Pensaba en un zorro que murió con 300 balines de escopeta dentro. He pensado en el destino habitual (o, más bien, el único, a excepción de algunos animales domésticos) de los animales no humanos: morir entre terribles sufrimientos. Devorado, por inanición, aplastado por un pie o pata, descuartizado por sus iguales, etc... Por eso siempre están asustados, a la defensiva, para ellos vivir es una continua amenaza de sufrimiento y dolor.
¿Somos muy diferentes los humanos? Quizás estamos en una burbuja que nos permite olvidar la verdad, pero también es verdad que nuestra capacidad de adaptación es asombrosa. En cuanto nos ponen entre la espada y la pared, sopesamos las muy limitadas opciones que tenemos, y pensamos "maldita sea, si pudiera salir de esta situación... Pero como no tengo ESCAPATORIA, no quiero sufrir más de lo necesario... Así que haré ESTO, aunque NO QUIERA". Podemos elegir, ser racionales y no simplemente huir o atacar. Y de ahí que los prisioneros del ISIS no hagan ni un amago de escapar o matar mientras los arrodillan en pleno desierto para ser decapitados. "Siempre puede no pasar. Siempre puede ser que no duela nada eso comparado con lo que podría doler si intentara huir y fallara". O en las torres gemelas. El fuego está a tus espaldas. Amenaza con calcinarte vivo. Maldita sea, para eso me tiro al vacío y así no lo pasaré tan mal.
Es terrible el momento en que todas las opciones que hay al alcance se reducen a únicamente dos, sin que puedas hacer absolutamente nada. Y que sean opciones de mierda, para colmo.
Ni los humanos estamos libres de la crueldad. No sé qué nos creemos, la verdad. Al final vamos a sufrir igual que un zorro de mierda, y vaya, va a ser divertidísimo. Como una violación. De la que no puedes escapar por más que grites o llores. Pasarás por ello, y no hay nada que puedas hacer al respecto.
Bueno, más o menos como ahora, la verdad. Tampoco es que tengamos tantas opciones a nuestro alcance.