Tom Bombadil
Clásico
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- 4 Jun 2005
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Todo sucedió hará unos 6 meses, en esa época en que el otoño empieza a dejar paso al invierno y las mantas empiezan a acumularse sobre nuestro lecho, nada hacía presagiar que aquella sería una noche diferente a las demás, no serían más de las tres cuando mi compañero de correrías nocturnas me dijo “oye, que mañana tengo que madrugar, ya me voy”, sabía de antes que él no podía salir hasta muy tarde, por lo que no me cogió de sorpresa, lo más normal hubiese sido volverme a casa al instante, sin embargo decidí quedarme un rato más en aquel pequeño pub, pues todavía era pronto y deseaba apurar mi último cubata antes de regresar a mi morada.
Apenas quedarían ya dos dedos de mi bebida (de los cuales un 80% debía ser el agua de los cubitos) cuando las vi entrar, dos chicas de rasgos exóticos, posiblemente sudamericanas, con paso firme y decidido se dirigieron hacia el fondo del local y comenzaron su danza, la una frente a la otra y desentendiéndose del ambiente que las rodeaba.
No se por que me llamaron la atención, ni eran excesivamente atractivas ni vestían arrebatadoramente sexys, quizás fue por su forma de bailar, quien sabe, cuando ya echaba el último sorbo y me ponía la cazadora para salir, una de ellas me dirigió una mirada descarada y la mantuvo durante 4 o 5 segundos, me sorprendí un poco, pues es habitual que cuando una chica se insinúa lo haga con una tímida sonrisita y no con una mirada tan directa, al menos por estos lares, por lo que me quedé temporalmente en “off”, pasados unos cinco segundos, y cuando ya me recuperaba de la sorpresa, la repitió y todavía más descarada, “jeje, me parece que está pidiendo guerra” me dije para mí, me acerqué a la zona en que bailaban ellas y me recosté contra una columna mientras la observaba con más detalle, no era muy alta, rondaría el 1,60, de complexión fina, y con unas facciones algo extrañas producto , sin duda, de la mezcla de sangres que desde siglos se ha producido en ese continente, cuando se paró a mi lado y me dirigió una tercera mirada descarada no me hice de rogar….
-hola , bailas bastante bien
-gracias, jeje ¿tú no bailas?
-Hoy no me apetece mucho, Por cierto ¿Cómo te llamas?
-Yo Gabriela, soy brasileña ¿Y tú?
No fue una charla muy extensa, pues había poco de que hablar, al sonar la melodía de una canción de moda, me cogió de las manos y empezamos a bailar, yo le seguí la corriente, maravillado por lo lanzada que era esa chica, y el uno junto al otro estuvimos cuatro, cinco, o quizás seis minutos, cuando, al acabar la canción, se acercó a mí hasta tocar mi pecho con sus senos, se levantó ligeramente de puntillas y dirigió sus labios hacia los míos, me quedé bastante sorprendido, no esperaba tanta iniciativa, y por primera vez en mi vida hice “la cobra”.
-¿Qué te pasa?
- No se, chica …..es que acabamos de conocernos……
-¡Que tonto eres! (con expresión de niña enfadada)
Y seguimos bailando la siguiente canción sin darle mayor importancia, yo me encontraba algo perplejo (y encantado, por que no decirlo) ante el arrojo mostrado por la chica y no pude evitar pensar “ojalá las españolas fuesen así de lanzadas, jeje”, no debieron pasar más de cinco o seis minutos cuando por segunda vez se puso de puntillas y se dirigió hacia mi boca, yo, sorprendido, por segunda vez hice la cobra.
-¿Pero que te pasa?
