Tao-Pai-Pai
Novato de mierda
- Registro
- 19 Ago 2010
- Mensajes
- 31
- Reacciones
- 0
Esta mañana estaba en mi sitio de trabajo en la caja de un comercio cuando, se me pone delante un hombre con cara de pocos amigos y me dice.
<A ti te conozco.
Yo evaluo la situación; es un tío de unos 40 y tras él a la derecha está su supuesta mujer, mirándonos también con cara de mala ostia.
Yo reacciono según mi protocolo defensivo/servicial y respondo.
-Bien, qué quiere.
<Hablar contigo.
Me empiezo a oler a gato asado en el microondas y respondo con la más elegante precaución que me han enseñado los años.
-Quien eres.
<No te acerques más a mi hija.
Yo verifico que aquí tengo un problema de verdad y que tengo que resolverlo con tenacidad y maestría pues además estoy rodeado de compañeras de trabajo que charlan entre ellas, que aún no se han dado cuenta de la inhabitual situación que puede llevar mi prestigio de playboy por los suelos.
Moderando mi voz de manera que no sean perceptibles mis temores, le digo.
-Y quien es tu hija.
<No importa quien es mi hija, no te le acerques más.
-Pero, no sé de quien me hablas, para no acercarme más a ella tendría que saber quien es, nombre o así.
El tío muestra un gesto que mi experiencia me indica que está pensando.
<No le preguntes más hacia donde está el ayuntamiento ni chorradas de estas.
Confirmo quien me está hablando.
Ayer estaba en el paseo de mi población y de pronto pasaron dos chiquillas con una de ellas con un escote de espanto que no correspondía a su edad. Y con las mejores intenciones del mundo y para que se de cuenta por si misma (si su madre ni su padre no se lo indican) que no puede ir por el mundo vestida como si fuera una puta en las olimpiadas BCN'92.
Entonces lo que hice, una especie de tanteo con la caña y las detuve y les pregunté una chorrada, donde estaba el ayuntamiento (lo sé de antes que nacieran ellas) y se mal explicaron, es evidente, y les dije: por qué no subís al coche y me lleváis.
Y bueno, que dijeron que no, que vivían allí mismo y que tal. Bueno, yo les dije que ya lo encontraría y que gracias por su ayuda. Adiós/adiós.
Yo mi mi lección por impartida por así tendría (sin duda ahora mismo la tiene) una señal de que no puede ir por el mundo así provocando.
El padre o la madre me debían ver por la ventana, me reconocieron y acudieron esta mañana a mi punto de trabajo.
Volvamos a esta mañana.
-AAAAh sí, ya me acuerdo, si fue una chorrada.
<Mira tío, sé quien eres y no te vuelvas a acercar a mi hija o tendrás problemas.
(a partir de aquí no recuerdo con gran precisión el diálogo)
-Por supuesto, no volveré a hacer nada asi.
<Y sé donde vives o sea que, ya sabes, al loro.
-Ya no estoy ahí.
<Es igual, si quiero te encuentro.
-Tranqui, que no fue más que una broma.
<Bueno, cuidadín.
-Por supuesto, buenos días, hasta luego.
Que se va.
Mis compañeras ya se habían dado cuenta del supuesto enojo del desconocido y nos miraban todas calladas.
Cuando se fue me preguntaron.
>Quien es ese señor.
-Un chalao.
>Y qué quería, por qué te amenazaba, qué le has hecho.
-Nada.
Jo jo jo, mi estrategia de camuflaje tuvo éxito y no pillaron en absoluto el tema de que hablábamos que hubiera desprestigiado mi emblema de playboy.
Y es que a moverse entre gallinas y gallos sólo se aprende con el tiempo y los tropiezos.
<A ti te conozco.
Yo evaluo la situación; es un tío de unos 40 y tras él a la derecha está su supuesta mujer, mirándonos también con cara de mala ostia.
Yo reacciono según mi protocolo defensivo/servicial y respondo.
-Bien, qué quiere.
<Hablar contigo.
Me empiezo a oler a gato asado en el microondas y respondo con la más elegante precaución que me han enseñado los años.
-Quien eres.
<No te acerques más a mi hija.
Yo verifico que aquí tengo un problema de verdad y que tengo que resolverlo con tenacidad y maestría pues además estoy rodeado de compañeras de trabajo que charlan entre ellas, que aún no se han dado cuenta de la inhabitual situación que puede llevar mi prestigio de playboy por los suelos.
Moderando mi voz de manera que no sean perceptibles mis temores, le digo.
-Y quien es tu hija.
<No importa quien es mi hija, no te le acerques más.
-Pero, no sé de quien me hablas, para no acercarme más a ella tendría que saber quien es, nombre o así.
El tío muestra un gesto que mi experiencia me indica que está pensando.
<No le preguntes más hacia donde está el ayuntamiento ni chorradas de estas.
Confirmo quien me está hablando.
Ayer estaba en el paseo de mi población y de pronto pasaron dos chiquillas con una de ellas con un escote de espanto que no correspondía a su edad. Y con las mejores intenciones del mundo y para que se de cuenta por si misma (si su madre ni su padre no se lo indican) que no puede ir por el mundo vestida como si fuera una puta en las olimpiadas BCN'92.
Entonces lo que hice, una especie de tanteo con la caña y las detuve y les pregunté una chorrada, donde estaba el ayuntamiento (lo sé de antes que nacieran ellas) y se mal explicaron, es evidente, y les dije: por qué no subís al coche y me lleváis.
Y bueno, que dijeron que no, que vivían allí mismo y que tal. Bueno, yo les dije que ya lo encontraría y que gracias por su ayuda. Adiós/adiós.
Yo mi mi lección por impartida por así tendría (sin duda ahora mismo la tiene) una señal de que no puede ir por el mundo así provocando.
El padre o la madre me debían ver por la ventana, me reconocieron y acudieron esta mañana a mi punto de trabajo.
Volvamos a esta mañana.
-AAAAh sí, ya me acuerdo, si fue una chorrada.
<Mira tío, sé quien eres y no te vuelvas a acercar a mi hija o tendrás problemas.
(a partir de aquí no recuerdo con gran precisión el diálogo)
-Por supuesto, no volveré a hacer nada asi.
<Y sé donde vives o sea que, ya sabes, al loro.
-Ya no estoy ahí.
<Es igual, si quiero te encuentro.
-Tranqui, que no fue más que una broma.
<Bueno, cuidadín.
-Por supuesto, buenos días, hasta luego.
Que se va.
Mis compañeras ya se habían dado cuenta del supuesto enojo del desconocido y nos miraban todas calladas.
Cuando se fue me preguntaron.
>Quien es ese señor.
-Un chalao.
>Y qué quería, por qué te amenazaba, qué le has hecho.
-Nada.
Jo jo jo, mi estrategia de camuflaje tuvo éxito y no pillaron en absoluto el tema de que hablábamos que hubiera desprestigiado mi emblema de playboy.
Y es que a moverse entre gallinas y gallos sólo se aprende con el tiempo y los tropiezos.