turista sexual
Asiduo
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Ahi va un refrescante reportaje de una realidad cada dia mas candente:
Primero fue Cuba, después Rumania y ahora Ucrania...Un número creciente de españoles están descubierto las bondades de las mujeres eslavas, tanto tiempo ocultas tras el telón de acero, y optan por buscar pareja entre las bellas y simpáticas ucranianas.
El primer aviso lo dieron las emigrantes rusas que llegaron hace años a El Ejido a recoger tomates y al poco tiempo se paseaban ufanas en los “mercedes” de sus empresarios, contribuyendo decisivamente a que Almería ostente el record europeo de divorcios. En Barcelona ya hay una agencia especializada que promueve viajes sentimentales a la ex república soviética bajo el lema: “Encuentra tu media naranja en Kiev”.
¿Y qué tienen las ucranianas que no tengan otras?. “Para empezar, las eslavas, en general, son mujeres muy atractivas, cultas y educadas, acostumbradas a una vida dura que las hace madurar tempranamente. Además, tienen unas ansias increíbles de vivir y escapar de su mísera situación. La mayoría están dispuestas a entregar su juventud y lealtad a cualquier hombre bien situado a cambio de una vida mejor en España”, dice Luis Rueda, un economista madrileño de cincuenta años, que lleva tiempo buscando a su media naranja a través de internet. Rueda representa a la perfección el prototipo de hombre de mediana edad, separado, establecido y desengañado de muchas cosas, que viaja frecuentemente a los países del Este con la esperanza de encontrar a la mujer de sus sueños. “Yo admiro mucho a las rumanas, pero las ucranianas me parecen todavía más dulces y femeninas”, añade.
En efecto, las ucranianas -ojos de hielo verde, piel vainilla, sonrisas luminosas, música en la voz, educación, cultura, y maneras- no son pretenciosas ni hacen ostentación de su belleza. Lejos de mostrarse ariscas e inaccesibles, reciben los cumplidos con agrado y naturalidad. Les gustan los extranjeros y muchas estarían encantadas de casarse con alguno. Al fin y al cabo, en Ucrania hay muchas más mujeres que hombres y este hecho, en un escenario de precariedad económica, resulta determinante.
Pero que nadie se engañe. No se trata de mujeres fáciles, dispuestas a venderse por un plato de arroz. De hecho, el sexo es algo de lo que rara vez se habla en Ucrania. “Las mujeres ucranianas se sorprenden cuando alguien aborda abiertamente el tema. No es que no les guste o no conozcan el arte del amor, sino que consideran los contactos personales como algo estrictamente privado que jamás debe expresarse en público”, dice Marina Fedorova, una ucraniana de Sebastopol que a sus veintiséis años ya dirige una importante agencia matrimonial especializada en chicas eslavas. Marina, que se casó en Francia a los veinte años con un hombre de origen español, ofrece en su página web (www.inter-mariage.com) una serie de interesantes consejos dirigidos a los europeos que quieren casarse con mujeres ucranianas. Para ella, el secreto está en que “las mujeres ucranianas son muy inseguras y tienen necesidad de sentirse protegidas en todo momento. Los hombres españoles, en cambio, suelen ser muy seguros de sí mismos -lo que más atrae a las ucranianas-, y buscan el tipo de familia tradicional que ya no existe en Europa”.
Mikhailo Petrunyak, presidente de la Federación de Asociaciones Ucranianas en España, coincide en este punto con Marina y va incluso más lejos, atreviéndose a proclamar en voz alta lo que muchos piensan en silencio: “hay muchísimos españoles buscando mujeres ucranianas porque las españolas han perdido la vocación de cuidar del hogar y sólo piensan en sus carreras, en divertirse y en aprovecharse de una legislación que les pone muy fácil sacar ventajas de los conflictos matrimoniales. Las ucranianas, por el contrario, son muy serias en sus compromisos y cuidan a sus compañeros como si se tratara de sus propios padres.”
Lo cierto es que los españoles están encantados con unas mujeres jóvenes y hermosas que aprecian más en el hombre la seguridad que la juventud y adoran la familia tradicional. “Aunque la irrupción de los españoles en este mercado es relativamente reciente, ya son nuestros principales clientes -afirma Marina Fedorova-, después de los franceses y por delante de los italianos”.
