Hasta la polla de Iglesia Evangelica Gitana

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elric981

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14 Abr 2009
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Pues si caballeros, tengo a escasos metros de la ventana de mi habitacion, la ventana de un "templo gitano"

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El problema viene en dias como hoy que no hay quien pueda dormir una siesta a gusto. El motivo no es otro que se pasan toda la puñetera tarde cantando y gritando

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Toda la tarde entre gritos de "dios es nuestro amigo", "aleluya", "amen" y canticos de todo tipo, se pueden pasar facilmente 20 minutos cantando la misma cancion y cada uno tiene una voz mas penosa

Antes no molestaban tanto por que solian cerrar la ventana y no tenian micros. Ahora es el apocalipsis......micro y organo grande, con lo que el flamenqueo cristiano esta asegurado de 4 a 9 de la noche ininterrumpidamente.

Una solucion quiero
 
En la farmacia hay tapones para los oídos de rebajas, dos por uno.
 
Ofrézcales trabajo en abundancia, a todos y cada uno de ellos.

No hay nada mas triste que vivir en un barrio de gitanos y venir a quejarse de ellos.
 
Barrio de gitanos los cojones :137 , el problema viene que esta gentuza se ve que no les dejaban montar un chiringo de estos en ningun lado y primero cogieron el bajo ese montando una merceria que a las dos semanas tenia ya la cruz gigante y estaban todos vestidos como una boda entrando a saco. Vamos, que fue una invasion poco a poco

Deja de ver Callejeros anda
 
Compañero, a mi tambien me pasa. Ahora mismo los estoy escuchando yo cantar el Ave María desde mi cuarto.
Mi barrio antes no era de gitanos pero gracias a las sunvenciones de zapatitos se han mudado a mi comunidad unos simpáticos señores morenos.

Lo mejor que puedes hacer es poner la música a toda hostia y si alguien te rechista le lanzas un "y a los gitanos no les dices nada" y fiés.
 
segun las tradiciones romanís, si la moza no es virgen no puede celebrarse el casamiento. Me ofrezco voluntario en mision de desvirgamiento racial y con nocturnidad. (tendran preferencia las que se parezcan a la joven de la foto)
Himenes cero, cero bodas. problema resuelto.

A su servicio.
 
Iba a abrir un hilo pero casi mejor que pongo aquí el artículo amo de Arturo Pérez Reverte de hoy...

Vamos a llamarlo, si les parece bien, hospital del Venerable Prepucio de San Agapito. O, si lo prefieren, de los Siete Dolores de Santa Genoveva. Para más datos, añadiremos que está situado en una ciudad del sur de España. Y el arriba firmante –yo mismo, vamos– camina por el pasillo de una de sus plantas después de haber conseguido, tras arduas gestiones, intensas sonrisas y mucho hágame el favor, permiso para visitar a un amigo internado de urgencia, al que sus innumerables pecados y vida golfa dejaron el hígado y otros órganos vitales en estado lamentable.

Voy por el pasillo, en fin, pensando en un informe publicado hace poco: uno de cada diez trabajadores de hospital español sufre agresiones físicas por parte de pacientes o sus familiares, y siete de cada diez son objeto de amenazas o insultos ante la pasividad de los seguratas correspondientes. Que con frecuencia, según las circunstancias, prefieren no complicarse la vida. Y no deja de tener su lógica. Una cosa es decir no alborote, señora, caballero, a un ama de casa de Reus o a un jubilado de Úbeda cabreados con o sin motivo, y otra diferente, más peliaguda, impedir que un musulmán entre a la fuerza con su legítima en el quirófano, decirle a un subsahariano negro de color que no es hora de visitas, o informar a cuatro miembros de la mara Salvatrucha que la puñalada que recibió su amigo Winston Sánchez no se la podrán coser hasta mañana. Ahí, a poco que falle el tacto, sales en los periódicos.

Pienso en eso, como digo, mientras busco la habitación B-37. En éstas llego a una sala de espera con los asientos y el suelo cubiertos de mantas, papeles, vasos de plástico y botellas de agua vacías; y cuando me dispongo a embocar el pasillo inmediato, dos gitanillos que se persiguen uno a otro impactan, sucesivamente, contra mis piernas. Me zafo como puedo, mientras creo recordar que en los hospitales están prohibidos los niños, sueltos o amarrados. Luego miro en torno y veo a una señora entrada en carnes, con una teta fuera y dándole de mamar a una rolliza criatura que sorbe con ansia de superviviente. Slurp, slurp, slurp. A ver dónde me he metido, pienso con el natural desconcierto. Entonces miro hacia el pasillo y me paro en seco.

Imaginen un pasillo de hospital de toda la vida. Y allí, arremolinada, una quincena de personas vociferantes: seis o siete varones adultos, otras tantas mujeres y algunos niños parecidos a los que acaban de dislocarme una rótula en la sala de espera. Sobre los mayores, para que ustedes se hagan idea, tecleas juntas en Google las palabras García Lorca, Guardia Civil, Heredias, Camborios, primo y prima, y salen sus fotos: patillas, sombreros, algún bastón con flecos, dientes de oro y anillos de lo mismo. Sólo les falta un Mercedes del año 74. Los jóvenes visten de oscuro y tienen un aire desgarrado y peligroso que te rilas, a medio camino entre Navajita Plateá y las Barranquillas. En cuanto a las Rosarios, sólo echas de menos claveles en los moños. Las jóvenes tienen cinturas estrechas, pelo largo, negrísimo, y ojos trágicos. Una lleva un niño en brazos. Todas van de negro, como de luto anticipado. Y en el centro del barullo, pegado a la pared, un médico vestido de médico. Acojonado.

