Hablando del antes citado rabino. Resulta que al convivir dos o tres años, pues se supone que somos amigos imaginarios o algo así.
Pues bien, continuando con su tradición de sablear, sean consumiciones o cualquier tipo de historia como quien no quiere la cosa, y después de haberle enchufado en un trabajo con el que gana 1600 (ni siquiera dar las gracias por el enchufe), y cobrando yo trescientos y pico de paguita, me llama para tomar un café hasta en dos ocasiones...
Y en las dos ocasiones, ¿adivinen quién pagó el café porque tenía el otro la cartera clavada al cuerpo con los clavos de la cruz de Cristo y ninguna intención de mover la de su sitio? Vergonzoso. En serio. Ofensivo teniendo en cuenta la situación económica de ambos.
De los días que se pedía telepizzas a domicilio y no ofrecía una mierda, ya si eso voy hablando otro día.
Huelga decir que no le he dirigido la palabra en lo que va de año dejando patente que me importa una puta mierda su puta vida.
Si me estás leyendo, ni te molestes.