No son más que la excrecencia humana, la hez, el producto más degradado imperfecto y desdeñoso de una raza, de un pueblo que otrora dominó el mundo, acabó con sus enemigos e impuso una férrea inquisición para hacer cumplir las leyes de Dios y del imperio. Un modo de entender la vida y la realidad de la que estos se avergüenzan, huyen y consideran impropia.
Son desechos humanos espiritualmente vacíos que odian a la otra mitad de sus compatriotas, con poca higiene física e intelectual. Giran su política en torno a un fascismo inexistente. Más preocupados por salvar y acoger hasta el último ser del lugar más alejado del mundo que de los compatriotas que las pasan canutas por culpa de una pandemia inventada y sovredimensionada.
Su eslogan es el más patriota es el que más impuestos paga. Claro en el fondo no mienten. Ellos jamás se plantean bajar impuestos para conservar su estado de bienestar y que el pueblo trabaje para ellos. Espero que Dios les tenga preparado un buen castigo. Arderán sin fin en las llamas del infierno.