Werther
Veterano
- Registro
- 16 Mar 2004
- Mensajes
- 1.805
- Reacciones
- 3
A nadie le cabe duda de las limitaciones de la física a la hora de darnos a entender la realidad de todo fenómeno. Y es que las dificultades que debe soslayar van más allá de su campo de estudio y de sus posibilidades. La física al ser una ciencia descriptiva, se ve incapaz de dar definiciones absolutas sobre la esencia de las cosas, por eso TODO SUSTRATO DE LA FÍSICA ENTRA DENTRO DEL CAMPO DE ESTUDIO DE LA METAFÍSICA, de tal manera que la física nos describe la realidad como el ser humano la puede conocer, mientras la metafísica se encarga de estudiar como es la realidad en sí, con independencia de los presupuestos básicos en que descansan la capacidad cognoscitiva del ser humano.
La gran aportación de Kant fue establecer que tanto el espacio como el tiempo son condiciones a priori de todo conocimiento, es decir que son la base en que el ser humano se representa al mundo tal y como puede hacerlo. Por tanto, el espacio, el tiempo y el principio de causalidad, nacen del propio intelecto humano y no pertenecen al mundo de los fenómenos o cosas en sí. Por eso, la física presenta tantas limitaciones, y no aguanta una concatenación infinita de porqués, ya que la explicación del último porqué la da la metafísica y es la cosa en sí, que se escapa de nuestra capacidad cognoscitiva y que la intuimos mediante representaciones fruto de nuestro intelecto.
De ello se deduce que tanto el espacio, como el tiempo, condiciones del saber, son siempre a priori de toda experiencia, nacen como base necesaria de la relación entre el sujeto y el mundo que intuye, y que sin este sujeto son inexistentes, puesto que son el principio de su capacidad intelectual.
Toda física para ser coherente ha de descansar en la metafísica, que es la ciencia de las causas primeras y que es la única capaz de dar una explicación coherente a lo que es el universo en sí y no como nos lo representamos, sometido al principio de causalidad o principio del entender, bajo las premisas a priori del espacio y del tiempo.
La gran aportación de Kant fue establecer que tanto el espacio como el tiempo son condiciones a priori de todo conocimiento, es decir que son la base en que el ser humano se representa al mundo tal y como puede hacerlo. Por tanto, el espacio, el tiempo y el principio de causalidad, nacen del propio intelecto humano y no pertenecen al mundo de los fenómenos o cosas en sí. Por eso, la física presenta tantas limitaciones, y no aguanta una concatenación infinita de porqués, ya que la explicación del último porqué la da la metafísica y es la cosa en sí, que se escapa de nuestra capacidad cognoscitiva y que la intuimos mediante representaciones fruto de nuestro intelecto.
De ello se deduce que tanto el espacio, como el tiempo, condiciones del saber, son siempre a priori de toda experiencia, nacen como base necesaria de la relación entre el sujeto y el mundo que intuye, y que sin este sujeto son inexistentes, puesto que son el principio de su capacidad intelectual.
Toda física para ser coherente ha de descansar en la metafísica, que es la ciencia de las causas primeras y que es la única capaz de dar una explicación coherente a lo que es el universo en sí y no como nos lo representamos, sometido al principio de causalidad o principio del entender, bajo las premisas a priori del espacio y del tiempo.