“Mas de cincuenta españoles han acudido a nuestra agencia en los últimos meses - corrobora Ekaterina, la joven directora de la sucursal que Inter- Mariage tiene en Barcelona, quien conoció a su marido, un informático español, chateando en internet-. Los españoles quieren mujeres eslavas porque las encuentran más femeninas, sacrificadas y amantes del hogar, además de muy atractivas. Sin embargo, nosotras pensamos que las españolas son más guapas”.
Las agencias matrimoniales tienen catálogos muy extensos y obligan a las chicas, bajo contrato, a no aceptar dinero de sus clientes y a responder a todos los correos electrónicos que reciban. Sin embargo, la inmensa mayoría de los padres de esas chicas ignoran el paso dado por sus hijas, un factor de relativa importancia, teniendo en cuenta que se trata de personas mayores de edad. “Quienes están más satisfechos con las eslavas son los hombres mayores de cuarenta y cinco años que buscan chicas más jóvenes y menos exigentes. Hay que tener en cuenta que las chicas ucranianas son muy trabajadoras y familiares y hacen a la perfección el papel de ama de casa tradicional que tanto gusta a los hombres. Por 700 € nosotros les mostramos fotos y fichas de las chicas durante seis meses y ellos pueden entrar directamente en contacto con las que mas les gusten por internet. Por 1000 € llevamos a cabo una búsqueda personalizada y les traducimos, además, las cartas, si no saben el idioma”.
Lo que no pueden hacer las agencias es garantizar que las cosas vayan a ir bien entre las nuevas parejas. Irina, una ucraniana de 35 años que pide aparecer con nombre ficticio por temor a las represalias de su ex marido inglés, tuvo que separarse por supuestos malos tratos y ahora vive en España con su hijo de dos años porque “los españoles, en general, son mucho mejores que los ingleses.”
Hay muchos, sin embargo, que no piensan tanto en el matrimonio como en vivir romances menos comprometidos. Tal puede ser el caso de José Manuel Laosa, de 39 años, jefe de ventas de una empresa de transportes valenciana, que ya ha tenido antes una pareja polaca y lleva dos años viviendo con una chica ucraniana. “Me atraen las mujeres eslavas sobre todo por su belleza, aunque viviendo con ellas he aprendido que, además, son muy responsables y trabajadoras, y aceptan mejor el rol de amas de casa que las españolas.”
En eso coincide totalmente Luis Rueda, que ve en las eslavas “un tipo de mujer que ya no queda en España. Yo estuve quince años casado –prosigue- hasta que me enamoré de una rusa y reencontré la pasión perdida. Esa relación sólo duró un año, pero me sirvió para descubrir a las mujeres eslavas, para mí las más bellas, elegantes y atractivas del mundo. A partir de ahí, sólo me interesaron las mujeres del Este, porque las españolas de mi edad suelen tener muchos traumas y las jóvenes son muy inmaduras”.
La relación entre mujeres ucranianas y hombres españoles, sin embargo, no se circunscribe únicamente a las agencias matrimoniales. La emigración es también una fuente importante de parejas mixtas. “Aproximadamente el 40 por ciento de las ucranianas que se casan en España, lo hacen con hombres españoles”, asegura Boris Boietski, primer secretario de la Embajada de Ucrania en Madrid.
Las adolescentes no son una excepción. Tania, una chica de sólo quince años que vive con su padre en Fuenlabrada y ya ha tenido dos novios españoles, asegura que “no hay diferencia entre los chicos de aquí y los de Ucrania”. En cambio, su amiga Olena, de dieciséis y también enamorada de un español, opina que “los españoles son mas atractivos”. Por su parte, Jose, 19 años, el novio español de Tania, sostiene que “no me importa la nacionalidad de Tania. Me gusta ella”.
Tal vez en esos vínculos misteriosos del amor que trascienden las barreras culturales y superan las diferencias, recreándose en ellas, se halle el germen de la integración racial que tanto necesita nuestra sociedad.
Que se vayan preparando las tias de aqui si desean ponerse a la zaga, y de paso que les bajen un poco los humos.
