Jacques de Molay
Freak total
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Como veo que nadie está por la labor, aunque algunos lo prometieron, lo hago yo, porque es imprescindible que haya un hilo dedicado a los clásicos por excelencia, griegos y latinos, los grandes entre los grandes. Y mi literatura favorita, dicho sea de paso, y para conmemorar mis 10.000 posts en esta santa casa.
Bueno, en este hilo nos curraremos un poquito los posts, no me vale que pongáis que os mola la “Ilíada” y punto, tendréis que trabajároslo más u os voy a borrar los posts, por mis santos cojones.
Yo empezaré a cantar a Homero, el nacido en siete ciudades (era demasiado grande para tener una sola patria), el jonio, el ciego, el hijo de Meles.
Podremos discutir si la “Ilíada” y la “Odisea” fueron obra suya, si él se limitó a recopilar lo que otros aedos anónimos cantaron antes que él (una lástima que no recopilara más y que se nos perdieran más “Nostoi” o el ciclo de Tebas, por poner un par de ejemplos), pero lo indiscutible es que la posteridad lo percibe como el Primero de los Poetas (en todos los sentidos).
Para mí, como tendremos ocasión de discutir, no hay duda que ambos poemas “Ilíada” y “Odisea” son obra de una sola mano y un solo genio, aunque tampoco me cabe duda que él se valió de recoger cantos dispersos de otros poetas anteriores o cantos populares de temática épica. Hace un par de siglos estaba de moda negar la autoría de Homero, pero hoy en día los estudiosos optan por no dudar de la unidad de su obra. Pero, bueno, esta es una discusión recurrente que volverá con el tiempo, como siempre se vuelve a discutir sobre la autoría de las obras de Shakespeare.
Me diréis que por qué tenéis que leer a Homero y yo os responderé que por uebos (lo que no significa por cojones, sino por necesidad, ver el R.A.E. al que algunos sois tan aficionados), ya que en Homero está todo lo qué es el hombre (como también lo está en la “Epopeya de Gilgamesh”) y todo aquello por lo que merece ser vivida la vida.
Las imágenes son poderosas y aun nos golpean con su contundencia, ¿quién ha podido describir más hermosamente a la Aurora, con un solo epíteto, “rododaktilos”, la de dedos de rosa, porque así es la Aurora? ¿O quién ha podido expresar mejor la sensualidad que Homero cuando narra cómo Hera, la de ojos de novilla, se ciñó el ceñidor de Venus a su talle y sedujo al cronida Zeus, que las nubes acumula, o que el concúbito, violento, de Odiseo y Circe? ¿Qué más épico que la venganza de Ulises contra los pretendientes, ayudado solo por su hijo, su padre y un criado fiel? ¿Qué más conmovedor que a Ulises sólo lo reconozca su perro, Argo, que él crió de cachorro y que vivió veinte años, sólo para ver el regreso de su amo; o como el viejo Laertes, deja a un lado la decrepitud y abate con su lanza a un enemigo en el último combate; o como Zeus deja que su hijo Sarpedón muera en batalla, porque era la ley que los Inmortales no pudieran ayudar a sus vástagos o a sus protegidos, pero que una vez caído el héroe envía a Apolo para que proteja su cadáver y lo envíe con todo el honor a Licia, tierra opulenta, donde reinaba Sarpedón (ver “Las exequias de Sarpedón” de Cavafis)? ¿Qué mas misterioso que la raíz “moly” que hace al héroe inmune a los hechizos o el loto que hace olvidar a los hombres y que todavía buscan, en vano, los botánicos?
Estos son algunos motivos más que suficientes para honrar a Homero por encima de todos los demás. Pero también porque él fue el primero de quien ha quedado el nombre, porque abrió el camino a Hesíodo, a Safo, a Anacreonte, a Tirteo, a Arquíloco y a todos los demás, hasta llegar a Virgilio y a los latinos. Y a todos aquellos que como Dante, que nunca pudo leer a Homero, creen que la épica es la primera de las artes poéticas y que su Musa es la más poderosa de las nueve hermanas.
