Pues a mi me suspendieron gimnasia en el primer trimestre de 7º de EGB porque, según el profesor, yo me había negado a hacer una prueba física de mierda que eran una especie de series de correr cada vez más deprisa en una especie de circuito en el que tenías que seguir las instrucciones de una voz en off de un radiocasette de la época. En realidad lo que pasaba es que estaba físicamente reventado porque el día anterior, que fue un domingo, estuve jugando a fútbol con unos hamijos durante toda la tarde, y ese día no podía ni con mi alma.
Ese mismo día recuerdo que en la clase de gimnasia le dio un ataque de epilepsia a una tipa medio monguer y se quedó como muerta con una baba espesa fluyendo de su boca entreabierta. La reacción de la muchachada, en lugar de prestarle ayuda, fue la de descojonarse allí, en su puta cara, mientras el profesor, muy nervioso, no sabía como actuar ante la situación.
En otro curso, en el instituto tuve un enfrentamiento con una profesora medio gangosa y charo que dudo que hubiera hecho deporte en su puta vida, con cuerpo de mesa camilla, una nariz semítica bastante pronunciada y una perfecta hija de la gran puta. Me tenía un odio desmedido, y todo porque veía que me abstraía mucho respecto al grupo, con el que no quería tener mucha relación. Hacía todo lo que tenía que hacer pero era evidentemente mi marginalidad. Pues bien, en lugar de buscar una mejor integración y encaje en la clase (algo que yo no quería), la perra sarnosa esta se dedicó a ignorarme durante todo el primer y segundo trimestre, y le daba igual lo que hiciera. Obviamente me suspendió en esos dos primeros trimestres, y tuvimos varios enfrentamientos por los suspensos. Cuando mi madre quiso hablar en un par de ocasiones con la susodicha, la tutora, que era otra tarada, protegió rápidamente a la citada hija de puta para que no tuviera que justificar los suspensos y dar argumentos.
Lo curioso del caso es que ese año me pasó esto con otras tres profesoras más, que me tomaron una manía bastante grande, e incluso a una de ellas la llamé hija de puta delante de toda la clase cuando al darme la nota de suspenso lo hizo regodeándose con risitas. Después de llamarla hija de puta, me largué de la clase y dejé la puerta abierta ante la sorpresa del resto de alumnos. El asunto terminó en manos de la psicóloga del instituto, que me llamó para hacerme preguntas absurdas y ridículas, como para que yo asumiera una culpa que no tenía y rectificase en mi actitud. No quise mandarla a tomar por el culo por no agravar la situación y que me expulsasen, de modo que me dediqué a negar todas las gilipolleces que trataba de atribuirme.
Y respecto a la asignatura de gimnasia creo que realmente sirve para poco, y lo digo como persona más o menos deportista, porque salgo a correr con regularidad, hago montaña cuando puedo y hasta que llegó el coronatimo iba con bastante regularidad al gimnasio. Además es una asignatura que se limita a jueguecitos, algunas pruebas físicas de baja exigencia y muchas gilipolleces sin demasiado sentido. Lo único bueno que tenía era que abandonabas la clase, un espacio cerrado, y estabas al aire libre con ropa más cómoda y que te desestresabas un poco respecto a otras clases. Pero no nos engañemos, valía tanto como la famosa hora de tutoría del viernes a última hora o de la clase de ética, en la que normalmente se hacían deberes de otras asignaturas mientras los profesores se desentendían.