- Hace diez minutos que nos hemos conocido….. no vayas tan rápido ¡Leona!. (dije, mientras pensaba que quizás estaba siendo un poco tonto, aunque no quede bien el decirlo me sentía algo intimidado ante tanto arrojo)
-¡No te entiendo! (me dijo con su acento carioca mientras hacia una mueca de evidente desagrado)
Proseguimos el baile, yo intuía que poco tardaría ella en realizar un tercer intento, y así fue antes de que pasasen 30 segundos desde el anterior, en esta ocasión si le correspondí, y nuestros labios se fundieron durante un minuto largo, al separar nuestras cabezas percibí en su rostro una mueca de evidente satisfacción, se pegó a mí y apoyó su cabeza sobre mi hombro, yo estaba contento, pues una noche que parecía iba a transcurrir sin pena ni gloria, acabaría siendo de las buenas, en ese instante me alegré de no haberme ido al tiempo que mi compañero, ¡bendito cubata que demoró mi regreso! No recuerdo cuantas veces más se fusionaron nuestros labios, pero si la pasión con que lo hicieron, mis manos cobraron vida propia y partieron en misión de exploración sobre las curvas de su cuerpo: sus pechos, su cintura, sus caderas y sus nalgas pasaron la correspondiente revisión, mientras, ella no se cortaba y hacía lo propio conmigo, su amiga seguía bailando sola, no parecía molesta y nos miraba con una sonrisita de complicidad, me alegré de no tener ninguna bat factor con la que lidiar, ya habríamos matado una hora con “exploraciones mutuas” cuando intercambiamos algunas frases.
-¿Qué hacéis vosotras en Mallorca?
-Turismo, queríamos conocer España.
-¿Os quedareis mucho tiempo más?
-Unos 15 días, estamos en una casa que nos han prestado unos amigos que viven aquí.
-¿Habíais venido antes a este pub?
-Es la primera vez ¿te parece bien que dentro de un rato vayamos a otro al que fuimos ayer y que nos gusta más?
-No, perfecto, donde vosotras queráis.
-……Y después, si quieres, te vienes a nuestra casa y te la enseño.
Decididamente esa iba a ser una buena noche, incluso yo me sorprendía de lo sencillo que había resultado todo, intentaba recordar algún éxito pasado con tan pocas dificultades, me costaba, y desde luego no era por que los numerosos cubatas consumidos me hubiesen privado de memoria ¿Sería el clima tropical que las hacía ser tan lanzadas? Fuese por lo que fuese me lamenté de que pocas españolas fuesen así de desinhibidas, no me dio mucho tiempo de seguir con mis reflexiones, pues al poco, me agarraba nuevamente de la cintura y volvía a frotarse contra mi cuerpo, yo la abracé hasta la extensión de mis brazos y proseguimos dispensándonos todo tipo de mimos y caricias, me encontraba flotando en una nube, todo parecía perfecto, quizás demasiado perfecto, hasta que algo en el techo la hizo levantar la cabeza para mirar hacia arriba, no se cual debió ser la causa, pero ese simple y común gesto me provocó un pequeño shock que me dejó paralizado, rígido, sin capacidad de reacción, e intenté razonar todo lo que el alcohol ingerido (tampoco no demasiado) me permitía, procuré recordar situaciones, imágenes del pasado, pero ninguna concordaba, ella se dio cuenta de mi cambio.
-¿Qué te pasa?
-No, nada, no pasa nada….
-Te noto raro ¿De verdad no te pasa nada?
-Sí, no pasa nada, de veras…
Pero no podía disimular que algo sí pasaba, mientras evitaba su mirada, intenté hacer memoria, yo había conocida chicas de anchas espaldas, de andares masculinos, algunas bastante peludas, pero…¿Chicas con nuez? La verdad es que no recordaba ninguna, durante unos instantes decidí que esa podía ser una chica con algún rasgo masculino, al igual que las anteriormente recordadas, y que no valía la pena comerse el coco, pero……no, ya no la veía igual, me sentía incómodo, me separé un poco de ella y escoré la cabeza para ver nuevamente su garganta y así confirmar la impresión inicial, ella se extrañó ante el movimiento
¿Qué estás haciendo? Su voz había cambiado, ya no era tan afectuosa más bien tirando a molesta, “Nada, sólo mirarte un poquitín, jeje” sonó falso, lo se, su expresión fue de evidente desencanto, simulé una caricia sobre su barbilla para intentar levantar nuevamente su cuello, pero se apercibió de la maniobra y tras bajar enérgicamente la cabeza me espetó con furia ¿Qué haces? Yo no sabía que contestar, me encontraba confuso, la analicé nuevamente, ese rostro “extraño” que yo había atribuido a la mezcla de sangres propia de esa zona del globo ¿quizás podía ser debido a otros motivos? Mi desazón iba en aumento y empecé a sentir una cierta angustia ¿Acaso he estado 2 horas dándome el lote con un travelo? No podía ser, intenté encontrarle argumentos que respaldasen su feminidad, era efectivamente bajita, pocos hombres hay que midan 1,60, era de complexión frágil, sus manos y sus pies eran pequeños, ¿Acaso la toma de hormonas femeninas o alguna operación quirúrgica modificaba eso? Creía recordar que no, pero dudaba si preguntarle al respecto ¿Cómo se lo tomaría? Temía una reacción poco amistosa por su parte, ya parecía bastante enojada como para….