«Ha matao ar papa, ha matao ar papa», gritan las mujeres, desgañitándose. Insultan y amenazan al médico los hombres, más sobrios y en su papel. «He dihe que ze moría y za muerto», dice uno de ellos, inapelable. «Te vi a rahá.» El médico, pálido, más blanco que su bata, la espalda contra la pared, balbucea explicaciones y excusas. Que si era muy viejo, que si aquello no tenía remedio. Que si la ciencia tiene sus límites, y tal. «Lo habei matao, criminá», vocifera otro, pasando mucho del discurso exculpatorio. Una de las Rosarios salta con extraño zapateado, agitándose la falda. «Er patriarca», se desmelena. «Er patriarca.» Lloran y gritan las otras, haciendo lo mismo. «Pinsharlo, pinsharlo», sugiere una de las jóvenes. «Que ha matao ar papa.»

Me quedo donde estoy, prudente. Mejor el médico que yo, pienso. Que cada cual enfrente su destino. Algunas cabezas de enfermos y visitantes asoman por las puertas de las habitaciones, contemplando el espectáculo con curiosidad. Miro alrededor, buscando una ruta de retirada idónea. Los dos gitanillos continúan persiguiéndose sobre las mantas y las botellas vacías, y el mamoncete sigue a lo suyo, pegado a la teta. Slurp, slurp. En la máquina del café, dos guardias de seguridad, vueltos de espaldas a lo que ocurre en el pasillo, parecen muy ocupados contando monedas y buscando la tecla adecuada para servirse un cortado. Me acerco a ellos. ¿Hay capuchino?, pregunto, metiendo un euro. Ellos mismos pulsan mi tecla, amables. Estamos los tres en silencio mientras sale el chorrito.
 
Yo también estaba buscando el modo de abrir un hilo decente con el artículo de tito Reverte. Es lo más LOL que he leído en tiempos. Lo bueno del susodicho artículo es que sin insultarles en ningún momento ha conseguido que todo el mundo se dé cuenta de lo hijos de puta que son esta puta raza. Ya me estoy imaginando mogollón de cartas de protesta de asociaciones pro-gitanos defendiendo su dignidad y blao blao. La semana que viene echaremos un vistazo a la sección "cartas al director", seguro que sale ladrando algún Borja, Jiménez o Heredia.
 
Pues que ladren lo que quieran, pero es una verdad como un templo. Un gitano, por norma general, no tiene educación ni respeto, y se cree que la medicina es cosa de Dios y fe. Pues miren, no. Y si se muere el Papa, un hijo de puta menos que mantiene el estado. Monumento para el médico :lol:
 
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Hay algo en esta chica que no me termina de convencer, pero mi pene, gustosamente entraria en su cueva de Ali baba. No se porque extraña razon, quiero morderle una teta.
 
Dicen que los gitanos son la evolución del hombre actual.
El homo-sapiens-sapiens-sapiens-sapiens-sapiens,etc.

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vincenzolaguardia rebuznó:
...Me quedo donde estoy, prudente. Mejor el médico que yo, pienso. Que cada cual enfrente su destino. Algunas cabezas de enfermos y visitantes asoman por las puertas de las habitaciones, contemplando el espectáculo con curiosidad. Miro alrededor, buscando una ruta de retirada idónea. Los dos gitanillos continúan persiguiéndose sobre las mantas y las botellas vacías, y el mamoncete sigue a lo suyo, pegado a la teta. Slurp, slurp. En la máquina del café, dos guardias de seguridad, vueltos de espaldas a lo que ocurre en el pasillo, parecen muy ocupados contando monedas y buscando la tecla adecuada para servirse un cortado. Me acerco a ellos. ¿Hay capuchino?, pregunto, metiendo un euro. Ellos mismos pulsan mi tecla, amables. Estamos los tres en silencio mientras sale el chorrito.

Reverte no es santo de mi devoción pero a veces se casca unos artículos con los que te partes el ojete. La realidad es que ante esa situación miras hacia otro lado y haces como si estuvieras ocupado. Sólo algún perroflauta diría de boquillas que iría a poner paz.

LoL
 
hay una gitana que curraba, o bueno, la veia pasar por la calle cuando yo iba a currar supongo que iria a currar a una tienda porque vestia toda la pija, que era hermosa la cabrona y con un tipazo de cojones, fuera de mi alcanze :(
 
Pérez-Reverte raramente decepciona, básicamente porque anda por donde el común de los mortales anda.
La única manera de hablar medio civilizadamente con un gitano sin miedo a ser rajado o robado es llevar una cámara y decir que eres de Callejeros.
 
Yo no se porque los gitanos se molestan en creer en algo, si al fin y al cabo ellos no son seres humanos. Por cierto me ha resultado amerrimo el artículo de Reverte, y un reflejo de la realidad social actual en España, se gana más siendo un cabronazo que una persona de bien.
 
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