PicaRo u_u
Novato de mierda
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- 4 Jul 2004
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Hola, compañeros foreros. No os vais a creer lo que he hecho hace un rato!!! 
Estaba yo echandome la siesta en mi nuevo apartamento con vistas al mar cuando de pronto, me vino a la cabeza una idea que jamás antes me había planteado: "si uno la endiña sufriendo... ¿una vez muerto seguirá sintiendo dolor?"
Total, como ni buscando en la enciclopedia laruss ni en el diccionario quespasa daba con una respuesta satisfactoria, he decidido obrar empíricamente y experimentar dicho fenómeno en propias carnes.
Ahora bien, la duda que me surgia era la siguiente: ¿qué método emplear para conseguir una muerte efectiva y dolorosa?. Planteé las siguientes alternativas como posibles soluciones viables:
- Coger el cuchillo jamonero y endiñarme un tajo en los testículos y esperar a desangrarme para culminar el experimento.
- Bajar al garaje y arrancar el seat panda del 82 de gasolina, que echa más humo que la factoría de Repsol de Algeciras, y conectar una goma desde el tubo de escape hasta mis narices.
- Salir al balcón e, imitando a aquel tristemente descerebrado EEUU, dejarme caer hacia la piscina, pero describiendo un arco no lo suficiente como para caer dentro.
Se me pasaron por la mente otras muchas posibilidades
, pero éstas eran las que más me molaban, porque las consideraba efectivas y dolorosas.
Al final, me decanté por la primera opción: cortarme los webecillos con el cuchillo jamonero, y esperar hasta desangrarme.
Dicho y echo. Antes me grapé los labios y me los cosí con hilo bramante para evitar que mis gruñidos alertasen al vecindario y acabase castrado y sin experimento. Cogí el cuchillo, lo unté en una mezcla de manteca colorá y Yodo y de un golpe seco asesté un limpio tajo a salvas sean las partes.
¡Diosssssssssssssssssssss! Un pinchazo me subió desde la entrepierna al bulbo raquídeo en cuestión de millonésimas de nanosegundo, haciendo que de mis ojos brotasen unos lagrimones de dolor descomunales. A punto estuve de descoserme la boca del tirón que pegó mi mandíbula ante semejante muestra de dolor. Estaba rabiando de dolor, pero lo consideré como un factor a mi favor puesto que eso implicaba que el experimento iba por buen camino.
Como deseaba que la agonía se prolongase, para evitar un desangrado rápido, pillé el muñon que quedó donde antes habían estado mis coscolines, y le di unos puntos con aguja e hilo, permitiendo que saliese solamente un hilillo de sangre controlado.
¡¡Amiwitos!! rabié como las perras... ¡¡Qué dolor más indescriptible!! ¡¡qué pinchazos me subían cuerpo arriba desde la zona de la entrepierna!! qué de sangre, y cómo estaba poniendo la alfombra nueva del IKEA...
La agonía duró unas tres horas largas, periodo tras el cual mi cuerpo comenzó a desvanecerse. Notaba cómo mi persona interior se encogía más y más, dentro de la carcasa de sangre y carne que era mi cuerpo. Notaba cómo mi tamaño espiritual alcanzaba dimensiones de micropartícula... de nanopartícula... de micromilinanopartícula... de picofentomicronanomilipartícula.... hasta que todo mi alrrededor se convirtió en un punto blanco y de pronto la oscuridad lo invadió todo.
Afortunadamente, llevaba conmigo mi cámara digital Casio de los Moros, y pude sacar una instantánea a semejante acontecimiento:
Sin embargo, la oscuridad duró tan sólo unos instante, porque después, me vi cayendo describiendo círculos por las paredes de un agujero negro. Miré mi nuevo cuerpo blanquecino, y pude comprobar que no se correspondía al que había usado en vida, sino que era más bien del tipo bakala con pelo cenicero y camiseta de tirillas. pero lo más importante no era eso. Lo más importante era que.... ¡¡¡¡¡¡TENÍA DE NUEVO WEBECILLOS Y ADEMÁS NO SENTIÍA DOLOR NINGUNO!!!!!! :pla
Tal era mi alegría que comencé a cantar el aserejé y a bailar la yenca, al tiempo que caía por el túbo central del agujero negro.
