Esta tarde venía de pasar el fin de semana por una carretera secundaria en la zona de toledo. En un momento dado he visto como una moto con dos ocupantes se me pegaba con la rabia que me da eso. He decidido darle un pequeño susto frenando un poco, con tan mala suerte que le he debido pillar despistado y me ha alcanzado ligeramente, lo suficiente para perder el control e irse hacia la derecha hasta estamparse con uno de los escasos árboles que hay.
Como yo iba solo y tampoco pasaba nadie he estado tentado de pasar de ellos (que se lo merecían por tontolabas) pero al final he frenado un poco más adelante y he vuelto a ver. Me he fijado primero en el que estaba casi al borde de la carretera y al acercarme he visto que su pecho de movía un poco. Le he gritado para que me dijera cómo estaba, pero con el casco y la visera como para oír algo. Me he agachado, he desabrochado el cierre y he tirado del casco. Ha sido curioso porque ha sonado casi como cuando se decorcha una botella, un ruido de succión. Y el casco ha salido con un poco de esfuerzo pero arrastrando una mezcla de sangre y restos blanquecinos. A la vez, el cuerpo del tontolaba ha sufrido como un par de convulsiones y luego nada. Al fijarme en el tipo, la parte superior de su cráneo no estaba, y le chorreaba lentamente sangre por la frente, casi como un velo.
Como no había más que hacer, me he limpiado un poco las manos en el cuero de su cazadora y he ido a ver al otro. O mejor dicho otra, porque con el impacto había perdido el casco y se veía una cara de tía entre la sangre y los restos de tierra. Estaba de lado apoyada contra el árbol, casi plegada sobre él, como si lo abrazara con el pecho y las piernas. La he dado la vuelta y no parecía respirar. La tomé el pulso y tampoco. Decidí, en contra de lo que ahora o en cualquier otro momento pensaría como necesario, hacerle un masaje cardiaco. Por supuesto sin respiración, con esa boca sanguinolenta... Al tercer o cuarto apretón sobre su esternón me di cuenta de dos cosas: estaba haciendo el gilipollas, porque cada apretón significaba chorreón de sangre por su boca que me estaba poniendo perdido; y que la tía tenía unas bolas grandes y duras de impresión. La he desabotonado un poco la chaqueta y he levantado la camiseta que llevaba (un poco ensangrentado todo la verdad) y metiendo la mano he sacado una de sus tetas. Impresionante el tacto duro, y lo grande que era. Además el pezón era de areola grande y oscura que me encantan. Es curioso que aún cuando la chica estaba más que muerta, y no movía ni una pupila, al rozarle un poco el pezón con los dedos este se ha puesto duro y aún más oscuro. He tenido una erección mirándolo.
Aún en esa situación que me estaba empezando a gustar he pensado que en cualquier momento podía aparecer alguien. Así que la he vuelto a vestir un poco y he llamado por el movil para decir que me habia encontrado a dos motoristas tirados. A los veinte minutos más o menos ha aparecido un coche de la guardia civil y enseguida una UVI móvil. Les he explicado que los he visto al pasar, que al chico el casco le debió saltar en el golpe y que a la chica, que me ha parecido que aún respiraba, la he dado masaje un rato.
A los 10 minutos, cuando ya sólo estábamos con papeleos porque los de la UVI ni los han tocado, pidiéndome datos y tal, ha aparecido un coche con un matrimonio de unos 60. Resulta que eran los padres de la chica que acababa de salir en la moto con su novio del pueblo de al lado. Gritos, desesperación, llantos... lo típico. Al final alguien les ha explicado que yo he intentado reanimarla y la mujer ha venido hacia mí, en silencio, me ha abrazado y casi sin voz, entre los ronquidos del llanto seco ya, me ha dicho gracias.
Me he ido al poco ya, con la extraña sensación de lo bien que sienta que alguien te crea un héroe o algo. Y es que creo que lo soy.
Como yo iba solo y tampoco pasaba nadie he estado tentado de pasar de ellos (que se lo merecían por tontolabas) pero al final he frenado un poco más adelante y he vuelto a ver. Me he fijado primero en el que estaba casi al borde de la carretera y al acercarme he visto que su pecho de movía un poco. Le he gritado para que me dijera cómo estaba, pero con el casco y la visera como para oír algo. Me he agachado, he desabrochado el cierre y he tirado del casco. Ha sido curioso porque ha sonado casi como cuando se decorcha una botella, un ruido de succión. Y el casco ha salido con un poco de esfuerzo pero arrastrando una mezcla de sangre y restos blanquecinos. A la vez, el cuerpo del tontolaba ha sufrido como un par de convulsiones y luego nada. Al fijarme en el tipo, la parte superior de su cráneo no estaba, y le chorreaba lentamente sangre por la frente, casi como un velo.
Como no había más que hacer, me he limpiado un poco las manos en el cuero de su cazadora y he ido a ver al otro. O mejor dicho otra, porque con el impacto había perdido el casco y se veía una cara de tía entre la sangre y los restos de tierra. Estaba de lado apoyada contra el árbol, casi plegada sobre él, como si lo abrazara con el pecho y las piernas. La he dado la vuelta y no parecía respirar. La tomé el pulso y tampoco. Decidí, en contra de lo que ahora o en cualquier otro momento pensaría como necesario, hacerle un masaje cardiaco. Por supuesto sin respiración, con esa boca sanguinolenta... Al tercer o cuarto apretón sobre su esternón me di cuenta de dos cosas: estaba haciendo el gilipollas, porque cada apretón significaba chorreón de sangre por su boca que me estaba poniendo perdido; y que la tía tenía unas bolas grandes y duras de impresión. La he desabotonado un poco la chaqueta y he levantado la camiseta que llevaba (un poco ensangrentado todo la verdad) y metiendo la mano he sacado una de sus tetas. Impresionante el tacto duro, y lo grande que era. Además el pezón era de areola grande y oscura que me encantan. Es curioso que aún cuando la chica estaba más que muerta, y no movía ni una pupila, al rozarle un poco el pezón con los dedos este se ha puesto duro y aún más oscuro. He tenido una erección mirándolo.
Aún en esa situación que me estaba empezando a gustar he pensado que en cualquier momento podía aparecer alguien. Así que la he vuelto a vestir un poco y he llamado por el movil para decir que me habia encontrado a dos motoristas tirados. A los veinte minutos más o menos ha aparecido un coche de la guardia civil y enseguida una UVI móvil. Les he explicado que los he visto al pasar, que al chico el casco le debió saltar en el golpe y que a la chica, que me ha parecido que aún respiraba, la he dado masaje un rato.
A los 10 minutos, cuando ya sólo estábamos con papeleos porque los de la UVI ni los han tocado, pidiéndome datos y tal, ha aparecido un coche con un matrimonio de unos 60. Resulta que eran los padres de la chica que acababa de salir en la moto con su novio del pueblo de al lado. Gritos, desesperación, llantos... lo típico. Al final alguien les ha explicado que yo he intentado reanimarla y la mujer ha venido hacia mí, en silencio, me ha abrazado y casi sin voz, entre los ronquidos del llanto seco ya, me ha dicho gracias.
Me he ido al poco ya, con la extraña sensación de lo bien que sienta que alguien te crea un héroe o algo. Y es que creo que lo soy.