Os pego el artículo de hoy de Alfonso Ussía.
El plan
Alfonso Ussía
La aprobación del «Plan Ibarreche» ha dejado de tener interés para los nacionalistas. Después de la reunión celebrada entre Zapatero y su cónsul en Vasconia Pachi López, el «Plan Ibarreche» ha quedado obsoleto. Para conseguir la independencia de las Vascongadas basta y sobra con aplicar el «Plan Zapatero», infinitamente más ambicioso que el elaborado supuestamente por el «Lehendakari» y corregido por el ilustre padre de la Constitución Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, más conocido como Miguel Herrero de Miñón, o Micky Miñón para los íntimos. O Zapatero, como muchos sospechan, no tiene ni la más puñetera idea de qué va la cosa, o Zapatero es un irresponsable rayano con la frontera de la infamia, o Zapatero es un frívolo que se contenta con ir saliendo del paso de los problemas que su propia frivolidad le plantea. Sus palabras pueden interpretarse con tan dispares conclusiones, que el analista más cauteloso y sensato tiene grandes posibilidades de volverse loco de remate. Arzallus en fuera de juego. Ibarreche superado. Atucha, sin trabajo pendiente. Zapatero se ha entregado a la Cataluña de Carod-Rovira y al País Vasco de Otegui. Así resulta facilísimo gobernar, pero un día se encontrará con que sólo se gobierna a sí mismo. Sinceramente, no es cuestión de risas, respuestas facilonas e ironías que no tiene y le escriben para que se las aprenda. No hay nación en el mundo con más posibilidades de autogobierno para sus regiones o autonomías. Avanzar más choca frontalmente con el concepto de España. Trocear España no es una acción política. Es una traición. Puede que todo sean palabras y palabras de un indocumentado que se topa de golpe con una responsabilidad excesiva. No creo en un Zapatero sutil y taimado tejiendo un plan frío y quebradizo de acuerdo con los nacionalismos excluyentes y fascistas. Pero son tantos los pactos que debe cumplir y las satisfacciones que tiene que dar a quienes le han prometido a cambio su apoyo parlamentario, que la mínima coherencia resulta en él ilusión inalcanzable. Lo malo es que Zapatero está jugando con algo que es de todos. Y además, intocable, invulnerable y sagrado. Ese algo se llama España, y no puede ser objeto de cambalache de apoyos y mercadería de votos. Resulta curioso que para hablar del futuro del País Vasco, Zapatero no se haya molestado en pedir la opinión de los socialistas sufrientes. Ahí tiene a Redondo Terreros, a Gotzone Mora, a Rosa Díez, a los componentes y miembros socialistas del Foro de Ermua y de «¡Basta Ya!». Esos socialistas no le interesan a Zapatero. Le revientan a Zapatero. Le recuerdan a Zapatero valentías, firmezas y resistencias que rechaza. Zapatero se siente cómodo con el Pachi López que prefiere pactar con Ibarreche que hablar con María San Gil. Así de triste y cínico se presenta el futuro. A España no le van a desgajar ni Cataluña ni Vasconia. Eso está por encima de las responsabilidades de Zapatero. Si hay peligro de ello, Zapatero se callará y hablaremos los españoles.