Dr. Bacterio
Veterano
- Registro
- 23 Jul 2006
- Mensajes
- 1.586
- Reacciones
- 0
La típica veinteañera no destaca en nada. Hay 500 igual que ella en 100 metros a la redonda. Pero ella se cree que es especial (y yo me pregunto ¿en que es especial?) y que se merece a alguien especial.
La típica veinteañera cree que el amor llega solo y sin buscarlo. Así que, en vez de mover el culo y esforzarse por encontrar a un buen hombre, lo que hace es quedarse quieta creyendo que es su príncipe azul el que va a venir a buscarla y que ella solo tiene que esperarlo pacientemente.
La típica veinteañera cree que no tendrá que cambiar en nada ni sacrificarse para sacar adelante la relación porque cree que su príncipe azul (cuando llegue) la va a amar tal cual es. Y cree que el que tiene que cambiar es él y que va a ser ella quien le hará cambiar.
La típica veinteañera confunde el enamoramiento con el amor. El enamoramiento es un estado en el que se le ve a la otra persona como absolutamente perfecta. El amor es cuando deseas que la otra persona sea feliz y te esfuerzas mucho por conseguirlo. El enamoramiento puede durar unos dos años. El amor puede durar toda la vida. Pero ellas confunden una cosa con la otra y creen que cuando se les pasa el enamoramiento es porque ya no le quieren.
La típica veinteñaera evita a los hombres que quieren hacerla feliz y va detrás de tíos a los que no les importa en lo mas mínimo como se sienta ella y que le van a destrozar la vida. Pero ella cree (pese a que la mayoría de sus ligues han sido unos indeseables) que es justo al revés. Por poner un ejemplo, si cada vez que gana el Madrid te alegras y cada vez que gana el Barça te indignas, pues tendrías que saber que eres madridista. Pues una tía que se ha pasado toda su vida evitando a los hombres que quieren hacerla feliz y yendo detrás de indeseables, tendría que saber que a ella lo que le gusta es que la martiricen. Sin embargo la típica veinteañera cree que es justo al revés.
La típica veinteañera, en vez de hincharse a follar y a dejarse que le coman el coño, mantiene relaciones con cuentagotas.
Por todos estos motivos digo que la típica veinteañera padece un verdadero colapso mental. Las mujeres maduras (al menos las pocas que yo he conocido) no lo padecen.
La típica veinteañera cree que el amor llega solo y sin buscarlo. Así que, en vez de mover el culo y esforzarse por encontrar a un buen hombre, lo que hace es quedarse quieta creyendo que es su príncipe azul el que va a venir a buscarla y que ella solo tiene que esperarlo pacientemente.
La típica veinteañera cree que no tendrá que cambiar en nada ni sacrificarse para sacar adelante la relación porque cree que su príncipe azul (cuando llegue) la va a amar tal cual es. Y cree que el que tiene que cambiar es él y que va a ser ella quien le hará cambiar.
La típica veinteañera confunde el enamoramiento con el amor. El enamoramiento es un estado en el que se le ve a la otra persona como absolutamente perfecta. El amor es cuando deseas que la otra persona sea feliz y te esfuerzas mucho por conseguirlo. El enamoramiento puede durar unos dos años. El amor puede durar toda la vida. Pero ellas confunden una cosa con la otra y creen que cuando se les pasa el enamoramiento es porque ya no le quieren.
La típica veinteñaera evita a los hombres que quieren hacerla feliz y va detrás de tíos a los que no les importa en lo mas mínimo como se sienta ella y que le van a destrozar la vida. Pero ella cree (pese a que la mayoría de sus ligues han sido unos indeseables) que es justo al revés. Por poner un ejemplo, si cada vez que gana el Madrid te alegras y cada vez que gana el Barça te indignas, pues tendrías que saber que eres madridista. Pues una tía que se ha pasado toda su vida evitando a los hombres que quieren hacerla feliz y yendo detrás de indeseables, tendría que saber que a ella lo que le gusta es que la martiricen. Sin embargo la típica veinteañera cree que es justo al revés.
La típica veinteañera, en vez de hincharse a follar y a dejarse que le coman el coño, mantiene relaciones con cuentagotas.
Por todos estos motivos digo que la típica veinteañera padece un verdadero colapso mental. Las mujeres maduras (al menos las pocas que yo he conocido) no lo padecen.