Mi experiencia Erasmus me ha enseñado algo

Ni homosexual ni pollas ("¡pollas! uy que me da un síncope...:oops:) Lo que Barley y yo somos es dos simples admiradores de la armonia y proporción de un rostro, de cuerpo musculado, de un piel resplandenciente (Mister4 dixit) o de unos ojos de pálida mirada. Me gustan los cachorros y los hombres guapos y atléticos, pero a ninguno le dedico nis pajas ni gasto en ellos mis esfuerzos reproductivos.

Que si que si........
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Redivivo rebuznó:
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A veces coinciden y a veces no. Por un lado están los homogayer, que disfrutan endulzandose el hocico con la caliente simiente de un rabo descargando, y por otro lado, las personas que presumimos de tener dos cualidades en la cantidad justa. El buen gusto al máximo y los prejuicios apenas perceptibles. Normalmente se les atribuye a los manfloritas una capacidad de juicio superior en cuestiones estéticas, pero tambien existen casos, como el mío propio, donde la homosexualidad no tienen nada que ver con mi buen criterio.

Disfrutar con la contemplación de la belleza, ya sea la que cualquiera puede admirar en un hombre desnudo o los paisajes vírgenes de Alaska tan sólo te define como una persona con la sensibilidad necesaria. Si por el contrario, nuestro disfrute se multiplica si a la inocua belleza de un torso masculino y unos lagos de origen glaciar le sumanos la fantasia de econtrarnos en ese escenario y con ese hombre, agarrados a un pino mientras nos tritura el ano a pollazos. Entonces si, maricón perdido.
 
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