¿Me quieres decir que pasa? Me interrumpió nuevamente en mi pensamiento, estaba realmente enfadada, decidí coger el toro por los cuernos ¿Y si resultaba que efectivamente era una mujer y yo me estaba comiendo el coco tontamente? Me armé de valor y en voz suave le pregunté:
-Verás, quisiera saber una cosa…..mmmmm……tú…….
- (Su rostro ya mostraba un enojo al que poco le faltaba para alcanzar la cólera) ¿YO QUE?
-Eres…….bueno, quiero decir…..cuando tú naciste…..emmmm………¿Eras mujer?
Y llegó el Apocalipsis, sonaron los tambores de la guerra, su rostro se desencajó y sonó un estruendoso ¡PUES CLARO! Se alejó de mí medio metro y se quedó hierática con los brazos cruzados, la situación ya no era salvable, por unos instantes sopesé la posibilidad de dirigirle un último toqueteo hacia su zona genital (la única que aún no había explorado) pero no podía, temía confirmar mis sospechas o recibir un sonoro bofetón, preferí quedarme con la duda, decirle un escueto “Oye, no me encuentro bien, me voy a mi casa” y ante su mirada de indisimulado odio, girar en redondo y encaminarme a mi dulce hogar, recuerdo que, nada más llegar, me lavé los dientes 4 veces seguidas mientras le daba vueltas en la cabeza a la situación vivida, todavía hoy no lo tengo claro
¿Hay mujeres con nuez? ¿Era un transexual?
Empecé a cavilar, argumentos en favor del sí: Prominente nuez (sí, durante el escaso segundo en que la pude ver, me pareció ciertamente grande) y ese rostro que desde el inicio me pareció “extraño”. Argumentos a favor del no: Escasa estatura, complexión fina, manos y pies pequeños…..le di bastantes vueltas, y no llegue a conclusión alguna.
¿Lo era o no lo era?
Apenas quedarían ya dos dedos de mi bebida (de los cuales un 80% debía ser el agua de los cubitos) cuando las vi entrar, dos chicas de rasgos exóticos, posiblemente sudamericanas, con paso firme y decidido se dirigieron hacia el fondo del local y comenzaron su danza, la una frente a la otra y desentendiéndose del ambiente que las rodeaba.
No se por que me llamaron la atención, ni eran excesivamente atractivas ni vestían arrebatadoramente sexys, quizás fue por su forma de bailar, quien sabe, cuando ya echaba el último sorbo y me ponía la cazadora para salir, una de ellas me dirigió una mirada descarada y la mantuvo durante 4 o 5 segundos, me sorprendí un poco, pues es habitual que cuando una chica se insinúa lo haga con una tímida sonrisita y no con una mirada tan directa, al menos por estos lares, por lo que me quedé temporalmente en “off”, pasados unos cinco segundos, y cuando ya me recuperaba de la sorpresa, la repitió y todavía más descarada, “jeje, me parece que está pidiendo guerra” me dije para mí, me acerqué a la zona en que bailaban ellas y me recosté contra una columna mientras la observaba con más detalle, no era muy alta, rondaría el 1,60, de complexión fina, y con unas facciones algo extrañas producto , sin duda, de la mezcla de sangres que desde siglos se ha producido en ese continente, cuando se paró a mi lado y me dirigió una tercera mirada descarada no me hice de rogar….
-hola , bailas bastante bien
-gracias, jeje ¿tú no bailas?
-Hoy no me apetece mucho, Por cierto ¿Cómo te llamas?
-Yo Gabriela, soy brasileña ¿Y tú?
