Hábitat.

Son unos temas bastantes complicados, la verdad.
En mi caso se podría resumir en que si estiro lo suficiente llego a chuparme la punta de la polla
 
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Ya desarrollaré el hilo cuando tenga tiempo y lo titularé Hábitat.
Luego que no le caen liquencs...
 
Me la pelo viendo Zappeando de La Secta y la segunda cae con El Gato Al Agua de Intereconomía.
¿Vale?
¿Hay que desarrollar?
 
Mi "zona en verde" apenas abarca unas pocas calles alrededor de mi cueva, lo bueno es que dentro de ella me puedo surtir de todo lo necesario para la vida del forero.
Hace un rato llegué de "correr" y sigue siendo raro cruzar ese rubicón imaginario...
 
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Ni "zona en verde" apenas abarca unas pocas calles alrededor de mi cueva, lo bueno es que dentro de ella me puedo surtir de todo lo necesario para la vida del forero.
Hace un rato llegué de "correr" y sigue siendo raro cruzar ese rubicón imaginario...
Es que tú como te descuides te vas al océano
 
Zonas rojas, lineas rojas, hojas de ruta e ¶ioputas¶

Ka®ma y mucho pedil
 
El hilo va de vuestro mundo, de por dónde os movéis y el porqué. Vuestros miedos al bosque oscuro de Caperucita, rutas y calles donde hay peligro de toparos con conocidos y familiares lejanos que os pidan una breve descripción de cómo os va. El hilo va de saber quienes sois a partir de saber por dónde os movéis. Sois más de sotobosque, más de páramos, urbanitas, hikikomoris de esos, o por el contrario sois gente del trote que diría aquel, gente alegre, la alegría de la huerta que está en todos los cumples y celebraciones. De casa al trabajo y del trabajo a casa con una salida semanal al super para los víveres. ¿Hacéis vidas social con vuestras parejas cuasi modelos en los Xanaduses que pueblan la piel de toro. ¿Cenáis fuera, solo de tupper de vuestra madres, qué, subnor, qué?

Ah, se me olvidaba decir que es un estudio de mercado para el nuevo trabajo de Cimmero, para luego mandar vía mp publicidad de pulseras magnéticas, descalcificadores de agua, o estimuladores musculares para adelgazar tumbados en el sofá.
 
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El hilo va de vuestro mundo, de por dónde os movéis y el porqué. Vuestros miedos al bosque oscuro de Caperucita, rutas y calles donde hay peligro de toparos con conocidos y familiares lejanos que os pidan una breve descripción de cómo os va. El hilo va de saber quienes sois a partir de saber por dónde os movéis. Sois más de sotobosque, más de páramos, urbanitas, hikikomoris de esos, o por el contrario sois gente del trote que diría aquel, gente alegre, la alegría de la huerta que está en todos los cumples y celebraciones. De casa al trabajo y del trabajo a casa con una salida semanal al super para los víveres. ¿Hacéis vidas social con vuestras parejas cuasi modelos en los Xanaduses que pueblan la piel de toro. ¿Cenáis fuera, solo de tupper de vuestra madres, qué, subnor, qué?
Así sí.

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Soy capaz de hacer slalom de pasos de cebra, cruzando varias veces de acera, para un tramo de 200 metros que podría hacer rápidamente en línea recta con tal de no tener que saludar/ignorar a ciertos comerciantes de mierda que salen a fumar a la puerta de sus establecimientos, o conocidos varios.
 
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Sólo voy a reconocer que un día sobrevolé Talavera en jújel erz para ver si localizaba ese patio donde instalaste la piscina cochambre esa. Imposible. Es una ciudad de miseria y había mucha paja en la que buscar. Es más fácil preguntar a las putas chinas del pueblo por el cutre de la C15 que les regatea los 20 euros del masaje con paja.
 
Fui durante más de 5 años religiosamente al mismo bar a tomar el café hasta que el dueño, un día espléndido, decidió saludarme y preguntar qué tal.

Yo ahora tengo que dar un rodeo de tres pares de cojones para ir al supermercado, porque en temporada de cerezas, al quinto día comprando merca en la frutería, ya me estaba saludando la puta gorda de la hija de la frutera y la frutera, y me cago en sus putas madres, que yo solo quería cerezas y ahora tengo que evitarlas porque ya me han fichado.

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Perfil bajo, foreros. Perfil bajo o rodeos. You choose.
 
Soy invisible y raramente me encuentro con conocidos. Y si los veo yo, que suelo ir con los ojos bien abiertos, me escabullo hábilmente. Pero hay veces que no se puede, que son ellos los que te ven y ya cuando tú les detectas hay un contacto visual insalvable. Entonces entro en modo monosílabo; sí y no y poco más. Con sequedad, con voz robótica, impasible el ademan.

