Desmond Humes
EmbajaLOL musical PL
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"Te explicaré de que va esto. Se podría decir que es como un teatro. Los clientes son el público, que viene no sólo a comer, sino más bien a que se les sirva como si fueran los reyes de un gran reino. Nosotros somos los actores, los bufones, por así decirlo. Los clientes deben disfrutar, no sólo con la comida, sino más bien con la sensación de que son importantes, de que disponen de servidumbre. ¿Lo vas cogiendo?"
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No es un tema nuevo en el foro, ya existen hilos que tocan este tema y el de las propinas, tanto en el general como en el viajes, pero creo que no está de más que los encargados de satisfacer las demandas del comensal (aka camaretas) tengan su hilo oficial, al menos en este subforo.
![CAMAREROS+EN+RECORTES+DE+LA+PRENSA+DIGITAL,+DE+XAVIER+VALDERAS.j.pg.jpg](https://4.bp.blogspot.com/-qtSGZhcSjMw/UbbyPml0p9I/AAAAAAAAIhU/jIh9aVPX92E/s400/CAMAREROS+EN+RECORTES+DE+LA+PRENSA+DIGITAL,+DE+XAVIER+VALDERAS.j.pg.jpg)
Es broma...
![lol :lol: :lol:](/images/rangos/UEsfajG.gif)
Recuerdo las palabras que solía decir un profesor de servicios, el que nos enseñaba todo el protocolo y técnicas camareriles: "El que vale vale, y el que no, trabaja en la cocina". Los que hacíamos las prácticas de camarero pero en realidad íbamos a especializarnos luego solo en cocina, nos reíamos mucho con esa frase, pero vista ahora con la perspectiva del tiempo, hay mucha más verdad en ella de la que todos pensábamos por entonces.
Es cierto que para ser camarero no hace falta estudiar ingeniería, pero "hay que valer". En el fondo, puedes meter a un mono en una cocina y enseñarle lo básico. Y al final lo terminará aprendiendo. Además, siempre tendrá cierto margen de error; si en la cocina algo se quema, se cae al suelo o no sale bien, casi siempre hay posibilidad de empezar otra vez.
El camarero tiene menos margen, porque está de frente al cliente. Si le tira bebida o comida por encima, si se confunde al tomar comanda, cobrar, o lo que sea, ese error es mucho más directo e importante que el cometido en la cocina. Y eso, además de aprendizaje, requiere alguna condición que es innata. Así que, en cierto sentido, sí, hay que valer para ser un buen camarero.
![camareros-francia.jpg](https://trabajarenfrancia.com/wp-content/uploads/2014/07/camareros-francia.jpg)
También me fascina la relación camareros-cocina. Siempre será una relación de amor-odio en la que encontrar el equilibrio es muy difícil. No es solo por temas de repartir propinas o repartir culpas si algo sale mal. Hay detalles más sutiles que todo eso; una brigada de camareros demasiado torpes significa la ruina, directamente. Un grupo de camareros demasiado buenos y profesionales, tampoco me interesa, egoistamente, porque serán listos como zorros y ante el dueño o el que lleve el local siempre se apañarán para dar la imagen correcta y dejar mal a la cocina en caso de que haya "polémica"
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Bueno, eso no es tan literal, es medio en broma. Pero es complicado explicar esa relación del día a día en unas pocas líneas. Digamos que no es fácil encontrar un equilibrio en el que todo el mundo se sienta cómodo. Supongo que lo mismo podría decirse de la gente que trabaja en la cocina y de la gente que lleva el local. Rara vez hay armonía entre todos esas partes. Y cuando la hay, no suele durar. Siempre habrá cambios, tarde o temprano.
Al final me he ido un poco por los cerros de Úbeda. El hilo está para comentar experiencias personales, encuentros más o menos desafortunados con el gremio de camareros, vuestra manera de actuar respecto a ellos, o lo que queráis.
Por mi parte más adelante iré alimentando el hilo con descarados copia-pegas de la internec, sin ninguna vergüenza por mi parte. Hay material abundante y muy ameno sobre la profesión.
![20070325185952-capitulo9-1.gif](https://historiasdeuncamarerodecadente.blogia.com/upload/20070325185952-capitulo9-1.gif)
Por poner un primer ejemplo:
"Un buen camarero nunca pierde la calma, aun cuando todos a su alrededor la pierdan"
Un excelente chef me dijo una vez: "Esto no es para calientes"
Se refería a la hostelería y todas sus vicisitudes a cuestas.
Cuando todo parece derrumbarse, debes tomarte un tiempo para acomodar las cosas en tu cabeza y seguir. Y si puedes, irradiar tu energía celestial a tus compañeros.
Seguro que te ha pasado: tienes un millón de mesas que atender, y sólo hay dos camareros. El encargado ha desaparecido. Los clientes te insultan. Se levantan, se sientan, levantan las manos como orangutanes enojados. No hay música en el comedor y el teléfono suena ininterrumpidamente durante 30 minutos porque nadie atiende.
Los cocineros se pelean entre ellos por nimiedades. Utilizan un lenguaje gutural. Uno se cortó un dedo. Otro se quemó. Las comandas caen de la tickeadora hasta el suelo. La que lava los platos llora en un rincón. El suelo es un salvaje río de mugre y de copas y platos rotos.
Casi todos tus compañeros dan vueltas infinitas en un mismo eje. Es este el glorioso momento en el que debes parar la pelota, pisarla y pensar. Respirar. Inhalar/ exhalar. Ver la situación en modo Matrix.
Y entonces, levantas la cabeza con dignidad, caminas por la sala, y sonríes y pides disculpas a los clientes con ojos de Dios bonachón.
Pero ni un pelo se te mueve; estás radiante, sereno y recto. Impertérrito. Calmo. Sabio. Tienes las palabras justas para dirigirte con respeto hacia tus clientes, y hacia los cocineros. Estás más allá del bien y del mal. Hasta quizá atiendas el teléfono.
Y reza para que todo termine lo antes posible, y sin heridos.