Así que te saludo, Homero, que yo me acordaré también de otro canto y de ti.
Bueno, en este hilo nos curraremos un poquito los posts, no me vale que pongáis que os mola la “Ilíada” y punto, tendréis que trabajároslo más u os voy a borrar los posts, por mis santos cojones.
Yo empezaré a cantar a Homero, el nacido en siete ciudades (era demasiado grande para tener una sola patria), el jonio, el ciego, el hijo de Meles.
Podremos discutir si la “Ilíada” y la “Odisea” fueron obra suya, si él se limitó a recopilar lo que otros aedos anónimos cantaron antes que él (una lástima que no recopilara más y que se nos perdieran más “Nostoi” o el ciclo de Tebas, por poner un par de ejemplos), pero lo indiscutible es que la posteridad lo percibe como el Primero de los Poetas (en todos los sentidos).
Para mí, como tendremos ocasión de discutir, no hay duda que ambos poemas “Ilíada” y “Odisea” son obra de una sola mano y un solo genio, aunque tampoco me cabe duda que él se valió de recoger cantos dispersos de otros poetas anteriores o cantos populares de temática épica. Hace un par de siglos estaba de moda negar la autoría de Homero, pero hoy en día los estudiosos optan por no dudar de la unidad de su obra. Pero, bueno, esta es una discusión recurrente que volverá con el tiempo, como siempre se vuelve a discutir sobre la autoría de las obras de Shakespeare.
Me diréis que por qué tenéis que leer a Homero y yo os responderé que por uebos (lo que no significa por cojones, sino por necesidad, ver el R.A.E. al que algunos sois tan aficionados), ya que en Homero está todo lo qué es el hombre (como también lo está en la “Epopeya de Gilgamesh”) y todo aquello por lo que merece ser vivida la vida.
Las imágenes son poderosas y aun nos golpean con su contundencia, ¿quién ha podido describir más hermosamente a la Aurora, con un solo epíteto, “rododaktilos”, la de dedos de rosa, porque así es la Aurora? ¿O quién ha podido expresar mejor la sensualidad que Homero cuando narra cómo Hera, la de ojos de novilla, se ciñó el ceñidor de Venus a su talle y sedujo al cronida Zeus, que las nubes acumula, o que el concúbito, violento, de Odiseo y Circe? ¿Qué más épico que la venganza de Ulises contra los pretendientes, ayudado solo por su hijo, su padre y un criado fiel? ¿Qué más conmovedor que a Ulises sólo lo reconozca su perro, Argo, que él crió de cachorro y que vivió veinte años, sólo para ver el regreso de su amo; o como el viejo Laertes, deja a un lado la decrepitud y abate con su lanza a un enemigo en el último combate; o como Zeus deja que su hijo Sarpedón muera en batalla, porque era la ley que los Inmortales no pudieran ayudar a sus vástagos o a sus protegidos, pero que una vez caído el héroe envía a Apolo para que proteja su cadáver y lo envíe con todo el honor a Licia, tierra opulenta, donde reinaba Sarpedón (ver “Las exequias de Sarpedón” de Cavafis)? ¿Qué mas misterioso que la raíz “moly” que hace al héroe inmune a los hechizos o el loto que hace olvidar a los hombres y que todavía buscan, en vano, los botánicos?
Estos son algunos motivos más que suficientes para honrar a Homero por encima de todos los demás. Pero también porque él fue el primero de quien ha quedado el nombre, porque abrió el camino a Hesíodo, a Safo, a Anacreonte, a Tirteo, a Arquíloco y a todos los demás, hasta llegar a Virgilio y a los latinos. Y a todos aquellos que como Dante, que nunca pudo leer a Homero, creen que la épica es la primera de las artes poéticas y que su Musa es la más poderosa de las nueve hermanas.
Así que te saludo, Homero, que yo me acordaré también de otro canto y de ti.