- Registro
- 12 Abr 2005
- Mensajes
- 3.447
- Reacciones
- 4
pues bien voy a contar de forma enormamente esquemática, casi matemática, mi vida......espero que comprendáis las dificultades de manejarse con normalidad en el universo de imbéciles en que me ha tocado vivir, y de tragar ruedas de molino a todas horas......
Dejo a elección del moderador, ILG, el hacer de este relato y de la discusión que pudiera originar, un hilo autónomo.
Tengo 35 años....Soy doctor universitario, investigador y demás vainas que me permiten sobrevivir, a la espera de una puta vez del salto económico que me permita acceder a la solvencia deseada y por la que lucho (tanto más cuanto que un par de robos de plaza han hecho que me sienta estancado en numerosas ocasiones, con la sensación desde hace 5 que el momento decisivo de mi vida ya había pasado; pero eso es otro tema que ya no viene a cuento y que ya no me preocupa lo más mínimo....). He vivido, tras salir de mi región asturiana, en Boston, Madrid, Holanda (Amsterdam y Leiden) y Alemania. Vivo de alquiler, en un piso de 48 metros cuadrados por el que pago unos 475 euros con todo incluído; gano unos 1350 euros al mes, por 20 horas de trabajo (luego en la práctica es mentira y son muchas más......de no ser así, estaría bien....). Vivo solo desde hace 3 años, tras compartir piso, y tras haberse venido abajo mis dos relaciones serias en la ciudad justo cuando ya planeábamos vida en común.
Soy el mayor de tres hermanos. El primogénito varón, con todas las ventajas y cargas que ello conlleva a la hora de tratar con gente a veces tan cerril como los asturianos de más edad, padres y abuelos. Tengo dos hermanas. Una, casi 4 años más joven; la otra, casi 14.
Mis dos padres han trabajado siempre; o, mejor dicho, han tenido un sueldo siempre......ahora enseguida veréis por qué.......En mi casa no faltó nunca el dinero. O casi nunca. Luego se verá por qué. No éramos ricos, pero teníamos una posición holgada.
Viví los casi primeros años de mi vida en una villa asturiana. Para mí aquello era el paraíso. Mi madre era maestra en el pueblo. Yo era, por tanto, casi un personaje público. En los primeros tres años de vida, mi abuela paterna ayudó mucho a mi madre con la crianza. Y tuve un par de "tatas" que me quisieron mucho. Señoras de pueblo, casi de aldea, de una bondad enorme. Jugaba con sus hijos, sus sobrinos.....De ahí quizás desarrollé la naturalidad en el trato hacia gente más desfavorecida que yo, sin darme cuenta de que aquello era una excepción, que la mayoría de las veces se trataba de gentuza que le quería sacar a uno las tripas. No era el caso de aquellas dos que me cuidaron. Recuerdo que el día antes de volar a Inglaterra para pisar tierra extranjera por primera vez, volvi a casa de la que aún vivía. Estaba muy enferma. Para mí era muy importante despedirme de ella. Y para ella también. Uno de aquellos guajes, con el que más jugaba, Josín, murió ahogado en el Nalón, en un remolino, mientras pescaba. Recuerdo aquellos cumpleaños en que nos hacían chocolate con churro para todos.....allá con 6 o 7 años, cuando, de modo excepcional, la tata volvía por un día, porque ya no estaba para trabajar todos los días........
Con 3 años, al ponerse enferma, muy enferma, la tata, al no poder trabajar más......y al no tener mi madre con quién dejarme.....fui al colegio.....y allí me quedé.,......el cole ha sido para mi siempre mi casa...el único lugar donde había calor de veras, cariño, y donde no importaban tanto las edades como parecía....no sé si era por ser hijo de maestra, por caer simpático o por qué, el caso es que podía mezclarme con los de 2 años más que yo, ir a sus clases...etc......aprendí a leer con 3 años....y el placer del colegio es algo que no me abandonó hasta muy recientemente.....
