snow
Freak
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- 13 Dic 2003
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Desde la ventana de mi oficina veo otro despacho. En el, solo y siempre vestido de impecable traje trabaja Miguel.
Miguel tiene 30 años y tantos nervios que por las noches debe dormir como un bendito de puro agotamiento. Su tarea en la empresa es supervisar las cuentas grandes y le veo todo el dia con una calculadora en la mano haciendo sumas y restas infinitas y aburridas que deben dejar su cabeza hecha unos zorros. Le observo mover los pies sin parar, llevarse la mano al pelo 1.200 veces cada hora o recolocarse obsesivamente las gafas.
Come chicles constantemente asi que, cuando te lo cruzas en el pasillo camino del baño, te huele a Egoiste de Chanel y menta. Darian ganas de besarle solo por conocer ese sabor de aroma dulce.
Miguel lleva dos meses siendo mi pasatiempo. Sé cuantos chicles come al dia, cuantas veces visita los servicios y cuales de las personas que pasan por su despacho le agradan o no. Conozco al dedillo su pereza de las mañanas y las mediodias después de comer, su energía de los lunes y su desidia los jueves, que a las 12,30 de todos los dias le llama por teléfono alguien que le encanta y sonrie sin parar mientras conversan...
Sé tantas cosas que mi curiosidad ha trascendido y Miguel ha puesto una queja sobre mí en Dirección. Dice que le observo todo el tiempo, que le pongo nervioso y que se siente acosado.
Yo no sé que decir. No creo que comentarle a mi jefe algo acerca del olor a menta de su aliento vaya a ayudarme...
Miguel tiene 30 años y tantos nervios que por las noches debe dormir como un bendito de puro agotamiento. Su tarea en la empresa es supervisar las cuentas grandes y le veo todo el dia con una calculadora en la mano haciendo sumas y restas infinitas y aburridas que deben dejar su cabeza hecha unos zorros. Le observo mover los pies sin parar, llevarse la mano al pelo 1.200 veces cada hora o recolocarse obsesivamente las gafas.
Come chicles constantemente asi que, cuando te lo cruzas en el pasillo camino del baño, te huele a Egoiste de Chanel y menta. Darian ganas de besarle solo por conocer ese sabor de aroma dulce.
Miguel lleva dos meses siendo mi pasatiempo. Sé cuantos chicles come al dia, cuantas veces visita los servicios y cuales de las personas que pasan por su despacho le agradan o no. Conozco al dedillo su pereza de las mañanas y las mediodias después de comer, su energía de los lunes y su desidia los jueves, que a las 12,30 de todos los dias le llama por teléfono alguien que le encanta y sonrie sin parar mientras conversan...
Sé tantas cosas que mi curiosidad ha trascendido y Miguel ha puesto una queja sobre mí en Dirección. Dice que le observo todo el tiempo, que le pongo nervioso y que se siente acosado.
Yo no sé que decir. No creo que comentarle a mi jefe algo acerca del olor a menta de su aliento vaya a ayudarme...