No fue una charla muy extensa, pues había poco de que hablar, al sonar la melodía de una canción de moda, me cogió de las manos y empezamos a bailar, yo le seguí la corriente, maravillado por lo lanzada que era esa chica, y el uno junto al otro estuvimos cuatro, cinco, o quizás seis minutos, cuando, al acabar la canción, se acercó a mí hasta tocar mi pecho con sus senos, se levantó ligeramente de puntillas y dirigió sus labios hacia los míos, me quedé bastante sorprendido, no esperaba tanta iniciativa, y por primera vez en mi vida hice “la cobra”.
-¿Qué te pasa?
- No se, chica …..es que acabamos de conocernos……
-¡Que tonto eres! (con expresión de niña enfadada)
Y seguimos bailando la siguiente canción sin darle mayor importancia, yo me encontraba algo perplejo (y encantado, por que no decirlo) ante el arrojo mostrado por la chica y no pude evitar pensar “ojalá las españolas fuesen así de lanzadas, jeje”, no debieron pasar más de cinco o seis minutos cuando por segunda vez se puso de puntillas y se dirigió hacia mi boca, yo, sorprendido, por segunda vez hice la cobra.
-¿Pero que te pasa?
- Hace diez minutos que nos hemos conocido….. no vayas tan rápido ¡Leona!. (dije, mientras pensaba que quizás estaba siendo un poco tonto, aunque no quede bien el decirlo me sentía algo intimidado ante tanto arrojo)
-¡No te entiendo! (me dijo con su acento carioca mientras hacia una mueca de evidente desagrado)
Proseguimos el baile, yo intuía que poco tardaría ella en realizar un tercer intento, y así fue antes de que pasasen 30 segundos desde el anterior, en esta ocasión si le correspondí, y nuestros labios se fundieron durante un minuto largo, al separar nuestras cabezas percibí en su rostro una mueca de evidente satisfacción, se pegó a mí y apoyó su cabeza sobre mi hombro, yo estaba contento, pues una noche que parecía iba a transcurrir sin pena ni gloria, acabaría siendo de las buenas, en ese instante me alegré de no haberme ido al tiempo que mi compañero, ¡bendito cubata que demoró mi regreso! No recuerdo cuantas veces más se fusionaron nuestros labios, pero si la pasión con que lo hicieron, mis manos cobraron vida propia y partieron en misión de exploración sobre las curvas de su cuerpo: sus pechos, su cintura, sus caderas y sus nalgas pasaron la correspondiente revisión, mientras, ella no se cortaba y hacía lo propio conmigo, su amiga seguía bailando sola, no parecía molesta y nos miraba con una sonrisita de complicidad, me alegré de no tener ninguna bat factor con la que lidiar, ya habríamos matado una hora con “exploraciones mutuas” cuando intercambiamos algunas frases.
-¿Qué hacéis vosotras en Mallorca?
-Turismo, queríamos conocer España.
-¿Os quedareis mucho tiempo más?
-Unos 15 días, estamos en una casa que nos han prestado unos amigos que viven aquí.
-¿Habíais venido antes a este pub?
-Es la primera vez ¿te parece bien que dentro de un rato vayamos a otro al que fuimos ayer y que nos gusta más?
-No, perfecto, donde vosotras queráis.
-……Y después, si quieres, te vienes a nuestra casa y te la enseño.
Decididamente esa iba a ser una buena noche, incluso yo me sorprendía de lo sencillo que había resultado todo, intentaba recordar algún éxito pasado con tan pocas dificultades, me costaba, y desde luego no era por que los numerosos cubatas consumidos me hubiesen privado de memoria ¿Sería el clima tropical que las hacía ser tan lanzadas? Fuese por lo que fuese me lamenté de que pocas españolas fuesen así de desinhibidas, no me dio mucho tiempo de seguir con mis reflexiones, pues al poco, me agarraba nuevamente de la cintura y volvía a frotarse contra mi cuerpo, yo la abracé hasta la extensión de mis brazos y proseguimos dispensándonos todo tipo de mimos y caricias, me encontraba flotando en una nube, todo parecía perfecto, quizás demasiado perfecto, hasta que algo en el techo la hizo levantar la cabeza para mirar hacia arriba, no se cual debió ser la causa, pero ese simple y común gesto me provocó un pequeño shock que me dejó paralizado, rígido, sin capacidad de reacción, e intenté razonar todo lo que el alcohol ingerido (tampoco no demasiado) me permitía, procuré recordar situaciones, imágenes del pasado, pero ninguna concordaba, ella se dio cuenta de mi cambio.
