Tan débiles somos..
Hoy desayuné con mi padre. Y hablamos de todo un poco, menos del atentado. Pero de repente me empezó a contar que a él de pequeño le gustaba ir al matadero, y se hizo amigo del regente de allí. Tendría mi padre unos 9 años. El veía como bajaban a los corderillos, uno por uno, les inmovilizaban y les clavaban algo en la yugular. Yo me retorcía de horror mientras daba sorbitos al café, hasta dejé de lado la tostada.
El caso es que un día el regente le dijo a mi padre pequeñín, que se hicieron amigos-conocidos, ve, corre, entra tú y elige uno. Y me contaba que subió y se paró ahí en medio de todos los corderillos y no pudo elegir uno. Simplemente no pudo. Que iba a coger uno y no, le miraba a sus ojitos y no, venga, otro, y tampoco., y otro, y no, y así. Y volvió con las manos vacías. Y el señor le preguntó, y él dijo que no podía. Y nunca volvió allí.