Bueno, ya estamos otra vez por aquí...
Agradecer a Pionono la apertura del hilo, no me puedo creer que no haya sido comentada antes.
Clint Eastwood es un gran actor y mejor director, eso no lo puede poner nadie en duda. Podrá gustar más o menos, pero lo que hace en la pantalla es arte. Lo mejor es que lo demuestra una y otra vez, en “Gran Torino” sin ir más lejos lo volvió a hacer. Es uno de los grandes.
No seáis así, que esta película es una maravilla, la prueba está en que si buscamos algo que criticar, nos tenemos que ir a la exactitud de la realidad que refleja sobre en el mundo del boxeo, a la verosimilitud comparando dicho mundo y los combates del boxeo real con lo que sale en la película, que forzosamente, para dar vida a la historia, no ha sido recreado con demasiado celo.
Es normal por otra parte: Para Eastwood lo importante no era eso, sino la historia de la relación de la boxeadora con su entrenador, que era un paralelismo de su historia con su hija a la que no habla desde hace muchos años. Es la historia de una segunda oportunidad.
Pero lo que es la historia en sí, cómo está contada, cómo está dirigida, habría que empezar a buscarle los tres pies al gato, porque como dice pionono, la historia está bien contada y bien rodada.
Yo más bien veo que la relación inicial es más bien de amistad, para dar paso presisamente a eso, a una relación paterno filial en toda regla. Se masca la intensidad de los sentimientos y es muy fácil identificarse con los personajes.
Lo de matarla con la adrenalina, evidentemente queda muy claro, pero en realidad más que un asesinato, que es matar a alguien sin su consentimiento, lo que realiza es una eutanasia: él no quiere matarla, pero ella se lo pide y él la ayuda a morir para que deje de sufrir. Hace un guiño al derecho que toda persona debería tener a morir con dignidad.
El final me gustó mucho, cuando finalmente lo que no consiguieron décadas de ir a la iglesia, lo consiguió la relación con su protegida: el atreverse a dar el paso y reconciliarse con su verdadera hija.
Lo más grande es que, sin caer en las interpretaciones melodramáticas de gritos de dolor y llantos descontrolados, el personaje de Clint refleja un sentimiento intenso sin apenas mostrar indicios en su interpretación, y eso es realmente muy difícil de conseguir. Es como cuando refleja su asco por la familia de ella, que apenas tiene que hacer un insignificante gesto facial y ya sabemos lo que está pensando y porqué: es un maestro de la interpretación precisamente porque jamás sobreactúa.
Esta película merece hilo propio y merece un sitio en el disco duro pero sin dudarlo. Y no sólo por la dirección y por la historia magníficamente contada, sino por la calidad de las interpretaciones: No es una historia sobre boxeo, es una historia sobre cómo intentar superar el fracaso, a pesar de saber que es probable que no haya final feliz.
De hecho hay dos actores contemporáneos con los que yo crecí y que no me los toque nadie porque siempre serán para mí dos monstruos de la pantalla: uno es Paul Newman, y otro es Clint Eastwood.
Estamos hablando de Clint Eastwood señores, el último de los grandes que ha sabido en brecha hasta el final. Un respeto. Aquí en estado puro en lo que para mi gusto fue su mejor momento:
Eire rebuznó:
La peli rompe el tono a partir de ahí y empieza una peli totalmente diferente que a ti te podrá gustar pero que es una peli totalmente diferente que hace que me pregunte para que me estuvo contando todo lo demás. Es como en La chaqueta metálica que si que nos muestra como tanto entrenamiento después no es más que para que sean carne de cañón, vale, pero son dos pelis diferentes sin casi cohesión.
Es la representación de cómo la vida se puede truncar y pasar del éxito a la miseria en segundos. El acabar todo en fracaso a pesar de dar lo mejor de nosotros mismos, de ahí el corte tan brusco, porque en la vida sí que pasa eso: todo está bien, y literalmente en segundos nos vemos al borde del abismo y con la vida destrozada.
Eire rebuznó:
Tú mismo has dicho lo de que se rompe el cuello con la silla que yo ya ni me acordaba, pues eso podría pasar en el circo romano pero en un combate de boxeo es imposible que pase.
