Jark Prongo
Comecoños juzgado
- Registro
- 8 May 2006
- Mensajes
- 8.043
- Reacciones
- 6
Hola, haminjos.
Hace tiempo una ex me dijo te pega mucho una canción de Astrud, minusvalía. ERES TÚ. A mi Astrud me dan asco, mucho, pero razón no le faltaba a esa hija de puta.
Llevas razón sobre tú y yo,
pero da igual porque he cambiado de opinión.
Sabiendo como sabes lo que siempre le hago a la gente,
¿cómo pensabas que contigo iba a ser diferente?
Es normal que pienses que soy un monstruo
porque no he llorado y estoy tan entero,
y me dio más pena el último episodio
de Friends que lo nuestro, más pena que lo nuestro.
Estas dos estrofas son mi vida. Salvo por Friends, claro, que me parece una soberana mierda.
He intentado saber lo que es querer a alguien. Hace lustros que evité ese imposible en al ámbito familiar, por lo que sólo me quedaba probar en las relaciones con chicas, mujeres, hijas de puta o como os plazca llamarlas. Y no lo he conseguido. No puedo engañarme a mi mismo. Me da igual todo ser humano. Podría desaparecer una amistad ante mi y, más allá del análisis posterior de saber qué ha sucedido, ni me inmutaría. Me daría igual. Haría chistes de mierda. Por mi puto cinismo.
No pretendo con las últimas líneas anteriores comparar la amistaz de un haminjo con lo que pueda aportar una mujer. No me aportan nada. NADA. Ni siquiera me gusta demasiado follar. Menos aún aguantar sus gracias sin gracia y sus tonterías. Mi tiempo no vale una mierda, pero es mío. No se os ocurra arrebatármelo. Y menos aún con vuestros abrazos de mierda, lágrimas vacuas y suspiros absurdos.
Esa ex que decía demostró conocerme. O no. Vivió conmigo el año pasado, y pese a haerle jodido la vida ya hace años tuvo ganas de hacer el mongo un día. De conocerme no habría admitido que me puso los cuernos a los 2 meses, porque habría anticipado mi respuesta en forma de confesión hiriente de puro frío: yo te puse los cuernos desde el primer día. Gilipollas. Y si dormía en tu portal muchas noches ebrio era por intentar demostrarme a mí mismo que podía querer, aferrarme a alguien.
Con otra chica lo dejé con una crueldad suprema, un día mientras salíamos por ahí. Insinuó que no le gustaba que hablase con unas chicas porque me estaban entrando. No me gusta que me digan lo que puedo y no puedo hacer, por lo que salí del bar a fumar hecho una hydra, volví y la mandé a tomar por culo. Nunca te he querido ni te querré. Me da igual lo que hagas. Lloró. No entendía nada. Ni me inmuté.
Entre la primera y este último párrafo hubo varias que querían algo más. Todas salieron llorando de casa. Alguna hasta tuvo que bajarme la basura. Me dió igual. Ni remordimientos ni pollas. Ves a alguien irse llorando sin entender nada, te pones a comer y pillas una película. Y la película te emociona, hay empatía con la ficción, pero eso no sucedió antes con lo real.
Este verano conocí a una chica. Creía que la quería. Fuí a verla a Galicia, con lo que odio viajar. Antes de que terminase el año admitió que se lió con su ex poco después de que yo la visitara. Y me dió igual. Creía que me iba a joder por el hecho de haber sido fiel por una vez en mi vida, haber puesto todas mis ganas. O eso creía. Es duro descubrir que hasta una infidelidad de quiien crees amar te la pela, porque eso significa que NO HAY SOLUCIÓN. Ese instante de mierda en el que no sucede nada especial, ni siquiera pasa lo más selecto de tu biografía por tu mente en forma de flashback, pero quedas condenado a saber que es mejor no intentarlo. Sólo harás sufrir a los demás.
Esta chica se fue en Navidad a Galicia y una noche me lié con otra chica, sin follar. Quedamos sólo 2 veces. Esgrimí esto como excusa para dejarlo con ella. No obstante seguíamos quedando, follando, haciendo algo muy próximo a lo que hacíamos al conocernos. El pasado Viernes volví a dejarlo con ella. Se vino a dormir a casa. Salió llorando. No me importo. No se si lo leerá ella o algún conocido. Es probable. Me es indiferente.
Asi que esto es lo que hay. Reducir las aproximaciones al sexo opuesto a una mera inyección de autoestima, nada más. Doy por hecho que no podré cambiar. Y es algo bueno, eso puede llevarme a no joder la vida a gente que, más allá de su condición inferior por el hecho de ser mujeres, no merece conocer a alguien como yo.
