Agustín rebuznó:
Si hay tios con gordas es porque no les queda otra, no porque les gusten. Cualquier tío prefiere una tía con un buen cuerpo que a un bacalao de Terranova. No hay más que ver los tíos que salen con gordas, son también gordos o feos como demonios.
Como yo entiendo perfectamente la diferencia entre un caso particular y una conducta general (eso va por el hilo de los ligones solitarios) debo darte la razón, al mismo tiempo que dejar patente la extrañeza que represento dentro de esta verdad. Yo soy un tipo bastante atlético. No tendré otras virtudes, pero a mis 35 añazos aún marco abdominales y luzco un pecholobo prominente, poderoso y acogedor. Estoy dispuesto a dejar que lo usen como almohada cuantas cachorrillas quieran echarse una siesta a mi vera. Como tengo dos ojos, dos orejas, una nariz y una boca, todos ellos distribuidos con coherencia en mi rostro y con un tamaño adecuado, puedo decir que en el peor de los casos, que tengo una físico agradable. No soy la típica persona que podria considerarse complementaria con una persona obesa.
Sin embargo yo he ido con gordas, no por el placer estético que me suponía la contemplación de esta hipérbole adiposa, sino por una desgana vital que me acompaña desde mi infancia, por unas lujuriosas e incontrolables necesidades de contacto humano, por cierta falta de confianza y amor propio y en determinadas ocasiones, por un gusto por lo apabullante, soez y sórdido. Formar parte de algo grotesco me pone, lo cual no significa que no considere que la elección de la gorda en muy raras ocasiones es considerada la primera opción.
Recuerdo cierto estudio donde se ponía de manifiesto que a la hora de elegir pareja, la mayoria de la gente se decanta por personas cuyo nivel físico es parejo al que ellos mismo obstentan. Un 6 suele elegir a una mujer 7 o 5, pero rara vez a una mujer 9. Ni puede, ni seguramente se sentiria cómodo. En el caso de las mujeres es más evidente aún. Son muchas las bellezas nivel 7-8 con una mendrugo nivel 5. En este caso la belleza masculina de compone de aditamentos tales como el poder adquisitivo, su lugar en la jerarquia o la desesperacion de la hembra por encontrar un donante de semen para su futura prole.