Uno no espera una profunda reflexión sobre el sentido de la vida en las películas de James Bond. Uno lo que quiere ver cuando se acerca a esta saga es a un James Bond chuleta, cunt-destroyer y socarrón (en este sentido este Bond no termina de llenarme el ojo) vestido impecablemente (no me gustan sus camisas ni lo estrecho de la solapa del traje, sí lo demás), a unas cachondas bien plantás (me ha gustado mucho cómo sale la rubia, más de lo que esperaba [ver arriba]), un Aston Martin tó reshulón (magnífico este DB10, soberbio), una buena ensalada de hostias y de tiros, tres o cuatro momentos (Bond llegando a la oficina y tirándole un requiebro a Money Penny, Q enseñándole los nuevos cacharritos que ha diseñado, que se pida un Martini en alguna escena a tope de lujo, lentejuelas y smokings, preferiblemente en un casino, etc.) y a un malo maloso de la megamuerte que le pone en jaque. Esta tiene pintaza porque tiene casi todo lo enumerado, y coincido con Tunak en que a poco que esté bien hilvanado funcionará
Esta tanda de pelis con Daniel Craig cumplen bastante bien en general, y han añadido la carga psicológica que las anteriores no habían tenido. Pierce Brosnan daba mucho mejor el papel, al menos en apariencia física, que Craig; me hubiera gustado ver estas con Brosnan de protagonista, pero claro, ya estaba mayor el hombre. Una lástima que las de Brosnan fueran de las más flojas e infantiles de todas, con algunos momentos de dar un poco de vergu. Aún así, hay que reconocerle a Craig que ha aguantado el tipo bastante bien y que esa exploración psicológica del personaje se ha debido en buena medida a su buen hacer.
En fin, que supongo que la veré. Buen oído el de Cocreta, que ha identificado la música de "On her majesty's..." en el vídeo, es cierto, y otro buen detalle.