Mi padre trabajaba en un buen puesto en la industria, pero en otra ciudad......tenía que usar el coche todos los días. Media hora de ida, y media de vuelta. No comía en casa casi nunca. Trabajaba a turnos. Los fines de semana, estudiaba la segunda carrera, para mejorar profesionalmente y dejar los turnos de lado (ingeniería). Mi recuerdo de entonces de mi padre es el de un señor muy serio que estaba casi siempre de mal humor, y al que no se podía molestar mientras estudiaba. Como mucho, jugaba cada 2 semanas con él un domingo. Mi madre era otra cosa, estaba casi siempre alegre, y estaba muy orgullosa de mí. Y yo de ella. Entonces (hablo de años como el 75 o 76, por ejemplo, muy pocas mujeres trabajaban. Sólo las enfermeras y maestras, básicamente. Yo estaba muy orgulloso de que mi madre trabajase. No era sólo tener dos sueldos (eso un crío no lo nota tanto. No, es que mi mamá tenía coche propio, y era muy independiente. Nos llevaba en coche a la playa a mi y a mi hermana, cuando nació allá por el 76). Y eso le permitía, cosa que siempre he considerado, en el fondo de mi corazón, crucial, tener cierta autonomía respecto a mi padre. Si un día renían, siempre podía ir a su aire con su coche. Teníamos dos 850 de SEAT, uno mi padre y uno mi madre. Yo estaba muy orgulloso de mi mami, porque era maestra, enseñaba a otros niños, evitaba que fueran unos "borriquinos". Enseñaba a hijos de campesinos, a algún hijo de viuda de minero que se había ido a vivir allí, a gente en general humilde. Nos querían mucho. En Navidades nos regalaban algo de lomo o chorizo en agradecimiento. Yo ahí creo que sentí que quería ser lo mismo, que quería hacer algo por los demás. Yo mismo, como era de los listos, y en mi ambiente siempre se apoyó el estudio, era de los que le echaba una mano a mis amigos más retrasados. Jugaba a dar clases. Y era el típico apoyo del maestro, porque eran como mi madre, o eso creía yo....No era un empollón repelente, eso no. Estudiaba, pero era muy travieso y gamberro. Y eso a las niñas les gustaba......
Dejo a elección del moderador, ILG, el hacer de este relato y de la discusión que pudiera originar, un hilo autónomo.
Tengo 35 años....Soy doctor universitario, investigador y demás vainas que me permiten sobrevivir, a la espera de una puta vez del salto económico que me permita acceder a la solvencia deseada y por la que lucho (tanto más cuanto que un par de robos de plaza han hecho que me sienta estancado en numerosas ocasiones, con la sensación desde hace 5 que el momento decisivo de mi vida ya había pasado; pero eso es otro tema que ya no viene a cuento y que ya no me preocupa lo más mínimo....). He vivido, tras salir de mi región asturiana, en Boston, Madrid, Holanda (Amsterdam y Leiden) y Alemania. Vivo de alquiler, en un piso de 48 metros cuadrados por el que pago unos 475 euros con todo incluído; gano unos 1350 euros al mes, por 20 horas de trabajo (luego en la práctica es mentira y son muchas más......de no ser así, estaría bien....). Vivo solo desde hace 3 años, tras compartir piso, y tras haberse venido abajo mis dos relaciones serias en la ciudad justo cuando ya planeábamos vida en común.
Soy el mayor de tres hermanos. El primogénito varón, con todas las ventajas y cargas que ello conlleva a la hora de tratar con gente a veces tan cerril como los asturianos de más edad, padres y abuelos. Tengo dos hermanas. Una, casi 4 años más joven; la otra, casi 14.
Mis dos padres han trabajado siempre; o, mejor dicho, han tenido un sueldo siempre......ahora enseguida veréis por qué.......En mi casa no faltó nunca el dinero. O casi nunca. Luego se verá por qué. No éramos ricos, pero teníamos una posición holgada.
