El otro día vi un fragmento del programa este del Risto y el Wismichu. El pavo es un anormal como no hay otro, es como coger a un español medio en una zona de fiesta un sábado por la noche y hacerle preguntas del tipo "y como llevas tú la fama". Puede que sea famoso para cierto grupo de gente en internet, pero al público del programa que aparezca ese pavo les viene y les va lo mismo que el fragmento de anuncios. No dice nada que valga la pena, argumenta sus opiniones puerilmente, se defiende como un chaval de 15 años en una conversación de adultos, no tiene una personalidad mínimamente atractiva, todo lo contrario, no es mas que un panoli del montón que resulta que es famoso. Y para reforzar esa imagen ante la gente que ve el programa y no lo conoce, ponen fragmentos de sus vídeos jugando a videojuegos o haciendo el imbécil vía webcam. Flaco favor le hicieron.
Además de este, aparecían en el programa otros famosillos de la web, a saber, otro Youtuber todavía mas corto e insulso que el anterior, una tía (que melafo) que era bloguera de esas que crean tendencia en Instagram y que reciben enormes cantidades de dinero y trapitos gratis para lucirlos en una foto y que sea vista por cientos de miles de marujas treintañeras. Y otra tía más, del mismo palo, pero mucho mas idiota y que se le veía en la cara a Risto que estaba manejando la conversación como si hablase con una puta cría. Influencers llamaban a esta gente.
Por supuesto todo el programa era totalmente prescindible e inmediatamente olvidable. Lo que se saca en claro de ese programa es que esa gente no vale para cargar con el papel de personaje público, ni televisivo, ni nada. Que se queden en Youtube con sus niños rata y en las fotos de sus redes sociales porque no valen para otra cosa. En la gente de mentalidad no marginal la única respuesta que pueden generar es el bostezo.