El Atlético de Madrid, primer club israelí en jugar en la liga española.
Upernavik
nov 11, 2025
Madrid, 11 de noviembre de 2025
– En un movimiento que ha sacudido los cimientos del fútbol español, el Atlético de Madrid ha pasado a manos mayoritarias de Apollo Sports Capital, la división de inversiones deportivas de Apollo Global Management.
Esta transacción, valorada en torno a los 2.200 millones de euros, no solo representa la entrada de un gigante financiero estadounidense en La Liga, sino que también marca un hito histórico: el primer club español con dueños de raíz israelí que compite en la élite del balompié nacional.
Fundada por tres prominentes figuras judías
–Leon Black, Josh Harris y Marc Rowan–, Apollo transforma al colchonero en un emblema de la diáspora israelí en el deporte europeo, con implicaciones que van más allá del verde césped y rozan la geopolítica.La operación, anunciada este lunes, mantiene en sus puestos al CEO Miguel Ángel Gil Marín y al presidente Enrique Cerezo, quienes conservan participaciones minoritarias junto a otros inversores como Quantum Pacific Group y fondos de Ares Management.
Apollo, con más de 840.000 millones de dólares bajo gestión, ve en el Atlético una “inversión insignia” para su nuevo fondo de 5.000 millones de dólares dedicado al deporte. El club, que incluye filiales como el Atlético de San Luis en México y el Atlético Ottawa en Canadá, se beneficiará de capital fresco para proyectos ambiciosos, como la “Ciudad del Deporte”, un complejo de 800 millones de euros alrededor del Estadio Metropolitano que incluye un nuevo centro de entrenamiento, campos de golf, pádel y el mayor centro de surf indoor de Europa
.Pero esta adquisición no es solo un negocio deportivo. Es el reflejo de las profundas conexiones de los dueños de Apollo con Israel, el sionismo y figuras clave de su política. Marc Rowan, actual CEO de Apollo y quien asumió el control en 2021 tras la salida de Black, es una de las voces más influyentes en la filantropía judía pro-Israel. Criado en una familia judía de Long Island, Rowan preside la UJA-Federation of New York, la mayor organización filantrópica judía que destina millones a causas en Israel, incluyendo educación, inmigración y apoyo a comunidades vulnerables. Ha sido reconocido por The Jerusalem Post como uno de los “50 judíos más influyentes” en 2021 por sus donaciones a escuelas israelíes, programas para inmigrantes y el cine en el país. Como vicepresidente de Darca, la red educativa más grande de Israel con 53 escuelas y 30.000 estudiantes en zonas subatendidas, Rowan ha invertido directamente en el tejido social israelí.
Sus lazos políticos son aún más notorios. Rowan ha sido un crítico feroz del antisemitismo en universidades estadounidenses, liderando campañas post-7 de octubre de 2023 para presionar a instituciones como la Universidad de Pensilvania, donde donó 50 millones de dólares a la Wharton School.
En 2024, se rumoreó su candidatura como secretario del Tesoro bajo Donald Trump, un puesto que podría amplificar su influencia en políticas pro-Israel.
Aunque no hay evidencia directa de reuniones con Benjamin Netanyahu, Rowan ha abogado públicamente por un “precio a pagar” por el antisemitismo y ha instado al gobierno israelí a fortalecer lazos con EE.UU., criticando tensiones con la administración Biden. En un podcast de 2024 con el inversor israelí Michael Eisenberg, Rowan enfatizó la necesidad de “exactar un precio” por el odio anti-judío, alineándose con narrativas sionistas que defienden la seguridad de Israel como prioridad global.
Leon Black, cofundador y ex-CEO, comparte esta afinidad.
Judío de origen polaco por su padre Eli M. Black, ha donado millones a AIPAC (Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí) y UJA, financiando lobby pro-Israel en Washington. Black contribuyó 1,25 millones de dólares a Birthright Israel, el programa sionista de “indocrinación” que lleva a jóvenes judíos a visitas gratuitas al país para fomentar lealtades.
Josh Harris, el tercer pilar, también figura en listas de judíos influyentes por su apoyo a causas sionistas a través de UJA, aunque su perfil es más bajo tras dejar Apollo en 2022.
Esta adquisición convierte al Atlético en el “primer club israelí” en La Liga, un club que, bajo dueños sionistas, podría servir como plataforma para visibilizar la agenda pro-Israel en Europa.
Imagínese banderas israelíes en el Metropolitano o campañas contra el boicot BDS (Boycott, Divestment, Sanctions) integradas en la marca colchonera.
Es un contraste llamativo con otros clubes de La Liga, donde dueños extranjeros abundan pero la política quedaba en segundo plano.
En contraste, Apollo no oculta sus raíces: sus dueños donan a AIPAC, defienden el sionismo y presionan por políticas pro-Israel. Mientras fondos chinos, rusos, británicos o alemanes ven los clubes como activos financieros, Apollo puede fusionar negocio con ideología, convirtiendo al Atlético en un vector cultural para Israel en España.
Epílogo:
La afición oculta de Apollo:
– Comprar, liquidar y revenderDetrás del glamour deportivo, Apollo arrastra una reputación controvertida en el mundo de las finanzas: la de un depredador que adquiere empresas para despiezarlas, liquidar activos y revenderlas en pocos años, maximizando ganancias a costa de empleos y estabilidad.
Fundada en 1990 por Black, Harris y Rowan, la firma ha completado 153 adquisiciones hasta 2025, muchas en sectores vulnerables, con un patrón de “buy low, strip and flip”.Un ejemplo icónico es Hostess Brands, la icónica marca de Twinkies. Apollo compró sus activos en 2012 por solo 140 millones de dólares durante la liquidación por bancarrota. Tras reestructuraciones agresivas, vendió la compañía en 2016 por 2.300 millones, embolsándose miles de millones mientras miles de trabajadores perdían empleos en cierres de fábricas.
Otro caso es Jacuzzi Brands: Adquirida en 2006 por 990 millones en un apalancamiento, Apollo la revenderió en 2011 tras optimizaciones que incluyeron recortes, generando retornos masivos pero dejando una huella de despidos.
En Verso Paper (ex-negocio de International Paper, comprado en 2006 por 1.400 millones), Apollo llevó a la empresa a una OPI en 2008, pero tras deudas y reestructuraciones, Verso se declaró en quiebra en 2012 y fue liquidada en 2020, con Apollo extrayendo valor vía dividendos mientras proveedores y empleados sufrían.
Más reciente, en Cox Media Group (adquirida en 2019 por 3.100 millones), Apollo fusionó activos de TV y radio, pero enfrentó demandas por monopolios y recortes que afectaron a cientos de periodistas. La firma defiende su modelo como “transformador”, pero críticos lo llaman “capitalismo buccaneer”: comprar, cargar de deuda, liquidar y huir.
Ahora, con el Atlético en su portafolio, los aficionados colchoneros se preguntan: ¿será este un “socio a largo plazo”, como promete Rowan, o el preludio de una remodelación rápida? La historia de Apollo sugiere cautela. El fútbol no es un Twinkie desechable, pero en manos de estos sionistas financieros, el Metropolitano podría ser el próximo activo en el tablero de ajedrez global.