Fucked de la vida
Muerto por dentro
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A Villacís le hacen un escrache en un barrio pobre de la capital. Pérez-Reverte lo tuitea indignado. El viernes dará a luz, Villacís, digo. La pillan conduciendo y hablando por el móvil, en un Land Rover todoterreno que es lo mejor para andar por ciudad porque no contamina y al ser 4x4 puede salvar los barrancos, cárcavas y arroyos que hay. Monasterio canta en la Pradera un chotis. Momento tenso al sentar juntos a Errejón y Monasterio, no se hablaban ni se miraban, hay un vídeo y luego en una entrevista se lo pregunta y luego eso es una noticia de un periódico que fue donde yo lo vi. Errejón y Pablo no se saludan, Carmena reparte caramelos. Etc, etc.
Solo se habla de ellos, de las cosas que les pasan, de sus vidas. El periodismo ya no separa la paja del grano, bueno sí, pero lo que vende es la paja. No hay un trabajo periodístico donde se sinteticen las propuestas de cada partido; todo es mierda, cotilleos. Ni en las elecciones hablan de los problemas ciudadanos, estamos en plena campaña y seguimos hablando de los problemas de los políticos. De sus movidas internas de partido, de las deserciones, de los dimes y diretes.
Esos del flashmob de Canarias es un ejemplo de la mediocridad imperante en toda la política, no solo en la política de altos vuelos. Esa mierda del baile es lo que nos ha traído la paridad, meter a mujeres a cascoporro y con calzador en los partidos. Imponen sus criterios por mayoría, y al ser personas limitadas lo único que pueden aportar son cosas como bailes, verbenas perpetuas, representaciones de vídeos de Alaska saliendo como divas en mallas ceñidas. No hay más, señores. Ese es el nivel de la política, cualquier imbécil puede optar a un sueldazo, a unos privilegios, a manejar unas cantidades de dinero como las que no han manejado en sus puñeteras vidas, pero vamos, ni una centésima parte. Gente sin cultura general, gente sin la ética necesaria para tener una visión de la vida propia, gente sin la cualidad innata de líder. Es la vulgarización del poder, la banalidad de la política, el desprecio a la moral. Vivimos tiempos de zozobra, el embrutecimiento y la falta de talento se han impuesto, todo vale, los burros colocan las estolas con sus pezuñas. Manejan las arcas, hacen discursos filosófico-político sobre las etapas del ser humano sentados en caballitos de parques infantiles. Una voz enlatada te llama a casa prometiendo un mundo maravilloso lleno de maricas envueltos en banderas multicolor, con barrios enriquecidos con mil culturas y vecinos de todos los tonos desde el negro azabache al blanco nuclear, todo es happy. Todo es ciencia difusa, el dinero sale de los árboles, la vida es bella.
#Carpe díem
#Obey
#Cimmeriosubnormal
Solo se habla de ellos, de las cosas que les pasan, de sus vidas. El periodismo ya no separa la paja del grano, bueno sí, pero lo que vende es la paja. No hay un trabajo periodístico donde se sinteticen las propuestas de cada partido; todo es mierda, cotilleos. Ni en las elecciones hablan de los problemas ciudadanos, estamos en plena campaña y seguimos hablando de los problemas de los políticos. De sus movidas internas de partido, de las deserciones, de los dimes y diretes.
Esos del flashmob de Canarias es un ejemplo de la mediocridad imperante en toda la política, no solo en la política de altos vuelos. Esa mierda del baile es lo que nos ha traído la paridad, meter a mujeres a cascoporro y con calzador en los partidos. Imponen sus criterios por mayoría, y al ser personas limitadas lo único que pueden aportar son cosas como bailes, verbenas perpetuas, representaciones de vídeos de Alaska saliendo como divas en mallas ceñidas. No hay más, señores. Ese es el nivel de la política, cualquier imbécil puede optar a un sueldazo, a unos privilegios, a manejar unas cantidades de dinero como las que no han manejado en sus puñeteras vidas, pero vamos, ni una centésima parte. Gente sin cultura general, gente sin la ética necesaria para tener una visión de la vida propia, gente sin la cualidad innata de líder. Es la vulgarización del poder, la banalidad de la política, el desprecio a la moral. Vivimos tiempos de zozobra, el embrutecimiento y la falta de talento se han impuesto, todo vale, los burros colocan las estolas con sus pezuñas. Manejan las arcas, hacen discursos filosófico-político sobre las etapas del ser humano sentados en caballitos de parques infantiles. Una voz enlatada te llama a casa prometiendo un mundo maravilloso lleno de maricas envueltos en banderas multicolor, con barrios enriquecidos con mil culturas y vecinos de todos los tonos desde el negro azabache al blanco nuclear, todo es happy. Todo es ciencia difusa, el dinero sale de los árboles, la vida es bella.
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