Bueno, aquí está el link de la entrevista. No seáis vagos y escuchadla, es bastante jugosa:
https://rapidshare.com/files/68282752/p291007.mp3
Me tomo la libertad de subirla y postear este ladrillo porque viene muy a cuento con el propósito del hilo, y hace una semana escasa de esto. De hecho, estaba pensando en postearlo en el foro y ahora la ocasión viene a huevo.
A continuación posteo el brainstorming que hice a modo de reflexión según iba escuchando la entrevista. Me planteé incluso redactarlo mejor y mandárselo por email al César Vidal, pero para que se lo lea uno de sus cincuenta negros y encima me mande furgonetas del Mosad a vigilarme, creo que paso:
La afirmación del judío este de que la libertad de expresión se debe coartar en el caso de los revisionistas, porque suponen un peligro de auge del nazismo, es una barbaridad.
Es algo anticonstitucional en Alemania, y aun así esta ley se sigue aplicando, con la natural polémica entre juristas.
Los datos se contrastan con datos, si tanta alarma crean las tesis revisionistas, que se rebatan con datos y estudios, no con cárcel, porque precisamente esas represiones pueden desembocar en legitimaciones y empuje hacia posiciones de defensa de sus tesis, que es lo que precisamente se quiere evitar con esas medidas. Si los revisionistas están equivocados, que los demuelan con pruebas flagrantes, no con métodos totalitarios.
Decir que los autores revisionistas pretenden, indefectiblemente, intoxicar y legitimar los crímenes del nazismo es una barbaridad. Para empezar, no dicen que se mataran 6 millones y que estuvo de puta madre, que lo apoyan y legitiman, sino, muy al contrario, investigan fuentes históricas para esclarecer lo que realmente pasó, sin tomar partido ideológicamente.
Como ejemplos de revisionistas en España, ni César Vidal ni Pío Moa son franquistas. Ni ellos ni muchos autores revisionistas defienden a los “malos”, sino que investigan de manera imparcial (al menos en teoría) muchos supuestos mitos, y los intentan desmontar. Por lo tanto, el argumento de que todos los revisionistas del holocausto publican sus libros con una finalidad de legitimación y loa del nazismo se cae por su propio peso.
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Hay revisionistas de todos los pelajes; Rassinier era de extrema izquierda y estuvo en la resistencia francesa. Horst Mahler era anarquista y terrorista de la RAF, y precisamente se volvió NS según iba leyendo el informe Leuchter, etc, etc, y ahora mismo milita en el NPD. Esta gente, precisamente por su punto de partida objetivo (e incluso lleno de prejuicios contra los nazis) está totalmente libre de trabajar desde un punto de vista parcial y tendencioso.
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La tesis del judío se convierte en un gran peligro para la libertad de expresión, porque abre las puertas al totalitarismo intransigente de todo pelaje.
Los que tanto aplauden estas medidas deberían tener en cuenta que siguiendo las mismas premisas hay quien intenta prohibir e incluso encarcelar a historiadores como Pío Moa y el mismo César Vidal. Muchos izquierdistas piden que se prohíban dichos libros por filofranquistas, y porque la revisión de ciertos mitos de la izquierda suponen una legitimación del franquismo, y por lo tanto suponen un riesgo de auge de ese movimiento.
Les parecerá algo que no se puede comparar, pero así como nuestra generación ha vivido con una propaganda difamatoria contra el regimen nacionalsocialista, dentro de una generación la juventud española puede estar totalmente intoxicada por Educación para la Ciudadanía, y los derechistas de hoy pueden ser los nazis del mañana. En ese campo abonado se podría dar cualquier cosa, tomando como precedente la puerta abierta por las leyes antirrevisionistas de Alemania o Austria, y su apoyo por parte de ciertos sectores judíos, progres y antifas.
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A estos de la COPE les parece una barbaridad que los socialistas legislen sobre la memoria histórica, y es lo mismo que llevan los judíos haciendo décadas en Alemania y Austria, doble rasero. César Vidal se raja las vestiduras con EpC y la ley de memoria histórica, pero los argumentos de los izquierdistas son los mismos que blanden los judíos y quienes, como él, los apoya.
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También el juden dijo que hay que poner límites a las democracias, y que el pueblo no es libre de elegir a sus líderes porque Hitler fue elegido y llevó a cabo el holocausto.
Pero para ese fin ya existen las Constituciones, y en el caso de España por ejemplo, la ley de partidos, que fue creada precisamente para prevenir que partidos filoterroristas o totalitarios llegasen al poder. Los estados democraticos ya disponen de los mecanismos necesarios para evitar que esos supuestos lleguen a producirse.
Por lo tanto, esas medidas “preventivas” de tintes totalitarios que defiende el judío este no sólo son totalmente innecesarias, sino dañinas, y, precisamente en contra de lo que predican, suponen un peligroso intrusismo totalitario en el sistema democrático.
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El argumento anterior es tomado por los izquierdistas para atacar a los partidos que ellos identifican como de “extrema derecha”, o sea, a los que se oponen a la inmigración, evocando precisamente el nazismo y el holocausto. César Vidal no es nazi ni franquista. Sin embargo, se opone a la inmigración ilegal, no por racismo ni xenofobia, sino por sentido común. Pero los izquierdosos, usando los mismos argumentos que el judío, atacan y criminalizan estas posiciones por suponer un “peligro” para la “democracia”, aduciendo precisamente al racismo y al holocausto, en un ejercicio de demagogia y perversión del discurso. Por lo tanto, la línea que establece dónde empieza la “extrema derecha” es establecida desde posiciones políticas interesadas y modificables según el contexto.
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Dice el judío que la opinión pública izquierdosa muestra simpatía hacia los palestinos, y se les da carta blanca dada su condición de víctimas. Pues bien, la propaganda machacona sobre el holocausto tiene el mismo objetivo, presentar a los judíos como víctimas y que el subconsciente colectivo los tome como pobres corderitos, y por ello gente como César Vidal justifica todos sus desmanes.
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José Raga, el que no distingue entre "for" y "by", dijo que a los que dudan sobre la veracidad del holocausto, como Saramago, habría que meterles en un avión y llevarles a Auschwitz. Que viendo el campo se daría cuenta de que todo lo que se llevó allí a cabo es cierto.
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Este es un argumento muy endeble, puesto que lo que vería serían edificios (muchos de ellos construidos por los soviéticos), no hologramas espaciotemporales de 4 millones de judíos siendo gaseados. También le llevarían a un museo de los horrores, pero la Historia bien ha demostrado que se puede pintar lo blanco de negro y lo negro de blanco.
También ZP puede, como parte del programa de la ley de memoria histórica, difundir que el valle de los caídos era un templo donde se sacrificaba a los disidentes y se colgaban sus cojones de la cruz. Dentro de unos años alguien con dos dedos de frente lo dudaría, y otro futuro contertulio se pondría a aullar y a decir que le paga un avión para que vea el museo del horror del valle de los caídos.
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Seriedad, por favor. No usemos argumentos demagógicos y lacrimógenos para temas tan graves y de tanta trascendencia, eso se lo dejamos a los titiriteros.
Los titiriteros adoctrinan a las masas con "El laberinto del fauno" y "Trece rosas", los judíos con "La lista de Schindler" y "La vida es bella".
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Si tanto se indignan César Vidal y compañía con esos métodos y defienden las investigaciones imparciales, serias y rigurosas en el caso de la guerra civil, que se apliquen el cuento en lo referente al holocausto.