-¿Qué te pasa?
-No, nada, no pasa nada….
-Te noto raro ¿De verdad no te pasa nada?
-Sí, no pasa nada, de veras…
Pero no podía disimular que algo sí pasaba, mientras evitaba su mirada, intenté hacer memoria, yo había conocida chicas de anchas espaldas, de andares masculinos, algunas bastante peludas, pero…¿Chicas con nuez? La verdad es que no recordaba ninguna, durante unos instantes decidí que esa podía ser una chica con algún rasgo masculino, al igual que las anteriormente recordadas, y que no valía la pena comerse el coco, pero……no, ya no la veía igual, me sentía incómodo, me separé un poco de ella y escoré la cabeza para ver nuevamente su garganta y así confirmar la impresión inicial, ella se extrañó ante el movimiento
¿Qué estás haciendo? Su voz había cambiado, ya no era tan afectuosa más bien tirando a molesta, “Nada, sólo mirarte un poquitín, jeje” sonó falso, lo se, su expresión fue de evidente desencanto, simulé una caricia sobre su barbilla para intentar levantar nuevamente su cuello, pero se apercibió de la maniobra y tras bajar enérgicamente la cabeza me espetó con furia ¿Qué haces? Yo no sabía que contestar, me encontraba confuso, la analicé nuevamente, ese rostro “extraño” que yo había atribuido a la mezcla de sangres propia de esa zona del globo ¿quizás podía ser debido a otros motivos? Mi desazón iba en aumento y empecé a sentir una cierta angustia ¿Acaso he estado 2 horas dándome el lote con un travelo? No podía ser, intenté encontrarle argumentos que respaldasen su feminidad, era efectivamente bajita, pocos hombres hay que midan 1,60, era de complexión frágil, sus manos y sus pies eran pequeños, ¿Acaso la toma de hormonas femeninas o alguna operación quirúrgica modificaba eso? Creía recordar que no, pero dudaba si preguntarle al respecto ¿Cómo se lo tomaría? Temía una reacción poco amistosa por su parte, ya parecía bastante enojada como para….
¿Me quieres decir que pasa? Me interrumpió nuevamente en mi pensamiento, estaba realmente enfadada, decidí coger el toro por los cuernos ¿Y si resultaba que efectivamente era una mujer y yo me estaba comiendo el coco tontamente? Me armé de valor y en voz suave le pregunté:
-Verás, quisiera saber una cosa…..mmmmm……tú…….
- (Su rostro ya mostraba un enojo al que poco le faltaba para alcanzar la cólera) ¿YO QUE?
-Eres…….bueno, quiero decir…..cuando tú naciste…..emmmm………¿Eras mujer?
Y llegó el Apocalipsis, sonaron los tambores de la guerra, su rostro se desencajó y sonó un estruendoso ¡PUES CLARO! Se alejó de mí medio metro y se quedó hierática con los brazos cruzados, la situación ya no era salvable, por unos instantes sopesé la posibilidad de dirigirle un último toqueteo hacia su zona genital (la única que aún no había explorado) pero no podía, temía confirmar mis sospechas o recibir un sonoro bofetón, preferí quedarme con la duda, decirle un escueto “Oye, no me encuentro bien, me voy a mi casa” y ante su mirada de indisimulado odio, girar en redondo y encaminarme a mi dulce hogar, recuerdo que, nada más llegar, me lavé los dientes 4 veces seguidas mientras le daba vueltas en la cabeza a la situación vivida, todavía hoy no lo tengo claro
¿Hay mujeres con nuez? ¿Era un transexual?
Empecé a cavilar, argumentos en favor del sí: Prominente nuez (sí, durante el escaso segundo en que la pude ver, me pareció ciertamente grande) y ese rostro que desde el inicio me pareció “extraño”. Argumentos a favor del no: Escasa estatura, complexión fina, manos y pies pequeños…..le di bastantes vueltas, y no llegue a conclusión alguna.
¿Lo era o no lo era?
Forero del todo a cien
Frikazo
Asiduo
Freak
Veterano
Novato de mierda