A esto es a lo más que llegan. A tocarle los cojones a una estatua de cera, sabiendo que aunque lo hagan la policía como mucho les echará una mantita por encima y las llevará a casa. Ese es su triunfo, hasta ahí se arriesgan. Hasta ahí llega su valentía. Llegada la hora de la verdad, correrán como ratas. Cuando la policía no esté ahí para protegerlas sino para fostiarlas, no se las verá; cuando alrededor no haya gente que menee la cabeza sino gente que se líe a hostias, llevarán jerseys de cuello alto. Para que demuestren su valentía en la lucha, el enemigo ha de ser de cera y no valdrá hacerles nada. Entonces sí, entonces serán valientes y reivindicativas.
Si una femen en bolas no logra acabar con el machismo tocándole las pelotas a un muñeco de cera no sé ya qué más puede hacerse.