Estaba tan absorto en mi celebración, que no me di cuenta de que el tubo del agujero negro comenzaba a llegar a su fin. Éste acabó, y me encontré cayendo al vacío por una atmósfera que cubría un planeta como la tierra... pero no era la Tierra porque la distribución de los continentes, que desde esa altura la distinguía bastante bien, no era la misma.
Total, me encontre´ realizando un salto al vacío desde 800 kilómetros de altura, y notaba como el rozamiento con el aire me producía ampollas en mi nuevo cuerpo. "¡joder!" me dije "El warrazo que me voy a pegar contra el suelo va a ser la reostia".
Y en efecto, así fue.
Me pegué un yescón del 15 contra un peñasco de aristas afiladas, y noté como el borde del peñón iba justo a acoplarse a mi entrepierna, machacando de manera brutal mi nuevos testículos.
ÉStos eran tan fuertes y resistentes que amortiguaron el impacto del resto del cuerpo... pero al final cedieron y reventaron expulsando excrecencias de lefa por todo el peñasco.
¡¡¡Qué dolor más grande, dios mío!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Así que, así es como me encuentro, coleguillas, sin webecillos, como cuando estaba entre los vivos, y desangrándome lentamente (ya llevo así casi tres horas)... y sufriendo como un cochino en el matadero.
Resultado del experimento: Cuando uno muere con dolor, al final sufre el mismo dolor en la otra dimensión....
...... pero, ahora que caigo, y cuando me desangre dentro de unos momentos y mi nuevo cuerpo pieda la poca vida que le queda, ¿qué sucederá? ¿seguirán doliéndome los webos? ¿volveré a tenerlos intactos de nuevo? ¿me los volveré a reventar de nuevo, a modo de bucle infinito?
No lo sé... y tengo miedo (y curiosidad). Por lo visto, el experimento aún no ha acabado... ya os contaré cuando la vuelva a endiñar :?
Ahora, dejad que vuelva a morir en paz.....................
Estaba yo echandome la siesta en mi nuevo apartamento con vistas al mar cuando de pronto, me vino a la cabeza una idea que jamás antes me había planteado: "si uno la endiña sufriendo... ¿una vez muerto seguirá sintiendo dolor?"
Total, como ni buscando en la enciclopedia laruss ni en el diccionario quespasa daba con una respuesta satisfactoria, he decidido obrar empíricamente y experimentar dicho fenómeno en propias carnes.
Ahora bien, la duda que me surgia era la siguiente: ¿qué método emplear para conseguir una muerte efectiva y dolorosa?. Planteé las siguientes alternativas como posibles soluciones viables:
- Coger el cuchillo jamonero y endiñarme un tajo en los testículos y esperar a desangrarme para culminar el experimento.
- Bajar al garaje y arrancar el seat panda del 82 de gasolina, que echa más humo que la factoría de Repsol de Algeciras, y conectar una goma desde el tubo de escape hasta mis narices.
- Salir al balcón e, imitando a aquel tristemente descerebrado EEUU, dejarme caer hacia la piscina, pero describiendo un arco no lo suficiente como para caer dentro.
Se me pasaron por la mente otras muchas posibilidades
, pero éstas eran las que más me molaban, porque las consideraba efectivas y dolorosas.Al final, me decanté por la primera opción: cortarme los webecillos con el cuchillo jamonero, y esperar hasta desangrarme.
Dicho y echo. Antes me grapé los labios y me los cosí con hilo bramante para evitar que mis gruñidos alertasen al vecindario y acabase castrado y sin experimento. Cogí el cuchillo, lo unté en una mezcla de manteca colorá y Yodo y de un golpe seco asesté un limpio tajo a salvas sean las partes.
