Nombre "artístico":
AC/DC
Nacionalidad: Australiana/Cosmopolita
Gira: Black Ice Tour
Población: Sevilla
Recinto: Estadio Olímpico
Fecha de la experiencia: 26 de Junio de 2010
Horario: 22,10
Tarifas: 73,50 leuros (Voladizo izq)
Duración del servicio: 2 horas aprox.
Componentes: Malcolm, Angus, Brian, Cliff y Phil.
Preliminares:
El viernes, megaconciertazo pureta, en vídeo, del 25 Aniversario del Rock And Roll Hall Of Fame, a pantalla gigante, antes del partido de Ejpaña. Un cubo de cerveza y mucha guasa. Fin del partido y salida de copazos -nos metimos en la disco del Aliatar; más puretas-. El sábado, a media mañana, resacón del 15 y carretera a Sevilla. Calor y apretones de intestino; tuvimos que parar para que descargase un truño antes de llegar a la capital hispalense; justo en este encantador ristorante:
Al poco, ya habíamos llegado al infierno:
Llegamos a puerto, la casa de un hamijo, e inmortalizamos las entradas; no fuese que terminásemos por perderlas.
Reponemos fuerzas que te cagas.
Después de comprar más bebercio y de buscar algo de merchandising por varios chinos -me hice con unos cuernos y una boina parecida a la de Brian-, llegamos a eso de las 19,30 al recinto.
Muchos monstruos, chungos y puretas, pero muy buen rollo. Había incluso familias enteras, como si se tratase de un estreno de Disney o algo así.
Nadie tenía claro quiénes abrían para AC/DC. Un colega, días antes del evento, me dijo que los mismísimos Accept; otro, que si unos tal Mel; al final creo que les tocó la lotería a Los Perros Del Infierno o algo asín.
Y, por fin, a eso de las 22,10 el estadio se vino abajo.
El resto del concierto lo tengo en fragmentos de vídreo. Os jodéis.
De Matrícula de Honor la jugada de Angus, al salir por el final de la pasarela en lugar de por el escenario.
Descripción física: Mucho mejor que la mía. Tuve que sentarme dos veces
, y el cabrón del Angus, con 55 añazos, no paró de corretear durante todo el concierto. Eso sí, yo me he quedado afónico.
Ambientación: Cojonuda. Creo que al final estuvimos allí más de 70.000, entre gordos, calvos, abuelos, etc.
Servicio de barra: Caro: 6 leuros el litro de cerveza. Eso sí, habían dispuestas un montón de barras por todas partes.
Posición: En gradas, a la izquierda del escenario.
Implicación de la banda: Un 10. Estos no fallan; aunque también habría que decir que van sobre seguro y tienen al público metido en el bolsillo desde el principio. Pero, bueno, qué tela... Angus debe meterse todos los días kilómetros de footing, jinseng de ese o lo que coño sea, porque el tío no paraba, y eso que ya estaba chorreando de sudor desde el primer tema. El solo de Let There Be Rock debió durar media hora -mientras el resto de la banda cagaba o se echaba unos cubatas-; media hora en la que el menda jugó con nosotros como quiso: un solo dedicado al gallinero; otro, dedicado a la grada de la derecha; otro, para la frontal;... Una pasada. Al final nos deslumbró con sus calzoncillos mágicos y tal. Brian solventaba con su simpatía y sus chascarrillos esa voz que cada día tiene más cascada. El resto del grupo, muy profesionales llevando todo el tinglado y en un segundo plano.
Implicación del público: Otro 10. Al inicio de cada tema el estadio rugía; aquello era el puto infierno. Todo cristo llevaba sus cuernos luminosos. Durante The Jack y Let There Be Rock, varias señoritas del público, de buen ver y de mejor catar, nos enseñaban algún que otro encanto desde las pantallas gigantes. En fin, que estuvo requetebién.
Calidad del repertorio: Un puto 9. Tocaron unos cuatro temas de la últimas hornadas, pero el resto fueron putos clásicos -los que todos queríamos escuchar-.
Calidad de sonido, luces, etc: Sonido, regular; el estadio era enorme. Las luces, pirotecnias, efectos, artefactos y demás, de 10 absoluto.
¿Bises?: Lo que se dice bises, ninguno. Hicieron un pequeño descanso y salieron a cerrar como siempre: con Highway To Hell y For Those.
¿Grupo recomendable?: Al 100%.
¿Para repetir?: Todos los días.
Resumen experiencia: Enorme. No me emocionaba tanto desde que ahorcaron a mi padre por robar un cerdo.
Valoración final: Un 10 como un templo.
Lo mejor: Todo, excepto lo peor.
Lo peor: El sonido y la pasta gansa que costaba el bebercio.