Mi mundo es mi autismo, y mi hábitat son las cuatro paredes de mi madriguera. Un lugar donde hace meses y meses que no suena el telefonillo ni si quiera por equivocación. Un lugar de luz tenue y moho en las juntas del baño. Donde jamás entró hembra, una verdadera guarida. Y desde esta guarida del águila me planifico mis rutas furtivas, mis incursiones al mundo exterior y hostil. Suelo ir al super una vez por semana, evitando las horas donde hay mucha gente y tienes que hacer cola en la caja. Ahí hay unos minutos donde uno es totalmente vulnerable a los depredadores sociales. Biblioteca, voy, entro, saludo para el cuello de mi camisa, cojo un libro que ya he estado mirando previamente en el catálogo digital, voy a tiro hecho, me lo registran, vuelvo a dar las gracias y despedirme para el cuello de mi camisa sin mirar a los ojos a las bibliotecarias que están bastante bien, y salgo a estampida de allí. Y luego los picaderos, intento ir en horas de siesta o a horas que no dé mucho el cante con los vecinos. Si algún piso está cerca de algún conocido o familiar directamente no voy o voy más tenso que un felino salvaje entrando en una ciudad por la noche.

Saludar saludo poco, hoy mismo he subido las escaleras con un vecino y no nos hemos dicho nada. Ni hola ni adiós ni na. Como dos mostrencos, y eso que nunca nos hemos hecho nada. Pero es mejor así, cada uno en su casa y Dios en la de todos. Mis saludos son tan efusivos como los de la máquina de tabaco. Un hola, un hasta luego, y no tengo más repertorio. Si me encuentro de frente con mis vecinos en el portal les digo hola, pero ya si nos cruzamos a 10 metros del portal no nos saludamos. Es como si no hubiese obligación o yo qué sé, pero en mi caso es así. Dos o tres metros todavía hay que decir algo, pero un poco más allá ya no.

Evito zonas de marcha, zonas de terrazas, calles comerciales, ir por los paseos centrales de parques para evitar las miradas de los que estén sentados en los bancos de los lados. Nada de aglomeraciones, nada de salir en fiestas, nada de interactuar. Me muevo por la ciudad como la sombra de una nube entre las edificios.
 
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Soy capaz de hacer slalom de pasos de cebra, cruzando varias veces de acera, para un tramo de 200 metros que podría hacer rápidamente en línea recta con tal de no tener que saludar/ignorar a ciertos comerciantes de mierda que salen a fumar a la puerta de sus establecimientos, o conocidos varios.

No haberlos conocido. Es fácil.
 
Soy invisible y raramente me encuentro con conocidos. Y si los veo yo, que suelo ir con los ojos bien abiertos, me escabullo hábilmente. Pero hay veces que no se puede, que son ellos los que te ven y ya cuando tú les detectas hay un contacto visual insalvable. Entonces entro en modo monosílabo; sí y no y poco más. Con sequedad, con voz robótica, impasible el ademan.

Mi mundo es mi autismo, y mi hábitat son las cuatro paredes de mi madriguera. Un lugar donde hace meses y meses que no suena el telefonillo ni si quiera por equivocación. Un lugar de luz tenue y moho en las juntas del baño. Donde jamás entró hembra, una verdadera guarida. Y desde esta guarida del águila me planifico mis rutas furtivas, mis incursiones al mundo exterior y hostil. Suelo ir al super una vez por semana, evitando las horas donde hay mucha gente y tienes que hacer cola en la caja. Ahí hay unos minutos donde uno es totalmente vulnerable a los depredadores sociales. Biblioteca, voy, entro, saludo para el cuello de mi camisa, cojo un libro que ya he estado mirando previamente en el catálogo digital, voy a tiro hecho, me lo registran, vuelvo a dar las gracias y despedirme para el cuello de mi camisa sin mirar a los ojos a las bibliotecarias que están bastante bien, y salgo a estampida de allí. Y luego los picaderos, intento ir en horas de siesta o a horas que no dé mucho el cante con los vecinos. Si algún piso está cerca de algún conocido o familiar directamente no voy o voy más tenso que un felino salvaje entrando en una ciudad por la noche.

Saludar saludo poco, hoy mismo he subido las escaleras con un vecino y no nos hemos dicho nada. Ni hola ni adiós ni na. Como dos mostrencos, y eso que nunca nos hemos hecho nada. Pero es mejor así, cada uno en su casa y Dios en la de todos. Mis saludos son tan efusivos como los de la máquina de tabaco. Un hola, un hasta luego, y no tengo más repertorio. Si me encuentro de frente con mis vecinos en el portal les digo hola, pero ya si nos cruzamos a 10 metros del portal no nos saludamos. Es como si no hubiese obligación o yo qué sé, pero en mi caso es así. Dos o tres metros todavía hay que decir algo, pero un poco más allá ya no.

Evito zonas de marcha, zonas de terrazas, calles comerciales, ir por los paseos centrales de parques para evitar las miradas de los que estén sentados en los bancos de los lados. Nada de aglomeraciones, nada de salir en fiestas, nada de interactuar. Me muevo por la ciudad como la sombra de una nube entre las edificios.

Alta literatura, amigos, alta literatura.
 
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