquitrán o petróleo. La particularidad de la
mezcla original era que su fuego sólo podía apagarse con vinagre o arena.

Luego añade que se podía utilizar tanto en líquido como en sólido, por
tierra y mar; en el primer caso era arrojado con maquinas llamadas
"Petrarias"; en el segundo caso era lanzado por tubos de bronce desde barcos
llamados "Chelandrias". También dice que algunos soldados llevaban
pergaminos impregnados, ocultos tras sus escudos, que arrojaban a la cara
del enemigo cuando les tenían cerca.

Las recetas de diversas variedades de Fuego Griego acabaron siendo
conocidas, de tal suerte que a cualquier compuesto incendiario se le
denominaba con esta acepción, y no se sabe a ciencia cierta cual era la
fórmula del original. Su uso se popularizó en el Islam y en Europa,
por ello perdió su valor como arma definitiva.



Kalnico al parecer rescató del pasado tanto el compuesto como el arma,
pues los antiguos griegos habrían usado algo semejante en el 424 a.c. en el
sitio de Delium. Sin embargo, es muy probable que el ingeniero bizantino
mejorase el arma que lo arrojaba.

La verdadera incógnita del Fuego griego no es pues su composición, sobre la
que se tiene una idea muy aproximada, si no el funcionamiento del mecanismo
eyector que lo lanzaba como si fuese un cañón lanzallamas del siglo VII d.c.

De este arma solo se emiten conjeturas. Se habla de una trompa, caño o tubo
metálico a modo de cañón; del resto del mecanismo se especula con un fuelle
o sifón para inyectar presión y un depósito para la mezcla, y el conjunto
estaría unido por mangas o tubos flexibles de piel; nada se sabe con
certeza.

Una parte de la tecnología antigua es un gran misterio.

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Gracias a De Re Militari
 
¡Eres contumaz e inasequible al desaliento! :lol: :lol: :lol:
 
sleeping.jpg

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baby-sleeping.jpg
 
Lo he leido completo. Como siempre, interesantisimo. Gracias.
 
hace tiempo busque info en internet sobre el fuego griego
me parece increible q haya durando casi 9 siglos ese arma mortifera y que haya perdurado tiempo
eso si q debia de ser la polla
 
De nuevo algo interesante, muchas gracias Laerthes, un besin!. :D

jejejee!, decuerdo que es largo pero no os desespereis que al final siempre merece la pena ese minuto de mas :P
 
Solo los gilipollas se duermen ante posts como estos.

El fuego griego fue usado por última vez durante el asedio de Constantinopla en 1453, cuyos muros no pudieron resistir el empuje de un arma novedosa: el cañón de gran calibre usado por los otomanos capaz de disparar piedras de hasta 500 kg.

MURALLASDETEODOSIO.jpg


La hasta entonces inexpugnable triple muralla de Constantinopla.

Y aquí, el cabrón del cañón utilizado por Mehmed II
piezadeartilleriaturcaasedioconst1453xmohamedii.jpg
 
¿Y que me deciis de unas supuestas de unas pilas electricas (no como las del super, sino una especie de baterias capaces de generar energia electrica) que se encontraron en las ruinas de Khujut Rabu (alrededores de Bagdag) que datan del año 230 antes de cristo?

"Varios especialistas han reproducido la pila utilizando zumo de uva como electrólito y consiguieron efectivamente una corriente eléctrica, entre 0,5 y 1,5 voltios, según los experimentadores."
 
Franktorbe rebuznó:
¿Y que me deciis de unas supuestas de unas pilas electricas (no como las del super, sino una especie de baterias capaces de generar energia electrica) que se encontraron en las ruinas de Khujut Rabu (alrededores de Bagdag) que datan del año 230 antes de cristo?

"Varios especialistas han reproducido la pila utilizando zumo de uva como electrólito y consiguieron efectivamente una corriente eléctrica, entre 0,5 y 1,5 voltios, según los experimentadores."
El arca de la alianza es una pila de oro y otros metales preciosos.
 
captainhog77 rebuznó:
Franktorbe rebuznó:
¿Y que me deciis de unas supuestas de unas pilas electricas (no como las del super, sino una especie de baterias capaces de generar energia electrica) que se encontraron en las ruinas de Khujut Rabu (alrededores de Bagdag) que datan del año 230 antes de cristo?

"Varios especialistas han reproducido la pila utilizando zumo de uva como electrólito y consiguieron efectivamente una corriente eléctrica, entre 0,5 y 1,5 voltios, según los experimentadores."
El arca de la alianza es una pila de oro y otros metales preciosos.

ah bueno, una contribucion muy importante por tu parte...¿Lo explicas o lo tenemos que entender?
 
un post harto culturizante, prueba del desarrollo de la genialidad que ahora la tecnologia nos hace olvidar. Bastante interesante.
 
WEO rebuznó:
Solo los gilipollas se duermen ante posts como estos.

El fuego griego fue usado por última vez durante el asedio de Constantinopla en 1453, cuyos muros no pudieron resistir el empuje de un arma novedosa: el cañón de gran calibre usado por los otomanos capaz de disparar piedras de hasta 500 kg.

MURALLASDETEODOSIO.jpg


La hasta entonces inexpugnable triple muralla de Constantinopla.

Y aquí, el cabrón del cañón utilizado por Mehmed II
piezadeartilleriaturcaasedioconst1453xmohamedii.jpg

En el texto dice que se usó allá por el 600 por primera vez, y fueron los bizantinos los que lo utilizaron.
 
Misosofos rebuznó:
WEO rebuznó:
Solo los gilipollas se duermen ante posts como estos.

El fuego griego fue usado por última vez durante el asedio de Constantinopla en 1453, cuyos muros no pudieron resistir el empuje de un arma novedosa: el cañón de gran calibre usado por los otomanos capaz de disparar piedras de hasta 500 kg.

En el texto dice que se usó allá por el 600 por primera vez, y fueron los bizantinos los que lo utilizaron.

No veo la incompatibilidad de ambas afirmaciones... :roll:
 
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