En cuanto al anuncio de la leche sin lactosa y otras hierbas estamos se está omitiendo un dato esencial a mi entender, se trata de un anuncio dirigido a un público como el femenino que se caracteriza en cierta medida por la tontoculez y en una proporción mucho más importante por la impostura continua.
Destaco con relación a esta última cuestión del fingimiento que las mujeres viven continuamente obsesionadas por dos cuestiones: el parecer sin ser y el ser sin parecer. En cuanto a cómo se manifiestan lo uno y lo otro podríamos tomar como ejemplo del parecer sin sustancia alguna su fijación con modas, tendencias, marcas, influencias y, desde luego, por lo que les señalen los diversos oráculos que marcan a fuego su conducta, desde los panfletos institucionales a los adivinos y horóscopos, con parada de postas en las revistas y programas de cotilleo y rebaños diversos de "amigas". En la liga del ser y no parecer juegan otras cuestiones, y no es la menor sus juegos de disimulo para que no las tomen por lo que no son (en realidad por lo que ellas no creen ser).
Sentadas cuestiones así a nadie debe sorprender que los publicistas, muy avispados, sepan qué el mensaje de fondo consiste en que se les vendan cosas que sean sin parecer junto con otras que parezcan algo sin serlo, y si a ello se añade la guinda de que no exista relación alguna entre resultado (espectacular) y trabajo para obtenerlo (nulo) se redondea la cuestion. De lo contrario cómo se explica que las dietas para ellas sean tan milagrosas como para que siguiéndolas no se pase hambre y no se tenga que hacer ejercicio; si no fuera así cómo entender que buena parte de su campo de consumo se centre en vestirse, maquillarse y comportarse como zorras de la peor laya mientras pretenden que se las trate como a princesas; aunque, claro está, en ambos ejemplos y en muchos otros la culpa será siempre de los hombres, por imponerles modelos y clichés o por no ser capaces de entender sus alambicadas y privilegiadas mentes.