El Loco de las Coles rebuznó:
YOU´RE A LUMBERJAAACK
AND YOU´RE OK
No sabía lo que significaba lumberjack, asi que voy a google, lo escribo y le doy al buscador de imágenes. En la primera línea me sale esto
Y me ha parecido bien y estoy de acuerdo y ahora lo entiendo mucho mejor. Soy lumberjack perdido
Opiómano rebuznó:
Sí, yo sé que tú no eres maricón, eres algo mucho peor. Eres uno de esos suznormales que se matan en el gimnasio y los días de diario, al atardecer, salen a correr como alma que lleva el diablo. Eres uno de esos que si ven a un tío con un cuerpo trabajado en el gimnasio le dedican unos segundos de muda admiración y recogido respeto.
Sé de qué estás hecho y no, no eres maricón, seguramente te follas a unas tías que me harían tirar una tapia a pollazos si me dejaran tocarles el chocho, pero tampoco eres trigo limpio.
Casi todo bien. El primer párrafo perfecto, una disección milimétrica, digna de un cirujano de almas. A lo mejor has estudiado psicología y me has radiografíado al segundo. Tal vez simplemente se trata de sentido común y mi subnormalidad hiede a kilómetros. No es necesario presumir de olfato para oler la mierda.
Sin embargo, la segunda parte no va conmigo. Yo conozco EL HORROR. No se trata de un mal día, no es una temporada de extravío y divagaciones sin sentido. No, EL HORROR, con todas las letras y con toda la profundidad, con todas sus miserias y toda su degradación humana y espiritual. Yo conozco el tacto y el sabor de la carne rancia y mancillada de los orcos más descalabrados de la noche de Madrid. Conozco la soledad, el rechazo, las alucinaciones y la rabia. Se de sobra lo que es tener ganas y no poder, tener HAMBRE de coño y acabar mendigando unas migajas a una gorda borracha que se permitia el lujo de ponerse distante, altiva y se considerarse especiel.
Despues vinieron los buenos tiempos y las buenas mujeres, bellas adolescentes, jovencitas virginales, pechos turgentes de erectos pezones, gluteos marmóreos e interminables y ebúrneas piernas. Vinieron los días de vino y rosas, vinieron los polvos fáciles y necesarios. Y no, tienes razón en tu última sentencia, no soy trigo limpio, pero la vida no es justa, ya estaba inventada cuando yo llegué y a mi me parió mi madre con estas taras. Yo me entiendo