Una de las suertes de vivir en donde uno lo hace es que no necesita esos vídeos, esos programas, para hacer volar la imaginación acerca de la vivienda de sus sueños. Porque las tenemos ahí, en cantidades industriales, con solo pasear al lado de casa. La clase, el ingenio, la armonía, el respeto a la tradición, los nuevos materiales, la sofisticación.
Un breve ejemplo de un paseo de 15 minutos hace un par de días. Ninguno de esos edificios dista más de unos 200 metros del más lejano. Una zona al azar, no seleccionada premeditadamente. Pásmense y admiren:
Ver el archivos adjunto 71266
Difícil encontrar un mejor contraste entre la selección del color de una y la perfección del acabado de la otra.
Ver el archivos adjunto 71267
El maridaje del blanco y el azul se refuerza por la prístina limpieza de la fachada. El cableado decorativo trae reminiscencias de las tuberías que adornan el Centro Pompidou.
No hay nada como un poco de sofisticada elegancia para realzar un bello narco natural. Un refugio de caza digno de las monterías de Felipe IV
Ver el archivos adjunto 71268
Las proporciones siempre son un punto importante para lograr la perfección:
Ver el archivos adjunto 71269
Otro coqueto refugio rural:
Ver el archivos adjunto 71270
La asimilación con la tradición arquitectónica puede parecer perfecta a veces:
Ver el archivos adjunto 71271
Bueno, hasta que se cambia el ángulo de visión y aparecen pequeñas discordancias:
Ver el archivos adjunto 71272
Una biblioteca pública debe inspirar buen gusto, amor por la cultura, ambiente recogido, luminosidad:
Ver el archivos adjunto 71273
A la hora de enfoscar una pared, ¿por qué no hacerlo combinando 2 materiales representativos de nuestra más rancia tradición arquitectónica? ¿Quién no ha oído hablar de la combinación uralita-ladrillo, ensalzada por Le Corbusier y Gropius?
Ver el archivos adjunto 71274