gdx54 rebuznó:
Qué bonita queda la palabra pagafantas en futura negrita, sin duda tu mejor aportación hasta la fecha, burp
Yo en mi msn y en mi correo del trabajo siempre he escrito en futura, qué elegante es, coño. Ahora ya no, porque la tipografía corporativa de mi empresa es Lucida, pero sigo siendo un fan de futura, y odiando comic sans a muerte. En cuanto veo que alguien usa comic sans pierde crédito ante mí. El 90% de la gente que usa comic sans son mujeres, lo cual habla muy bien de su nefasto gusto y su falta de clase. Cuando veo a una mujer usar futura, sonrío. Un par de veces en toda mi vida.
Burp, deja de una puta vez el uso aberrante de la negrita que haces en todos tus posts, que ya te lo he dicho varias veces.
Me he encontrado a más de una como la que describe el post inicial. Existen dos posibilidades: que efectivamente quiera algo contigo o que no lo quiera. Si no lo quieren, la solución es la que te ha dicho gdx, a tomar por culo, sin miramientos, sin más contemplaciones, desecharla como se desecha un kleenex usado. Se tira y no se piensa más en él.
Más gracia me hace, sin embargo, la que de verdad quiere algo y juega a la zanahoria y el burro. De estas me he encontrado a menos, pero también las he visto. La última de ellas no hace demasiado. Quería. Vaya si quería. Me juego las pelotas a que la tía quería. Y sin embargo se alejaba. Me veía hablando con una, o veía que alguna hablaba conmigo, y se ponía celosa. Pero no celos porque no le estuviera prestando atención, o porque otra le robara el protagonismo. No, no. Celos, a secas, veía que el tío que le gustaba, en este caso yo, hablaba con otras y se encelaba. Y me lo manifestaba explícitamente. Me tiraba la caña, y cuando yo iba, ella recogía el anzuelo, se echaba atrás. Cuando yo volvía otra vez a mi sitio, ella volvía a tirar caña, y a recoger, acobardada, si yo iba de nuevo. Ojo: esto podría parecer lo mismo que se describe en el post que abre el hilo, salvo por el hecho determinante de que
en realidad yo le gustaba. Su juego de ahora sí ahora no, ahora echo la caña y ahora recojo lo fue incrementando, hasta que en alguna situación estuvo la cosa a puntito de ser un sí, pero un sí mayúsculo. Incluso este juego afectó a terceras personas. Pero, por circunstancias que no vienen al caso enumerar ni describir, vi que la cosa de ahí no se iba mover. Que iba a ser un permante juego de la zanahoria y el burro. Y a partir de ahí, pues a tomar por culo la cosa. Su cobardía, su falta de iniciativa, el que la vez que más cerca estuvimos de convertir este juego en un sí yo obrara equivocadamente y el que ella viese que estaba jugando con un fuego que a ella misma también le podría quemar hizo que la cosa se muriese, y tácitamente, sin explicaciones, pero sabiendo ambos por qué, nos distanciamos. Bien, nunca quiso dar el paso que su cobardía le impedía dar, prefirió quedarse justo en el borde, en el ni si ni no, pues vale. Estaba en su derecho. Así pues, puerta.
Total, que para el caso, lo mismo da. Si se ponen así, con o sin interés verdadero, a la puta calle, hombre, las cosas claras y el chocolate espeso. Si es que sí que sea que sí y si es que sí que sea que no, que no hemos venido aquí a perder el tiempo ni a caminar por la cuerda floja.