Primero fue Cuba, después Rumania y ahora Ucrania...Un número creciente de españoles están descubierto las bondades de las mujeres eslavas, tanto tiempo ocultas tras el telón de acero, y optan por buscar pareja entre las bellas y simpáticas ucranianas.
El primer aviso lo dieron las emigrantes rusas que llegaron hace años a El Ejido a recoger tomates y al poco tiempo se paseaban ufanas en los “mercedes” de sus empresarios, contribuyendo decisivamente a que Almería ostente el record europeo de divorcios. En Barcelona ya hay una agencia especializada que promueve viajes sentimentales a la ex república soviética bajo el lema: “Encuentra tu media naranja en Kiev”.
¿Y qué tienen las ucranianas que no tengan otras?. “Para empezar, las eslavas, en general, son mujeres muy atractivas, cultas y educadas, acostumbradas a una vida dura que las hace madurar tempranamente. Además, tienen unas ansias increíbles de vivir y escapar de su mísera situación. La mayoría están dispuestas a entregar su juventud y lealtad a cualquier hombre bien situado a cambio de una vida mejor en España”, dice Luis Rueda, un economista madrileño de cincuenta años, que lleva tiempo buscando a su media naranja a través de internet. Rueda representa a la perfección el prototipo de hombre de mediana edad, separado, establecido y desengañado de muchas cosas, que viaja frecuentemente a los países del Este con la esperanza de encontrar a la mujer de sus sueños. “Yo admiro mucho a las rumanas, pero las ucranianas me parecen todavía más dulces y femeninas”, añade.
En efecto, las ucranianas -ojos de hielo verde, piel vainilla, sonrisas luminosas, música en la voz, educación, cultura, y maneras- no son pretenciosas ni hacen ostentación de su belleza. Lejos de mostrarse ariscas e inaccesibles, reciben los cumplidos con agrado y naturalidad. Les gustan los extranjeros y muchas estarían encantadas de casarse con alguno. Al fin y al cabo, en Ucrania hay muchas más mujeres que hombres y este hecho, en un escenario de precariedad económica, resulta determinante.
Pero que nadie se engañe. No se trata de mujeres fáciles, dispuestas a venderse por un plato de arroz. De hecho, el sexo es algo de lo que rara vez se habla en Ucrania. “Las mujeres ucranianas se sorprenden cuando alguien aborda abiertamente el tema. No es que no les guste o no conozcan el arte del amor, sino que consideran los contactos personales como algo estrictamente privado que jamás debe expresarse en público”, dice Marina Fedorova, una ucraniana de Sebastopol que a sus veintiséis años ya dirige una importante agencia matrimonial especializada en chicas eslavas. Marina, que se casó en Francia a los veinte años con un hombre de origen español, ofrece en su página web (www.inter-mariage.com) una serie de interesantes consejos dirigidos a los europeos que quieren casarse con mujeres ucranianas. Para ella, el secreto está en que “las mujeres ucranianas son muy inseguras y tienen necesidad de sentirse protegidas en todo momento. Los hombres españoles, en cambio, suelen ser muy seguros de sí mismos -lo que más atrae a las ucranianas-, y buscan el tipo de familia tradicional que ya no existe en Europa”.
Mikhailo Petrunyak, presidente de la Federación de Asociaciones Ucranianas en España, coincide en este punto con Marina y va incluso más lejos, atreviéndose a proclamar en voz alta lo que muchos piensan en silencio: “hay muchísimos españoles buscando mujeres ucranianas porque las españolas han perdido la vocación de cuidar del hogar y sólo piensan en sus carreras, en divertirse y en aprovecharse de una legislación que les pone muy fácil sacar ventajas de los conflictos matrimoniales. Las ucranianas, por el contrario, son muy serias en sus compromisos y cuidan a sus compañeros como si se tratara de sus propios padres.”
Lo cierto es que los españoles están encantados con unas mujeres jóvenes y hermosas que aprecian más en el hombre la seguridad que la juventud y adoran la familia tradicional. “Aunque la irrupción de los españoles en este mercado es relativamente reciente, ya son nuestros principales clientes -afirma Marina Fedorova-, después de los franceses y por delante de los italianos”.