Hace tiempo una ex me dijo te pega mucho una canción de Astrud, minusvalía. ERES TÚ. A mi Astrud me dan asco, mucho, pero razón no le faltaba a esa hija de puta.
Llevas razón sobre tú y yo,
pero da igual porque he cambiado de opinión.
Sabiendo como sabes lo que siempre le hago a la gente,
¿cómo pensabas que contigo iba a ser diferente?
Es normal que pienses que soy un monstruo
porque no he llorado y estoy tan entero,
y me dio más pena el último episodio
de Friends que lo nuestro, más pena que lo nuestro.
Estas dos estrofas son mi vida. Salvo por Friends, claro, que me parece una soberana mierda.
He intentado saber lo que es querer a alguien. Hace lustros que evité ese imposible en al ámbito familiar, por lo que sólo me quedaba probar en las relaciones con chicas, mujeres, hijas de puta o como os plazca llamarlas. Y no lo he conseguido. No puedo engañarme a mi mismo. Me da igual todo ser humano. Podría desaparecer una amistad ante mi y, más allá del análisis posterior de saber qué ha sucedido, ni me inmutaría. Me daría igual. Haría chistes de mierda. Por mi puto cinismo.
No pretendo con las últimas líneas anteriores comparar la amistaz de un haminjo con lo que pueda aportar una mujer. No me aportan nada. NADA. Ni siquiera me gusta demasiado follar. Menos aún aguantar sus gracias sin gracia y sus tonterías. Mi tiempo no vale una mierda, pero es mío. No se os ocurra arrebatármelo. Y menos aún con vuestros abrazos de mierda, lágrimas vacuas y suspiros absurdos.
Esa ex que decía demostró conocerme. O no. Vivió conmigo el año pasado, y pese a haerle jodido la vida ya hace años tuvo ganas de hacer el mongo un día. De conocerme no habría admitido que me puso los cuernos a los 2 meses, porque habría anticipado mi respuesta en forma de confesión hiriente de puro frío: yo te puse los cuernos desde el primer día. Gilipollas. Y si dormía en tu portal muchas noches ebrio era por intentar demostrarme a mí mismo que podía querer, aferrarme a alguien.
Con otra chica lo dejé con una crueldad suprema, un día mientras salíamos por ahí. Insinuó que no le gustaba que hablase con unas chicas porque me estaban entrando. No me gusta que me digan lo que puedo y no puedo hacer, por lo que salí del bar a fumar hecho una hydra, volví y la mandé a tomar por culo. Nunca te he querido ni te querré. Me da igual lo que hagas. Lloró. No entendía nada. Ni me inmuté.
Entre la primera y este último párrafo hubo varias que querían algo más. Todas salieron llorando de casa. Alguna hasta tuvo que bajarme la basura. Me dió igual. Ni remordimientos ni pollas. Ves a alguien irse llorando sin entender nada, te pones a comer y pillas una película. Y la película te emociona, hay empatía con la ficción, pero eso no sucedió antes con lo real.
Este verano conocí a una chica. Creía que la quería. Fuí a verla a Galicia, con lo que odio viajar. Antes de que terminase el año admitió que se lió con su ex poco después de que yo la visitara. Y me dió igual. Creía que me iba a joder por el hecho de haber sido fiel por una vez en mi vida, haber puesto todas mis ganas. O eso creía. Es duro descubrir que hasta una infidelidad de quiien crees amar te la pela, porque eso significa que NO HAY SOLUCIÓN. Ese instante de mierda en el que no sucede nada especial, ni siquiera pasa lo más selecto de tu biografía por tu mente en forma de flashback, pero quedas condenado a saber que es mejor no intentarlo. Sólo harás sufrir a los demás.
Esta chica se fue en Navidad a Galicia y una noche me lié con otra chica, sin follar. Quedamos sólo 2 veces. Esgrimí esto como excusa para dejarlo con ella. No obstante seguíamos quedando, follando, haciendo algo muy próximo a lo que hacíamos al conocernos. El pasado Viernes volví a dejarlo con ella. Se vino a dormir a casa. Salió llorando. No me importo. No se si lo leerá ella o algún conocido. Es probable. Me es indiferente.
Asi que esto es lo que hay. Reducir las aproximaciones al sexo opuesto a una mera inyección de autoestima, nada más. Doy por hecho que no podré cambiar. Y es algo bueno, eso puede llevarme a no joder la vida a gente que, más allá de su condición inferior por el hecho de ser mujeres, no merece conocer a alguien como yo.