Ni que ahora algo genérico tenga por qué ser malo, The last of us era la enésima historia de zombis y la trama consistía en llevar a una persona del punto A al punto B, un argumento más simple que el mecanismo de un chupete y una premisa trilladísima. Aún así se convirtió en el mejor juego de la historia, superado únicamente por su segunda parte.
Intergalactic nos muestra naves espaciales, música de los 80, robots y espadas, yo es que no sé qué más necesitáis para ser felices.
Este verano se supone que sale la Switch 2 y pensaba pillarla, pero con este juego a la vista es que va a ser absurdo.