Jacques de Molay
Freak total
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¿No os ha pasado nunca que la memoria o una lectura rápida os jugaran una mala pasada en una cita, un pasaje, un poema? ¿Y que en vuestro recuerdo se alterara hasta cambiarle el sentido?
Un par de ejemplos típicos los ha generado el Quijote como el clásico “ladran, luego cabalgamos” que no aparece en absoluto en la obra, o el archiconocido “con la Iglesia hemos topado”, al que se le da una interpretación anticlerical totalmente en contra del contexto.
Pues bien, a mí me ha pasado algo similar con el siguiente y magnífico soneto de don Francisco de Quevedo:
Memoria inmortal de don Pedro Girón, duque de Osuna, muerto en la prisión.
Faltar pudo su Patria al grande Osuna,
Pero no a su defensa sus hazañas,
Diéronle muerte y cárcel las Españas,
De quien él hizo esclava la fortuna.
Lloraron sus invidias, una a una,
Con las proprias naciones las extrañas,
Su tumba son de Flandres las campañas
Y su epitafio la sangrienta luna.
En sus exequias encendió al Vesubio
Parténope, y Trinacria al Mongibelo;
El llanto militar creció en diluvio.
Diole el mejor lugar Marte en su cielo,
La Mosa, el Rhin, el Tajo y el Danubio,
Murmuran con dolor su desconsuelo.
Dicho soneto obsesionó durante mucho tiempo a Borges, especialmente por lo que le evocaba “la sangrienta luna”. Contiene un par de versos memorables como el citado o el rotundo “dieronle muerte y cárcel las Españas”. ¡Ojo a los nacionalistas!, el verso que habla de las naciones proprias (como si hubiera más de una), aunque lo que se entendía entonces por nación era otra cosa. También cabría hablar de la musicalidad poderosa de las rimas, pero no es el objeto del presente hilo.
Pues bien, mi memoria, afectada ya por los excesos báquicos, ha alterado de siempre el primer verso, leyendo en lugar del original “faltar pudo a su patria el grande Osuna”, con lo cual en vez del reproche a la patria que hace Quevedo, se reconocería una falta del propio duque hacia su país. Esta lectura encaja mejor incluso con el segundo verso, que sería el descargo de Osuna, ya que sus faltas (malversaciones, como siempre) se compensarían con sus hazañas militares en defensa de las Españas.
Naturalmente Quevedo no podía elogiar a su protector y a la vez criticarlo, pero con el segundo verso parece sugerir o inducir el error que cometió mi mala memoria. Ya que el sujeto en el primer verso es la Patria, pero en el segundo, teóricamente subordinado al primero es el Duque – lo otro no tendría el menor sentido. Sí lo tendría si la lectura correcta fuera la de mi lapsus, ya que el sujeto de ambos versos sería Osuna. En el fondo es como si Quevedo lo hubiera preparado todo para que una lectura apresurada o la memoria produjera esa nueva versión.
Pero como dicen los infieles, “Dios sabe todo”.
Un par de ejemplos típicos los ha generado el Quijote como el clásico “ladran, luego cabalgamos” que no aparece en absoluto en la obra, o el archiconocido “con la Iglesia hemos topado”, al que se le da una interpretación anticlerical totalmente en contra del contexto.
Pues bien, a mí me ha pasado algo similar con el siguiente y magnífico soneto de don Francisco de Quevedo:
Memoria inmortal de don Pedro Girón, duque de Osuna, muerto en la prisión.
Faltar pudo su Patria al grande Osuna,
Pero no a su defensa sus hazañas,
Diéronle muerte y cárcel las Españas,
De quien él hizo esclava la fortuna.
Lloraron sus invidias, una a una,
Con las proprias naciones las extrañas,
Su tumba son de Flandres las campañas
Y su epitafio la sangrienta luna.
En sus exequias encendió al Vesubio
Parténope, y Trinacria al Mongibelo;
El llanto militar creció en diluvio.
Diole el mejor lugar Marte en su cielo,
La Mosa, el Rhin, el Tajo y el Danubio,
Murmuran con dolor su desconsuelo.
Dicho soneto obsesionó durante mucho tiempo a Borges, especialmente por lo que le evocaba “la sangrienta luna”. Contiene un par de versos memorables como el citado o el rotundo “dieronle muerte y cárcel las Españas”. ¡Ojo a los nacionalistas!, el verso que habla de las naciones proprias (como si hubiera más de una), aunque lo que se entendía entonces por nación era otra cosa. También cabría hablar de la musicalidad poderosa de las rimas, pero no es el objeto del presente hilo.
Pues bien, mi memoria, afectada ya por los excesos báquicos, ha alterado de siempre el primer verso, leyendo en lugar del original “faltar pudo a su patria el grande Osuna”, con lo cual en vez del reproche a la patria que hace Quevedo, se reconocería una falta del propio duque hacia su país. Esta lectura encaja mejor incluso con el segundo verso, que sería el descargo de Osuna, ya que sus faltas (malversaciones, como siempre) se compensarían con sus hazañas militares en defensa de las Españas.
Naturalmente Quevedo no podía elogiar a su protector y a la vez criticarlo, pero con el segundo verso parece sugerir o inducir el error que cometió mi mala memoria. Ya que el sujeto en el primer verso es la Patria, pero en el segundo, teóricamente subordinado al primero es el Duque – lo otro no tendría el menor sentido. Sí lo tendría si la lectura correcta fuera la de mi lapsus, ya que el sujeto de ambos versos sería Osuna. En el fondo es como si Quevedo lo hubiera preparado todo para que una lectura apresurada o la memoria produjera esa nueva versión.
Pero como dicen los infieles, “Dios sabe todo”.