Viví los casi primeros años de mi vida en una villa asturiana. Para mí aquello era el paraíso. Mi madre era maestra en el pueblo. Yo era, por tanto, casi un personaje público. En los primeros tres años de vida, mi abuela paterna ayudó mucho a mi madre con la crianza. Y tuve un par de "tatas" que me quisieron mucho. Señoras de pueblo, casi de aldea, de una bondad enorme. Jugaba con sus hijos, sus sobrinos.....De ahí quizás desarrollé la naturalidad en el trato hacia gente más desfavorecida que yo, sin darme cuenta de que aquello era una excepción, que la mayoría de las veces se trataba de gentuza que le quería sacar a uno las tripas. No era el caso de aquellas dos que me cuidaron. Recuerdo que el día antes de volar a Inglaterra para pisar tierra extranjera por primera vez, volvi a casa de la que aún vivía. Estaba muy enferma. Para mí era muy importante despedirme de ella. Y para ella también. Uno de aquellos guajes, con el que más jugaba, Josín, murió ahogado en el Nalón, en un remolino, mientras pescaba. Recuerdo aquellos cumpleaños en que nos hacían chocolate con churro para todos.....allá con 6 o 7 años, cuando, de modo excepcional, la tata volvía por un día, porque ya no estaba para trabajar todos los días........
Con 3 años, al ponerse enferma, muy enferma, la tata, al no poder trabajar más......y al no tener mi madre con quién dejarme.....fui al colegio.....y allí me quedé.,......el cole ha sido para mi siempre mi casa...el único lugar donde había calor de veras, cariño, y donde no importaban tanto las edades como parecía....no sé si era por ser hijo de maestra, por caer simpático o por qué, el caso es que podía mezclarme con los de 2 años más que yo, ir a sus clases...etc......aprendí a leer con 3 años....y el placer del colegio es algo que no me abandonó hasta muy recientemente.....
Mi padre trabajaba en un buen puesto en la industria, pero en otra ciudad......tenía que usar el coche todos los días. Media hora de ida, y media de vuelta. No comía en casa casi nunca. Trabajaba a turnos. Los fines de semana, estudiaba la segunda carrera, para mejorar profesionalmente y dejar los turnos de lado (ingeniería). Mi recuerdo de entonces de mi padre es el de un señor muy serio que estaba casi siempre de mal humor, y al que no se podía molestar mientras estudiaba. Como mucho, jugaba cada 2 semanas con él un domingo. Mi madre era otra cosa, estaba casi siempre alegre, y estaba muy orgullosa de mí. Y yo de ella. Entonces (hablo de años como el 75 o 76, por ejemplo, muy pocas mujeres trabajaban. Sólo las enfermeras y maestras, básicamente. Yo estaba muy orgulloso de que mi madre trabajase. No era sólo tener dos sueldos (eso un crío no lo nota tanto. No, es que mi mamá tenía coche propio, y era muy independiente. Nos llevaba en coche a la playa a mi y a mi hermana, cuando nació allá por el 76). Y eso le permitía, cosa que siempre he considerado, en el fondo de mi corazón, crucial, tener cierta autonomía respecto a mi padre. Si un día renían, siempre podía ir a su aire con su coche. Teníamos dos 850 de SEAT, uno mi padre y uno mi madre. Yo estaba muy orgulloso de mi mami, porque era maestra, enseñaba a otros niños, evitaba que fueran unos "borriquinos". Enseñaba a hijos de campesinos, a algún hijo de viuda de minero que se había ido a vivir allí, a gente en general humilde. Nos querían mucho. En Navidades nos regalaban algo de lomo o chorizo en agradecimiento. Yo ahí creo que sentí que quería ser lo mismo, que quería hacer algo por los demás. Yo mismo, como era de los listos, y en mi ambiente siempre se apoyó el estudio, era de los que le echaba una mano a mis amigos más retrasados. Jugaba a dar clases. Y era el típico apoyo del maestro, porque eran como mi madre, o eso creía yo....No era un empollón repelente, eso no. Estudiaba, pero era muy travieso y gamberro. Y eso a las niñas les gustaba......