A Estambul según llegas del aeropuerto alucinas. Alucinas porque no dejas de ver mezquitas y banderas gigantes de Turquía.
Alucinas porque ves que te adentras en un inframundo, con viviendas que no pasan el certificado de calidad en cualquier barrio de gitanos de España. Eso sí, salpicadas con rascacielos más feos que su puta madre ( no sé si el viaje nos pilló con alguna reorganización y estaban metiendo a esos subhumanos de las chabolas en rascacielos).
Y la ciudad igual. Que lo mismo alguno se piensa que es la puta polla porque tiene una zona donde parece que está en el mundo civilizado. Cuando te tienen casi tres horas en un bus dándote la vuelta por toda la puta Estambul ves la puta basura que es.