Vamos a ver: el buen gintonic lo he aprendido desde la base, como desertor del arado. Una vez, hace eones, en MadriZ, probé el primer gintonic bien servido. En copa de balón, con su twist de limón y tal. Fue como despertar de un sueño de idiotas en el que el cubata (de vodka con limón, imagina) servía sólo para coger el punto y el gintonic de lo que fuera en tubo era sólo algo mejor. Esa vez, aquel dichoso día, fue cuando descubrí que el alcohol sirve también para ser disfrutado.
Yo le doy las gracias a usted y a todos los entendidos en el arte del Gintonic.
En el hilo
ad hoc que se desarrolló en el subforo cocinas aprendí a que me gustase. Joder, no di la turra ni nada a las camareras de los bares de mi barrio cada vez que pedía uno.
Todavía recuerdo la primera vez que lo pedí en el casino de Bilbao:
- Un gintoni de Tanqueray... esto... ¿tienes copa de balón?
- No creo... (mira por los armarios y encuentra
una, una puta copa de huevo (eso no era de balón, o sí era de balón pero desinflado) Sí, aquí hay una.
- Pues bien, llénamela de hielos primero por favor (previo paso de echarle un agua a la copa del polvo que tenía y aguarme el gintoni de antemano). Dale unas vueltas a la copa para que se enfríe (y yo le hacia el gesto mientras observaba como su mirada, antes cordial, se iba transformando en algo molesto). Oye, perdona, ¿tenéis lima? Que no te h preguntado antes.
- No.
- Bueno, pues nada. Córtame la corteza del limón sólo, sin la pulpa.
- ¿Qué?
Y ahí mis colegas, que no sé para que hostias fui con ellos la primera vez, me dijeron que parase ya de hacer el capullo.
Joder, y encima parecía que la culpa la tenía yo. CagonDios.