“Mas de cincuenta españoles han acudido a nuestra agencia en los últimos meses - corrobora Ekaterina, la joven directora de la sucursal que Inter- Mariage tiene en Barcelona, quien conoció a su marido, un informático español, chateando en internet-. Los españoles quieren mujeres eslavas porque las encuentran más femeninas, sacrificadas y amantes del hogar, además de muy atractivas. Sin embargo, nosotras pensamos que las españolas son más guapas”.
Las agencias matrimoniales tienen catálogos muy extensos y obligan a las chicas, bajo contrato, a no aceptar dinero de sus clientes y a responder a todos los correos electrónicos que reciban. Sin embargo, la inmensa mayoría de los padres de esas chicas ignoran el paso dado por sus hijas, un factor de relativa importancia, teniendo en cuenta que se trata de personas mayores de edad. “Quienes están más satisfechos con las eslavas son los hombres mayores de cuarenta y cinco años que buscan chicas más jóvenes y menos exigentes. Hay que tener en cuenta que las chicas ucranianas son muy trabajadoras y familiares y hacen a la perfección el papel de ama de casa tradicional que tanto gusta a los hombres. Por 700 € nosotros les mostramos fotos y fichas de las chicas durante seis meses y ellos pueden entrar directamente en contacto con las que mas les gusten por internet. Por 1000 € llevamos a cabo una búsqueda personalizada y les traducimos, además, las cartas, si no saben el idioma”.
Lo que no pueden hacer las agencias es garantizar que las cosas vayan a ir bien entre las nuevas parejas. Irina, una ucraniana de 35 años que pide aparecer con nombre ficticio por temor a las represalias de su ex marido inglés, tuvo que separarse por supuestos malos tratos y ahora vive en España con su hijo de dos años porque “los españoles, en general, son mucho mejores que los ingleses.”
Hay muchos, sin embargo, que no piensan tanto en el matrimonio como en vivir romances menos comprometidos. Tal puede ser el caso de José Manuel Laosa, de 39 años, jefe de ventas de una empresa de transportes valenciana, que ya ha tenido antes una pareja polaca y lleva dos años viviendo con una chica ucraniana. “Me atraen las mujeres eslavas sobre todo por su belleza, aunque viviendo con ellas he aprendido que, además, son muy responsables y trabajadoras, y aceptan mejor el rol de amas de casa que las españolas.”
En eso coincide totalmente Luis Rueda, que ve en las eslavas “un tipo de mujer que ya no queda en España. Yo estuve quince años casado –prosigue- hasta que me enamoré de una rusa y reencontré la pasión perdida. Esa relación sólo duró un año, pero me sirvió para descubrir a las mujeres eslavas, para mí las más bellas, elegantes y atractivas del mundo. A partir de ahí, sólo me interesaron las mujeres del Este, porque las españolas de mi edad suelen tener muchos traumas y las jóvenes son muy inmaduras”.
La relación entre mujeres ucranianas y hombres españoles, sin embargo, no se circunscribe únicamente a las agencias matrimoniales. La emigración es también una fuente importante de parejas mixtas. “Aproximadamente el 40 por ciento de las ucranianas que se casan en España, lo hacen con hombres españoles”, asegura Boris Boietski, primer secretario de la Embajada de Ucrania en Madrid.
Las adolescentes no son una excepción. Tania, una chica de sólo quince años que vive con su padre en Fuenlabrada y ya ha tenido dos novios españoles, asegura que “no hay diferencia entre los chicos de aquí y los de Ucrania”. En cambio, su amiga Olena, de dieciséis y también enamorada de un español, opina que “los españoles son mas atractivos”. Por su parte, Jose, 19 años, el novio español de Tania, sostiene que “no me importa la nacionalidad de Tania. Me gusta ella”.
Tal vez en esos vínculos misteriosos del amor que trascienden las barreras culturales y superan las diferencias, recreándose en ellas, se halle el germen de la integración racial que tanto necesita nuestra sociedad.
Que se vayan preparando las tias de aqui si desean ponerse a la zaga, y de paso que les bajen un poco los humos.