¡Diosssssssssssssssssssss! Un pinchazo me subió desde la entrepierna al bulbo raquídeo en cuestión de millonésimas de nanosegundo, haciendo que de mis ojos brotasen unos lagrimones de dolor descomunales. A punto estuve de descoserme la boca del tirón que pegó mi mandíbula ante semejante muestra de dolor. Estaba rabiando de dolor, pero lo consideré como un factor a mi favor puesto que eso implicaba que el experimento iba por buen camino.
Como deseaba que la agonía se prolongase, para evitar un desangrado rápido, pillé el muñon que quedó donde antes habían estado mis coscolines, y le di unos puntos con aguja e hilo, permitiendo que saliese solamente un hilillo de sangre controlado.
¡¡Amiwitos!! rabié como las perras... ¡¡Qué dolor más indescriptible!! ¡¡qué pinchazos me subían cuerpo arriba desde la zona de la entrepierna!! qué de sangre, y cómo estaba poniendo la alfombra nueva del IKEA...
La agonía duró unas tres horas largas, periodo tras el cual mi cuerpo comenzó a desvanecerse. Notaba cómo mi persona interior se encogía más y más, dentro de la carcasa de sangre y carne que era mi cuerpo. Notaba cómo mi tamaño espiritual alcanzaba dimensiones de micropartícula... de nanopartícula... de micromilinanopartícula... de picofentomicronanomilipartícula.... hasta que todo mi alrrededor se convirtió en un punto blanco y de pronto la oscuridad lo invadió todo.
Afortunadamente, llevaba conmigo mi cámara digital Casio de los Moros, y pude sacar una instantánea a semejante acontecimiento:
Sin embargo, la oscuridad duró tan sólo unos instante, porque después, me vi cayendo describiendo círculos por las paredes de un agujero negro. Miré mi nuevo cuerpo blanquecino, y pude comprobar que no se correspondía al que había usado en vida, sino que era más bien del tipo bakala con pelo cenicero y camiseta de tirillas. pero lo más importante no era eso. Lo más importante era que.... ¡¡¡¡¡¡TENÍA DE NUEVO WEBECILLOS Y ADEMÁS NO SENTIÍA DOLOR NINGUNO!!!!!! :pla
Tal era mi alegría que comencé a cantar el aserejé y a bailar la yenca, al tiempo que caía por el túbo central del agujero negro.
Estaba tan absorto en mi celebración, que no me di cuenta de que el tubo del agujero negro comenzaba a llegar a su fin. Éste acabó, y me encontré cayendo al vacío por una atmósfera que cubría un planeta como la tierra... pero no era la Tierra porque la distribución de los continentes, que desde esa altura la distinguía bastante bien, no era la misma.
Total, me encontre´ realizando un salto al vacío desde 800 kilómetros de altura, y notaba como el rozamiento con el aire me producía ampollas en mi nuevo cuerpo. "¡joder!" me dije "El warrazo que me voy a pegar contra el suelo va a ser la reostia".
Y en efecto, así fue.
Me pegué un yescón del 15 contra un peñasco de aristas afiladas, y noté como el borde del peñón iba justo a acoplarse a mi entrepierna, machacando de manera brutal mi nuevos testículos.
ÉStos eran tan fuertes y resistentes que amortiguaron el impacto del resto del cuerpo... pero al final cedieron y reventaron expulsando excrecencias de lefa por todo el peñasco.
¡¡¡Qué dolor más grande, dios mío!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Así que, así es como me encuentro, coleguillas, sin webecillos, como cuando estaba entre los vivos, y desangrándome lentamente (ya llevo así casi tres horas)... y sufriendo como un cochino en el matadero.
Resultado del experimento: Cuando uno muere con dolor, al final sufre el mismo dolor en la otra dimensión....
...... pero, ahora que caigo, y cuando me desangre dentro de unos momentos y mi nuevo cuerpo pieda la poca vida que le queda, ¿qué sucederá? ¿seguirán doliéndome los webos? ¿volveré a tenerlos intactos de nuevo? ¿me los volveré a reventar de nuevo, a modo de bucle infinito?
No lo sé... y tengo miedo (y curiosidad). Por lo visto, el experimento aún no ha acabado... ya os contaré cuando la vuelva a endiñar :?
Ahora, dejad que vuelva a morir en paz.....................
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