FlorianSotoPeña
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- 16 Ago 2009
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Recientemente tuve una cita con una chica rumana, morena, 1,76 y bastante delgada. No estaba mal del todo, incluso tenía un acento y tono de voz bastante gracioso, muy dulce diría yo. Contactamos a través de una famosa página para buscar pareja, y en cosa de varios días nos pusimos en contacto a través de email, ella muy amablemente me envió una foto en su primer mensaje, yo quedé conforme, era más de lo que esperaba, sobre todo después de que los últimos años mi nivel de exigencia física haya descendido alarmantemente, y casi cualquier ser con vagina menor de 30 años me vale. De modo que comenzamos a intercambiar datos sobre nuestras vidas, contar aficiones, cosas que pudieran existir en común etc. Estuvimos hablando durante 3 semanas hasta que decidí dar el paso para tratar de darle todo el HAMOR que portaba en mis gónadas, de hecho se lo dije claramente, ella en ningún momento pudo sentirse engañada, de hecho el ser rumana y ser puta son palabras sinónimas y no se alarmó lo más mínimo por mis intenciones.
De modo que decidimos quedar un sábado por la tarde junto a la estación de autobuses de su ciudad, llegué con media hora de antelación y me situé justo en el lugar acordado. Al cabo de unos 20 minutos apareció doblando la esquina y me encontré a un saco de huesos andante, bastante desmejorada físicamente respecto a la foto que me había enseñado, como si el SIDRA hubiese hecho mella en su esplendoroso físico de lumi rumana, ahora también parecía una lumi, pero de las que te la chupan por una micra de heroína. La cuestión es que mantuve el tipo y esbocé una falsa sonrisa antes de darle dos besos. Fuimos a un bar a tomar algo, al poco rato de intercambiar unas palabras ella empezó a decirme obscenidades al oído a la vez que me acariciaba la pierna buscando mis partes íntimas. Como he dicho antes mi nivel de exigencia ha descendido notablemente, y como estaba mentalizado en que ese día debía follar le propuse ir a un hotel y follar como perretes.
La cuestión es que fuimos a un hotel, nos pidieron el DNI, nos atendió un tío con pinta de maricón, regordete y simpático que no paraba de mirarnos como creyendo, intuí yo, que ella era una puta de la que había solicitado sus servicios. La cuestión es que subimos a la habitación, por el camino le metí mano un par de veces palpando hueso y poca cosa más. Una vez en la habitación me dijo que una serie de obscenidades de tragarse mi leche y guarreridas varias, comenzó a chupármela como si tuviese una aspiradora por boca a la vez que me masajeaba las gónadas, una gozada oijan, no tardé ni dos minutos en echarle todo el chapapote en el jeto, después la fiesta continuó sobre la cama con mi nabo todavía palpitante tras lechar la cara de esa sidrosa.
La cuestión es que una vez estábamos sobre la cama, ella debajo y yo encima bombeando me di cuenta de que al abrir la puta boca, esa zorra no tenía ni una puta muela sana, todas picadas, pero negras como el puto carbón. Después aprecié que las bragas, que yacían sobre el suelo, sobre el parqué, tenían unos lamparones enormes, pero con unas costras de mierda de impresión. La cuestión es que al cabo de medio minuto mis fosas nasales se inundaron de un extraño hedor, repugnante, como a mierda, no sé si fue por manías que me dieron o porque razón, pero la erección bajó y tuve que irme corriendo al lavabo a vomitar, estuve de rodillas antes de escupir un gargajo con algunos tropezones de la comida del mediodía, la cuestión es que no pude acabar la faena. La tipa se marchó insultándome, llamándome maricón y pichacorta, que no quería saber nada más de mi jamás y no sé que mierdas más. Yo me quedé en estado de shock, incapaz de reaccionar, como si me hubiese sentido ultrajado en mi masculinidad y al mismo tiempo con bastante asco, sensación que me suele ser totalmente ajena, pues me he follado unas cuantas tipas de las cuales huiriáis despavoridos solamente con verlas. La pregunta es, ¿en alguna ocasión os habéis topado con cerdas, putas, guarras, marranas que descuidasen su higiene hasta el punto de ser incapaces de acabar una faena?
De modo que decidimos quedar un sábado por la tarde junto a la estación de autobuses de su ciudad, llegué con media hora de antelación y me situé justo en el lugar acordado. Al cabo de unos 20 minutos apareció doblando la esquina y me encontré a un saco de huesos andante, bastante desmejorada físicamente respecto a la foto que me había enseñado, como si el SIDRA hubiese hecho mella en su esplendoroso físico de lumi rumana, ahora también parecía una lumi, pero de las que te la chupan por una micra de heroína. La cuestión es que mantuve el tipo y esbocé una falsa sonrisa antes de darle dos besos. Fuimos a un bar a tomar algo, al poco rato de intercambiar unas palabras ella empezó a decirme obscenidades al oído a la vez que me acariciaba la pierna buscando mis partes íntimas. Como he dicho antes mi nivel de exigencia ha descendido notablemente, y como estaba mentalizado en que ese día debía follar le propuse ir a un hotel y follar como perretes.
La cuestión es que fuimos a un hotel, nos pidieron el DNI, nos atendió un tío con pinta de maricón, regordete y simpático que no paraba de mirarnos como creyendo, intuí yo, que ella era una puta de la que había solicitado sus servicios. La cuestión es que subimos a la habitación, por el camino le metí mano un par de veces palpando hueso y poca cosa más. Una vez en la habitación me dijo que una serie de obscenidades de tragarse mi leche y guarreridas varias, comenzó a chupármela como si tuviese una aspiradora por boca a la vez que me masajeaba las gónadas, una gozada oijan, no tardé ni dos minutos en echarle todo el chapapote en el jeto, después la fiesta continuó sobre la cama con mi nabo todavía palpitante tras lechar la cara de esa sidrosa.
La cuestión es que una vez estábamos sobre la cama, ella debajo y yo encima bombeando me di cuenta de que al abrir la puta boca, esa zorra no tenía ni una puta muela sana, todas picadas, pero negras como el puto carbón. Después aprecié que las bragas, que yacían sobre el suelo, sobre el parqué, tenían unos lamparones enormes, pero con unas costras de mierda de impresión. La cuestión es que al cabo de medio minuto mis fosas nasales se inundaron de un extraño hedor, repugnante, como a mierda, no sé si fue por manías que me dieron o porque razón, pero la erección bajó y tuve que irme corriendo al lavabo a vomitar, estuve de rodillas antes de escupir un gargajo con algunos tropezones de la comida del mediodía, la cuestión es que no pude acabar la faena. La tipa se marchó insultándome, llamándome maricón y pichacorta, que no quería saber nada más de mi jamás y no sé que mierdas más. Yo me quedé en estado de shock, incapaz de reaccionar, como si me hubiese sentido ultrajado en mi masculinidad y al mismo tiempo con bastante asco, sensación que me suele ser totalmente ajena, pues me he follado unas cuantas tipas de las cuales huiriáis despavoridos solamente con verlas. La pregunta es, ¿en alguna ocasión os habéis topado con cerdas, putas, guarras, marranas que descuidasen su higiene hasta el punto de ser incapaces de acabar una faena?